Los costes de la liberalizaci¨®n

El pasado mes de junio de 2003 el Ministerio de Econom¨ªa, con Rodrigo Rato al frente, quiso dar un nuevo empuj¨®n a la liberalizaci¨®n de un sector con una presencia m¨¢s que significativa de dos grandes firmas -Repsol y Cepsa- como consecuencia de la herencia del antiguo monopolio de Campsa. Entre las medidas adoptadas en el art¨ªculo tercero de la Ley 6/2000 se establece la obligatoriedad de dotar de estaciones de servicio a los nuevos centros comerciales. El d¨¦ficit en Espa?a estimado por el Ejecutivo entonces es de 2.000 a 3.000 gasolineras, una cifra que contrasta con los c¨¢lculos de la Confederaci¨®n Espa?ola de Empresarios de Estaciones de Servicio, para la que es muy significativo el hecho de que ya hayan empezado a cerrarse algunas. "En Badajoz, que es la zona en la que yo me muevo, se han cerrado ya m¨¢s de seis", se?ala su portavoz, Casto Bravo, que a?ade: "Se est¨¢n cometiendo aberraciones como la de abrir dos estaciones en una localidad de 6.000 habitantes o una en otra de 1.200 habitantes, y eso no se puede mantener".

Durante el a?o pasado aument¨® de 121 a 153 el n¨²mero de gasolineras instaladas en superficies comerciales en Espa?a

Seg¨²n Bravo, en Francia la presi¨®n de las grandes superficies ha forzado el cierre de m¨¢s de 6.000 puntos de venta de combustible en los ¨²ltimos a?os, lo que ha provocado que haya algunas zonas desabastecidas. "En Espa?a", se?ala, "la situaci¨®n actual no permite aguantar una estructura como la francesa". Y a ello a?ade que donde realmente se obtienen m¨¢s beneficios que con el combustible es con las ventas en las tiendas de conveniencia situadas en las gasolineras.

El acuerdo alcanzado recientemente entre Repsol y El Corte Ingl¨¦s es un magn¨ªfico ejemplo de ello.

En t¨¦rminos relativos durante el a?o pasado, las superficies comerciales no alcanzan el 3% de las estaciones de servicio en Espa?a, pero en volumen suponen el 7,5% de las ventas, ya que vendieron una media de 3,5 millones de litros por gasolinera.

Suelen vender entre el doble y el triple que en las estaciones de la red tradicional con unos costes operativos m¨¢s bajos. En alguna ocasi¨®n se ha insinuado incluso que pod¨ªan estar incurriendo en pr¨¢cticas de dumping, venta por debajo del precio de coste, algo que resulta dif¨ªcil de mantener si se tiene en cuenta que son los mismos proveedores en todos los casos. "En la Confederaci¨®n sabemos los m¨¢rgenes en los que nos movemos todos", se?ala Casto Bravo, "y en el momento en el que tuvi¨¦ramos la m¨¢s m¨ªnima sospecha los denunciar¨ªamos hasta en Bruselas. No nos podemos rendir, aunque muchos piensen que se trata de una batalla perdida; tenemos que defender a los 3.700 empresarios espa?oles cuyos negocios dependen de ello".

En cuanto a las acusaciones de influir en las autoridades locales para frenar en muchos casos las nuevas implantaciones, Bravo lo niega: "Ojal¨¢ tuvi¨¦ramos esa fuerza para decidir d¨®nde se instalan y d¨®nde no. De cualquier manera", apunta, "estamos en manos de las petroleras, que son las que mandan con sus ventajas y sus inconvenientes; no son el coco, pero tampoco dan nada porque s¨ª".

Por su parte, ?lvaro Mazarrasa, director general de la patronal petrolera, AOP, destaca el fuerte incremento registrado en 2003, en el que se pas¨® de 121 a 153 gasolineras en superficies comerciales, y critica las ventajas que puedan tener ¨¦stas a la hora de obtener las licencias, "como patronal, aunque quiz¨¢s deber¨ªamos hacerlo, no hemos impugnado nunca una decisi¨®n de ese tipo".