Trotamundear
Trotamundear, eso es lo que hizo otro manco genial de la literatura, Blaise Cendrars. Amante del boxeo, del humo de los barcos, las botellas de ron, las mujeres de los puertos y los coches en direcci¨®n a un viaje sin rumbo fijo. Ahora se acaba de publicar su libro de memorias del trotamundo que fue. Recala en La Coru?a, la ciudad le parece hermosa desde el mar, y un estercolero en tierra, era la d¨¦cada de los veinte. A?os de hambrunas populares, de emigraci¨®n, de ni?os mendicantes de unos cigarrillos, unos c¨¦ntimos. Dice Cendras que "en ninguna parte de Europa he visto un pueblo tan maltratado por las autoridades como en Espa?a". Lo mismo podr¨ªa haberle pasado en Almer¨ªa, en C¨¢diz, en Santander. Los que ahora trotamundeamos ya no vemos esos paisajes que contaba Cendras. Ya no somos as¨ª, no son as¨ª nuestras ciudades, no somos as¨ª nosotros. Ahora recibimos emigrantes que abandonan sus estercoleros para arreglar nuestros jardines. De nuestras autoridades, no s¨¦, tambi¨¦n son razonablemente europeos. Unos m¨¢s que otros. Tendr¨ªa que preguntar a nuestros emigrantes c¨®mo ven ellos a nuestras autoridades. Tanto viajar a universidades de verano, tanto mirar el mundo desde los nobles edificios d¨®nde el mundo de cultura, la universidad y otros espect¨¢culos se congregan en los veranos nos hace perder la perspectiva. A Cendras le gustaba el dicho "comer de gorra, ?qu¨¦ hermosa expresi¨®n!" Por qu¨¦ ser¨¢ lo de la gorra, se preguntaba, nos preguntamos. Se que algunos comemos de gorra, y adem¨¢s recibimos una propina de las instituciones, por hacer la carrera, los bolos, en alguna de las innumerables universidades de verano.
Tres universidades me han visto estos d¨ªas comer de gorra. En El Escorial me tropec¨¦ con Maurizio Carlotti y con otros amigos, conocidos o saludados de estos oficios de los medios de comunicaci¨®n. Incluido uno de los sabios oficiales que est¨¢ pensando, en compa?¨ªa de otros, nuestro futuro dise?o de RTVE, Comimos de gorra, hablamos por un m¨®dico salario, no arreglamos nada del mundo, ni mucho menos de la televisi¨®n. Nada arreglamos, pero algo aprendimos, al menos yo. Que nunca se le ocurrir¨ªa a Carlotti hacer un programa de libros. Que lo suyo no es la basura. Enti¨¦ndase por basura lo que no consiga una audiencia mayor del quince por ciento. Tom¨¦ nota, aprend¨ª la receta italiana de c¨®mo cocinar a la audiencia espa?ola. Algo as¨ª como a una carbonara, pero con ingredientes d¨®nde uno no es capaz de diferenciar el coraz¨®n, los h¨ªgados y otras v¨ªsceras. Me fui. Consegu¨ª que un libro, perd¨®n, me subiera la autoestima. El libro es un cl¨¢sico contempor¨¢neo que nos lleg¨® por el cine, La vida secreta de Walter Mitty, est¨¢ escrito por uno de los grandes periodistas de The New Yorker, James Thurber, no s¨¦ que audiencia alcanzar¨¢, pero nos ayuda para fugarnos de la realidad con humor e iron¨ªa, no me parece poca cosa.
Tambi¨¦n com¨ª de gorra en Santander, en el Palacio de la Magdalena, en su hist¨®rica universidad de verano. Tan recordada y a?orada, sobre todo por los a?os de Curri Rold¨¢n. No estaban nada mal aquellos ba?os al anochecer. Eran los tiempos de la nueva cocina y la vieja movida. Despu¨¦s llegaron los a?os de Ernest Lluch, tan listo, tan l¨²cido, tan ausente a nuestro pesar. El curso era literario. All¨ª unos cuantos profesores nos habl¨¢bamos a nosotros mismos sobre el futuro de las revistas culturales. No est¨¢bamos solos, tambi¨¦n hab¨ªa una alumna. La alumna. Que nadie diga que en las universidades de verano se viene a comer de gorra, dormir de gorra o viajar de gorra, no, la existencia de la alumna demuestra que no estamos predicando en el desierto. ?Menos mal que Carlotti no estaba all¨ª!
Segu¨ª recorriendo la geograf¨ªa con la gorra. Hice parada en Rota. Residencia veraniega del afamado grupo de Rota. Parec¨ªan un coro de Juan de la Encina: "Hoy comamos y bebamos, que ma?ana ayunaremos". La m¨²sica la pon¨ªa Joaqu¨ªn Sabina, voces de ?ngel Gonz¨¢lez, Benjam¨ªn Prado a la guitarra ac¨²stica, Luis Garc¨ªa Montero, en plan Tomatito, con guitarra espa?ola y a las palmas, Felipe Ben¨ªtez Reyes. Teresa Rossenvinge, Ximena Coronado y Susi a los teclados. Todos cantamos a mayor gloria de Almudena Grandes, lo merece, alimenta a la tropa, ejerce de madre y participa del esp¨ªritu de la letra de Encina en m¨²sica y letra. Est¨¢ empezando novela, con maquis y sentimiento de culpa en su argumento. ?Lo conseguir¨¢? El a?o pr¨®ximo lo sabremos.
Mi trotamundear sigui¨® por tierras de Almer¨ªa. Nos pusimos serios en el curso de Juan Cobos, vimos pel¨ªculas, hablamos de corrupci¨®n y cine. No, no de estos que ustedes piensan. Hablamos de cl¨¢sicos. De los tiempos del cine negro, tan luminoso, tan cercano, tan vivo. De un cine y unos cineastas que ya no acompa?ar¨¢n m¨¢s los d¨ªas y las noches de Manolo Marinero. De vez en cuando, a los que trotamundean les gustan las viejas pel¨ªculas, los libros y otras cosas que a Carlotti le parecen basura. Da igual, nadie es perfecto. Casi nadie. Pepe Garc¨ªa Velasco me parece perfecto para sus cargos, la Residencia se le estaba quedando estrecha. Que no pierda la sonrisa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.