Divulgaci¨®n pedag¨®gica
Conviene comenzar con una aclaraci¨®n previa: con el peso preponderante de la voz en off que marca sin discusi¨®n el sentido de su lectura (una gentileza de Cecilia Roth, que es quien cumple tal cometido), con su estructura hecha de un eje central, el recorrido hist¨®rico que se pretende ilustrar y la inmensa cantidad de declaraciones que van construyendo lentamente su sentido, Los Sin Tierra muestra a las claras su voluntad de ser un veh¨ªculo con destino televisivo, que es su origen. No obstante, el premio del p¨²blico cosechado en el pasado festival de Cine Espa?ol de M¨¢laga parece haber desviado ese destino original hacia las salas cinematogr¨¢ficas. Donde, dig¨¢moslo r¨¢pido, es bienvenido: porque aunque no pasar¨¢ a los anales de la historia del documental, no cabe duda de que el filme de Miguel Barros aporta elementos para hacerse una composici¨®n de lugar sobre una realidad no tan lejana como parece. Y porque sirve para confirmar la normalidad con que, desde hace alg¨²n tiempo, los documentales son aceptados por algunas -a¨²n pocas, pero significadas- salas de exhibici¨®n. Fundado en 1981 por tan s¨®lo 20 familias, el brasile?o Movimiento de los Sin Tierra, al que Noam Chomsky ha definido como "probablemente, el movimiento social m¨¢s importante del mundo", es un vasto conglomerado de grupos y gentes unidos por la com¨²n voluntad de introducir con fuerza en la agenda de los pol¨ªticos el siempre espinoso tema de la propiedad de la tierra, en un pa¨ªs donde la mitad de la superficie explotable pertenece s¨®lo al 1% de la poblaci¨®n: una desigualdad tan flagrante como candente.
LOS SIN TIERRA
Director: Miguel Barros. G¨¦nero: documental social, Espa?a, 2003. Duraci¨®n: 72 minutos.
Dotado, como otros movimientos de masas contempor¨¢neos, de un agudo sentido de la oportunidad de sus acciones, al tiempo que practicante de una agitaci¨®n que no recurre a la fuerza, sino que interpreta con habilidad los resquicios que deja la ley sobre la materia, el MST ha hecho de la ocupaci¨®n de fincas improductivas su principal divisa, al tiempo que impulsaba la creaci¨®n del Foro de Porto Alegre y, en un pa¨ªs gobernado por un simpatizante declarado del movimiento como es Lula da Silva, se prepara tal vez para cometidos mayores. De todo eso informa Barros en su documental, que se ve sin rechistar, que no pretende m¨¢s que dar la palabra a los que no siempre la tienen y al que se le agradece incluso su mera existencia.

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