Del Gran Premio de Tr¨ªpoli a la muerte de Jim Clark
Mercedes juega en casa. La historia del circuito de Hockenheim nos remite a las v¨ªsperas de la II Guerra Mundial, en el cl¨ªmax de la deriva totalitaria que -vestida a menudo de una modernidad tecnol¨®gica al estilo de la que cantaban Marinetti y los poetas futuristas- despe?¨® a Europa y al mundo en una carnicer¨ªa delirante. En 1939, la f¨¢brica Mercedes Benz, el orgullo del r¨¦gimen hitleriano, construy¨® un circuito en forma de gran salchicha en unos bosques a las orillas del Rin, para probar los coches que deb¨ªan competir en el Gran Premio de Tr¨ªpoli, en Libia.
Libia formaba parte del intento de reconstrucci¨®n del Imperio Romano protagonizado por la Italia fascista. El Duce Benito Mussolini hab¨ªa nombrado gobernador de esta provincia a Italo Balvo, un tipo ambicioso y elegante, lo que entonces se llamaba un sportsman, que para promocionarse construy¨® un circuito automovil¨ªstico en Tr¨ªpoli, junto al desierto, de 13,25 kilometros de largo y extremadamente r¨¢pido, en el que se pod¨ªan conseguir velocidades medias de casi 200 kil¨®metros por hora.
El Gran Premio de Tr¨ªpoli se convirti¨® en un escaparate de la industria automovil¨ªstica italiana. Los Alfa Romeo rojos, en manos de pilotos tan m¨ªticos como Nuvolari o Campari, rico heredero de la familia propietaria de la marca de verm¨², de quien se dec¨ªa que ten¨ªa una magn¨ªfica voz de tenor, dominaron a placer la carrera. Por eso, la Alemania nazi decidi¨® plantar cara a los b¨®lidos rojos con sus flechas de plata y Mercedes construy¨® un circuito especialmente destinado a probar la aerodin¨¢mica. En agosto de aquel a?o de 1939 la Alemania de Hitler invadi¨® Polonia y comenz¨® la guerra m¨¢s mort¨ªfera que jam¨¢s haya visto la humanidad. Las carreras de coches pasaron a un segundo plano y por Tr¨ªpoli empez¨® a desfilar el Afrika Korps del zorro del desierto, el mariscal Edwin Rommel.
Hasta muchos a?os despu¨¦s de la guerra nadie volvi¨® a hablar de aquel circuito. La pista alemana por excelencia era Nurburgring, pero las autoridades locales del pueblo de Hockenheim, aprovechando que una parte del viejo circuito iba a ser expropiada para hacer una autopista, decidieron usar el dinero para reconstruirlo. El ingeniero holand¨¦s John Hugenholz hizo un dise?o que nada ten¨ªa que ver con la salchicha de Mercedes, aunque segu¨ªa siendo muy r¨¢pido. Se inaugur¨® en 1966 y dos a?os despu¨¦s, en 1968, se mataba el escoc¨¦s Jim Clark -el que muchos consideran el mayor talento del automovilismo moderno- en un inexplicable accidente en una carrera de F¨®rmula 2.
Sin embargo, el terrible accidente que a punto estuvo de costarle la vida a Niki Lauda en Nurburgring puso en evidencia las carencias de la pista de las monta?as del Eiffel para acoger a la F¨®rmula 1 moderna, y el Gran Premio de Alemania fue a parar a Hockenheim. El primer vencedor de un GP de F1 fue el malogrado piloto austr¨ªaco Jochen Rindt.
Nurburgring, tras la remodelaci¨®n, deb¨ªa recuperar la primac¨ªa, pero la llegada de Michael Schumacher a la F 1 ha hecho provocado que Alemania tenga ahora dos Grandes premios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.