Solos contra todos
Al final de las cuentas, las comparecencias de la comisi¨®n de investigaci¨®n del 11-M que acaban de concluir han sido bastante esclarecedoras. Los testimonios m¨¢s objetivos han confirmado la obstinaci¨®n del Gobierno del PP en convencer a la opini¨®n p¨²blica espa?ola y a la internacional de que el atentado lo hab¨ªa cometido ETA, aunque desde la tarde del mismo d¨ªa 11 los responsables de la investigaci¨®n empezaron a acumular indicios que apuntaban exclusivamente hacia la autor¨ªa islamista. Como ha dicho el ministro Alonso, "no hay un solo indicio" que conduzca a ETA. Sin una sola prueba en contrario, el PP ha resucitado insensatamente la sospecha.
Antes tontos que mentirosos. ?sta parece ser la estrategia en la que se ha acorazado el Grupo Popular. Sin un solo dato a favor de sus tesis, se han limitado a intentar invertir la carga de la prueba. El interpelado, que gobernaba el d¨ªa del 11-M -y hasta cinco semanas despu¨¦s-, ha intentado convertirse en interpelador: pidiendo explicaciones a los medios de comunicaci¨®n sobre las informaciones que dieron, al PSOE sobre la respuesta ciudadana, a los representantes de las Fuerzas de Seguridad del Estado sobre los datos que no se correspond¨ªan con su discurso.
La inviabilidad de esta estrategia ha hecho derivar al PP desde la defensa razonable a las elucubraciones pat¨¦ticas. Incapaz de negar lo evidente, ha tanteado la fuga mediante hip¨®tesis imaginativas, debidamente preparadas por sus terminales medi¨¢ticas. Desde la sombra de ETA hasta las conspiraciones del espionaje internacional, el PP sigue buscando la X del atentado por arriba y por abajo. Antes que asumir el error est¨¢n dispuestos a dar p¨¢bulo a las m¨¢s disparatadas hip¨®tesis conspirativas, que incluir¨ªan a la gran prensa internacional, incapaces de aceptar que perdieron las elecciones porque mucha gente estaba cansada de los desprecios y maltratos de un Gobierno arrogante.
Pero la confirmaci¨®n de las primeras hip¨®tesis no redime a la comisi¨®n. Ni las maneras de trabajar son las deseables ni los objetivos han sido debidamente jerarquizados. Una vez m¨¢s cabe lamentar -la comparaci¨®n con la comisi¨®n del 11-S estadounidense es lacerante- la dependencia de sus miembros respecto del grupo parlamentario al que pertenecen.
La pugna pol¨ªtica ha hecho que el debate se centrara en lo ocurrido entre el 11 y el 14 de marzo, es decir, en los efectos pol¨ªticos inmediatos del atentado. El PP se ha dedicado a fabular deslegitimaciones electorales. Los dem¨¢s partidos no han sido capaces de centrar la comisi¨®n en lo verdaderamente importante. ?Por qu¨¦ un atentado islamista en Espa?a? ?Qu¨¦ fall¨® en los sistemas de informaci¨®n y de prevenci¨®n? ?C¨®mo funciona y se financia este terrorismo? ?Cu¨¢l es la fuerza y la presencia del islamismo radical en nuestro pa¨ªs? ?Seguimos siendo objetivo de este tipo de terrorismo? ?Qu¨¦ ense?anzas hay que sacar del 11-M para que no vuelva a repetirse o al menos para que no nos coja tan desprevenidos?
Dicen algunos medios que Acebes ha levantado la moral de su partido. Solos contra todo el mundo: as¨ª acabaron los del PP sus d¨ªas de gobierno y as¨ª viven sus primeros meses en la oposici¨®n. Contra las evidencias, contra los dem¨¢s partidos, contra la opini¨®n mayoritaria, contra los servicios de inteligencia, contra los medios de comunicaci¨®n de medio mundo y los gobiernos de los pa¨ªses m¨¢s diversos. ?ste es el retrato que marca el final de las comparecencias de la comisi¨®n.
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