Junio en el F¨®rum: un mundo sin jerarqu¨ªas
El mensaje es complejo y m¨¢s cr¨ªptico de lo que cre¨ª al principio. F¨®rum de las Culturas: encuentro, confrontaci¨®n, debate, y mil cosas m¨¢s posibles. Esto es lo que estaba por ver en la primera visita a un espacio f¨ªsica y mentalmente nuevo, una Barcelona por estrenar. Hace falta m¨¢s de una visita para ordenar las impresiones que el F¨®rum transmite, porque este acontecimiento nos obliga a un cambio rotundo de punto de vista, cosa que lo convierte en algo inicialmente desconcertante, que enseguida se torna estimulante.
Primera impresi¨®n: aqu¨ª no hay jerarqu¨ªas. Vivimos inmersos en clasificaciones jer¨¢rquicas, pero la imagen del mundo que transmite el F¨®rum carece de ellas. Todas las lenguas suenan de modo parecido, al margen del n¨²mero de hablantes; todas las caras, todas las m¨²sicas est¨¢n presentes. Belleza, ternura, horror, progreso no son sino fragmentos de un caleidoscopio sin preeminencia, sin discurso. ?Cre¨ª que nunca ser¨ªa posible! Pero surgen dos preguntas: ?c¨®mo se ha conseguido?, y ?qu¨¦ pasa cuando observamos un espacio exento de jerarqu¨ªas?
Segunda impresi¨®n: ha bastado con borrar las fronteras. En el F¨®rum no hay pa¨ªses: hay haces de puntos de luz en un mapa de la Tierra, nada m¨¢s. Esto nos crea una visi¨®n distinta: la mundializaci¨®n no es la relaci¨®n entre todos los pa¨ªses, sino la desaparici¨®n de las fronteras. Sin fronteras, se deshacen nuestros mapas mentales y gran parte de las referencias. ?C¨®mo orientarnos ahora?
Tercera impresi¨®n: inquietud. Ante el vac¨ªo que surge, que lo contiene todo pero todo revuelto, nos inquietamos porque la totalidad no distingue ni protege. Si ya no hay distinci¨®n entre Primer Mundo y Tercer Mundo, ya no hay nosotros y ellos. Las cosas ya nos pasan a todos. La fragilidad es global.
Cuarta impresi¨®n: desamparo y vulnerabilidad. Las formas comunicativas que usan las exposiciones no me dan respuesta ni soluciones. El discurso es una contraposici¨®n de im¨¢genes carente de intenci¨®n cr¨ªtica: no se juzga, nada es a priori bueno o malo. ?Se est¨¢ concretando una sociedad a la deriva y el F¨®rum nos lo cuenta con la frialdad profesional de quien s¨®lo busca la mejor foto tomada con la c¨¢mara m¨¢s sofisticada del mercado? Es cierto que la televisi¨®n ya nos daba estas im¨¢genes fragmentarias y acumuladas, pero en el F¨®rum aparece algo distinto. El viejo mapa pol¨ªtico ser¨¢ probablemente sustituido por el mapa de las culturas, con escasa delimitaci¨®n territorial.
Quinta impresi¨®n: la humanidad s¨®lo se plantea aquellos problemas que es capaz de resolver. El F¨®rum crea inquietud pero busca la soluci¨®n en los di¨¢logos. A la frialdad de la mirada descriptiva de las exposiciones responde la calidez de la palabra, de la idea, del debate. Debates que parecen inicialmente confusos pero que van alcanzando sentido, cuando entendemos que las respuestas ya no llegan de arriba abajo, certeras o no, pero inapelables. La paz ha sido hasta ahora una tregua entre victorias y derrotas, treguas que el perdedor aceptaba para reconstruirse y recomenzar. En una sociedad de la escasez, no hab¨ªa otra posibilidad que la lucha por la vida. Pero, ?qu¨¦ puede ocurrir cuando la escasez ya no sea la norma y podamos discurrir desde y para el inter¨¦s general?
Puede pasar que la paz llegue a ser un estado natural. Un estado que se construye desde abajo, lentamente, confusamente, desde intereses en conflicto. Polif¨®nicamente, con c¨®digos poco compartidos que generan malentendidos. Pero que est¨¢ ah¨ª y que se expresa hoy en el F¨®rum de las Culturas, como ayer en Porto Alegre y en tantos encuentros que se producen en el mundo.
La impresi¨®n final es que los debates comienzan a articularse, a engarzarse en una respuesta coherente, aunque incompleta. La falta de jerarqu¨ªa en el discurso complica la construcci¨®n de respuestas articuladas, pero los hablantes aprenden a hablar y escuchar, hay temas dominantes que quedan fijados y sirven de base para nuevos temas. Sorprende que hablantes de culturas tan diversas comiencen a entenderse, a coincidir en las propuestas. ?Que hay todav¨ªa balbuceos, incoherencias, avances y retrocesos? Por supuesto. Pero necesitaremos no uno, ni dos, sino decenas y decenas de f¨®rums, de encuentros mundiales, porque ¨¦sta es la forma que tenemos hoy de construir colectivamente una respuesta cultural y pol¨ªtica a la mundializaci¨®n.
Marina Subirats es teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona
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