Emple¨ªtos
Hace una d¨¦cada el principal problema socioecon¨®mico de nuestra sociedad era el paro. Un paro considerado estructural por la propia OCDE, a cuyo an¨¢lisis dedicaba en 1994 un voluminoso estudio. Eran tiempos de deterioro del entorno laboral, con graves consecuencias sobre la situaci¨®n de los hogares, muchos de los cuales pasaron a engrosar el mundo de la denominada nueva pobreza, referida a aquellas personas y hogares anteriormente pr¨®speros que, como consecuencia de la p¨¦rdida del empleo del cabeza de familia, entraban en un proceso creciente de vulnerabilidad y deterioro de sus condiciones de vida. S¨®lo la expansi¨®n registrada a partir de 1988 por el sistema no contributivo de garant¨ªa de rentas, con la incorporaci¨®n al mismo de los ingresos m¨ªnimos de inserci¨®n, compens¨® relativamente la crisis del empleo. En todo caso, m¨¢s all¨¢ de las cifras exist¨ªa un vivo debate sobre el futuro del empleo, expresi¨®n de un profundo temor al incremento incontrolable del paro, cuyo ejemplo m¨¢s destacado puede ser El fin del trabajo de Jeremy Rifkin, publicado en Espa?a en 1996. En este contexto las organizaciones sindicales reivindicaban con energ¨ªa el reparto del trabajo como la ¨²nica estrategia coherente para combatir un paro derivado de una oferta de empleos irremediablemente escasa.
Sin embargo, para el a?o 2000 los datos y los discursos sobre el empleo y el paro hab¨ªan dado un giro espectacular. A partir de 1994 el paro inicia un progresivo descenso, pasando de una tasa del 23,9 hasta el 12,8 por ciento al finalizar el a?o 2003. Pero m¨¢s all¨¢ de los datos, Europa ha recuperado el discurso del pleno empleo. Objetivo: llegar al a?o 2010 con unas tasas de paro que ronden el 5 por ciento. La cuesti¨®n del reparto del trabajo ha desaparecido de la agenda socioecon¨®mica. ?Por qu¨¦ se recupera ahora un objetivo tradicionalmente vinculado a la socialdemocracia orillado durante los a?os de la contrarreforma neoliberal? El pleno empleo del que se habla ahora no es el mismo pleno empleo de los a?os Cincuenta y Sesenta; es el pleno empleo estadounidense, un pleno subempleo. Y si aquel era a la vez consecuencia y causa de la capacidad de influencia de los ciudadanos y los trabajadores sobre las pol¨ªticas p¨²blicas, este otro "pleno empleo" es consecuencia y ser¨¢ causa de su debilidad.
Hoy, salir del paro no significa necesariamente salir del espacio de la precarizaci¨®n vital. M¨¢s bien al contrario: en la actualidad se ha configurado una zona gris, un territorio de permanente vulnerabilidad laboral y vital, de manera que se sale del desempleo con relativa facilidad, pero s¨®lo para volver a la misma situaci¨®n al cabo de un tiempo tras pasar por alguno o algunos de los empleos precarios que predominan en nuestro mercado de trabajo. De ah¨ª que la OIT considere imprescindible revisar el concepto de pleno empleo introduciendo elementos indicativos de lo que constituye un trabajo decente: un empleo productivo en el que se protegen los derechos, lo cual significa que se perciben ingresos adecuados con una protecci¨®n social apropiada. No se trata simplemente de crear puestos de trabajo, sino que han de ser de una calidad aceptable. No cabe disociar la cantidad del empleo de su calidad. ?Por qu¨¦ este ¨¦nfasis en el contenido del empleo? Porque la OIT ha constatado que durante la d¨¦cada de los Noventa la caracter¨ªstica clave del mercado de trabajo ha sido la inseguridad: no s¨®lo en los pa¨ªses en desarrollo, donde la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n ha vivido y vive en una situaci¨®n cr¨®nica de inseguridad; tambi¨¦n en los pa¨ªses desarrollados muchas personas viven inseguras de sus derechos en el trabajo y en la sociedad, sinti¨¦ndose expuestas a una evoluci¨®n econ¨®mica y social que parece haber escapado a su control.
Crece el empleo, baja el paro. Sin embargo, el paro sigue ocupando el primer puesto entre los temores de los ciudadanos. ?C¨®mo explicar la persistencia del temor al paro cuando el paro est¨¢ dejando, a la luz de los datos, de ser un problema? Crece el empleo, de acuerdo, pero ?qu¨¦ empleo? ?Son empleos o son emple¨ªtos los que alimentan el crecimiento de la tasa de ocupaci¨®n? Es esta una cuesti¨®n fundamental. Porque s¨®lo la generalizaci¨®n del trabajo decente permitir¨¢ sostener sociedades decentes. Lo dem¨¢s son juegos malabares con datos que encubren m¨¢s de lo que muestran.
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