Nicole Kidman es un grifo
Yo guardo todos los correos electr¨®nicos que me manda Nicole Kidman. Todav¨ªa no tengo ninguno, pero ya he abierto dos carpetas en mi ordenador con los nombres Nicole Kidman-1 y Nicole Kidman-2. Para cuando a Nicole se le quiten todas las verg¨¹enzas y se empiece a atrever a escribirme.
Nicole Kidman me recuerda un poco a los grifos de mi casa. A nosotros nos parecen l¨®gicos los grifos, nos parece normal que est¨¦n en el ba?o y en la cocina. Pero a un ni?o saharaui no.
En verano llegan a mi pueblo un mont¨®n de ni?os saharauis. De vacaciones. Y nunca han visto un grifo. Y cuando empieza a caer agua del grifo, abren los ojos y la boca, y parece que tienen en la boca tres o cuatro ojos m¨¢s, de tanto que miran al grifo con la boca. Y cuando se quedan solos, corren al cuarto de ba?o y a la cocina y no paran de abrir y cerrar grifos. Pueden estar as¨ª de 45 a 47 minutos.
Es australiana, de Sidney. Eso es lo de menos. En Europa no hay ninguna mirada que explique m¨¢s cosas que la mirada de Nicole Kidman
Y cuando se les acaban las vacaciones, la familia les pregunta qu¨¦ quieren llevarse a casa, el bal¨®n de f¨²tbol o la caja de magia, que todo no pueden llevarse. La ropa s¨ª, la ropa toda, pero los juguetes no, los juguetes uno solamente, porque todos no caben en la maleta. Y los ni?os suelen elegir el bal¨®n, porque con el bal¨®n pueden jugar m¨¢s personas que con la caja de magia. En el S¨¢hara. Por eso eligen el bal¨®n. Pero siempre hay un ni?o que no elige el bal¨®n; siempre hay un ni?o que elige el grifo del cuarto de ba?o. Para su madre.
Por eso me recuerda Nicole Kidman a los grifos de mi casa. Los grifos de una casa siempre suelen estar lustrosos. Y por mucho que est¨¦n sucios, con gotitas de pasta de dientes por ejemplo, el agua que cae por un grifo siempre es esponjosa. Y amable.
Yo reconozco que cuando aparece Nicole Kidman soy un ni?o saharaui delante de un grifo. Y siempre que Nicole Kidman se acerca a m¨ª y me dice algo, lo apunto en una libreta por la noche. Todav¨ªa no se ha acercado a m¨ª a menos de 300 kil¨®metros y no me ha dicho nada, por supuesto, pero tengo siete libretas preparadas. Para cuando a Nicole se le quiten las verg¨¹enzas, etc¨¦tera.
Y pensando en todas estas cosas, llega un jueves, y un individuo, que puedo ser yo o que puede ser un primo m¨ªo, entra en un cine, azul, se sienta en una butaca, granate, y ve Las horas. Y ve en la pantalla a Nicole Kidman, que ya no es Nicole Kidman, sino Virginia Woolf. Y empieza a entender a Virginia Woolf mucho mejor que despu¨¦s de leer dos veces la novela Al faro. Mucho mejor que despu¨¦s de haber estado mes y medio en la Universidad, en la Facultad de Filosof¨ªa y Letras, estudiando a Virginia Woolf. Con un profesor que yo creo que por edad deb¨ªa de haber conocido a Virginia Woolf personalmente.
Quiero decir que viendo Las horas y viendo a Nicole Kidman, que ya no era ni una sombra de Nicole Kidman sino completamente Virginia Woolf, pero con ojos m¨¢s rectangulares, entend¨ª c¨®mo era Virginia Woolf y entend¨ª, sobre todo, c¨®mo miraba Virginia Woolf. Nicole Kidman me explic¨® que Virginia Woolf pod¨ªa pasarse horas en la inopia. Aunque en la pel¨ªcula fueran cuatro segundos, yo entend¨ª, por la postura y por la mirada de Nicole Kidman, que Virginia Woolf llevaba horas sentada en la butaca de su cuarto. En la inopia. Pensando la vida. Pensando la literatura. Y todo eso lo entend¨ª a las ocho y media de la tarde, en un cine azul.
Estoy dando muchas vueltas; estoy aburriendo hasta a los kiwis. Lo que quiero decir es que Nicole Kidman tiene la mirada m¨¢s solvente de Europa. Alguien dir¨¢: "Pero si es australiana, de Sidney; pero si naci¨® en Hawai". Eso es lo de menos. La cuesti¨®n es que en Europa no hay ninguna mirada que explique m¨¢s cosas que la mirada de Nicole Kidman. En Asia no s¨¦. No lo creo. En ?frica puede que una o dos. No m¨¢s.
No hay m¨¢s que sentarnos a ver Los otros. No hay m¨¢s que ver cuando Nicole Kidman se empieza a asustar dentro de la casa. Gracias a esa escena, gracias a la mirada de Nicole Kidman, mucha gente ha entendido lo que es el susto. La verdad es que es curioso ver el susto de los dem¨¢s. Los ojos que tiene el susto. La mirada que tiene el susto. Y todo eso nos lo ense?¨® Nicole Kidman en Los otros. Hizo bien adem¨¢s; alguien nos tiene que ense?ar esas cosas. Y es que cuando somos nosotros mismos los que nos asustamos, no tenemos tiempo para ver los ojos que tiene el susto. La mirada que tiene el susto.
Y despu¨¦s de todo eso llega un se?or que se llama Lars von Trier y se inventa una cosa o pel¨ªcula llamada Dogville. Y ficha, claro est¨¢, a Nicole Kidman. Y nosotros nos volvemos a encontrar con la mirada de Nicole Kidman. Pero esa mirada no es ya una mirada de escritora como en Las horas, ni una mirada de susto como en Los otros. La mirada de Nicole Kidman en Dogville es una mirada de persona extranjera. Y todos los que estamos en el cine nos creemos que Nicole Kidman es una extranjera que ha llegado a nuestro pueblo, no sabemos bien de d¨®nde, no sabemos bien por qu¨¦. Y es curioso que Nicole Kidman nos parezca extranjera, porque son a?os ya que conocemos su mirada y sus manos y su manera de andar. Pero es m¨¢s curioso, si cabe, que el pueblo de Dogville nos parezca nuestro pueblo, porque es la primera vez que vemos a las personas que viven ah¨ª y porque en los pueblos de la mayor¨ªa de la gente hay paredes en las casas.
Pero la mirada de Nicole Kidman en Dogville no es tan f¨¢cil de explicar. No es simplemente la mirada de una persona extranjera. Porque la mirada de Nicole Kidman en Dogville va cambiando a lo largo de la pel¨ªcula. Y al principio nos parece un tipo de persona, y despu¨¦s otro tipo de persona, y despu¨¦s otro, y al final nos parece un tipo de persona completamente diferente a los tres anteriores. Igual que en Eyes wide shut. Y Nicole Kidman sigue teniendo los ojos rectangulares, pero su mirada cambia como un cuadro de Dal¨ª.
Y para acabar quiero decir que Nicole Kidman naci¨® en Hawai, en Honolul¨². Y que es australiana. Y que ha hecho cientos de pel¨ªculas. Incluso miles. Muchas de ellas solamente en el cerebro de algunas personas. Y quiero decir tambi¨¦n que tiene los ojos claramente rectangulares, como dos ballenas peque?itas. Y que le cambia mucho la mirada. Por lo menos dentro de las pel¨ªculas; fuera no lo s¨¦. Todav¨ªa. Y tambi¨¦n quiero decir que habr¨¢ d¨ªas en los que tenga los pies fr¨ªos. Y que hay veces en las que se pondr¨¢ a pensar en cosas tan diferentes como la ni?ez en las novelas de Faulkner o el padrastro que le acaba de salir en una u?a. Nail, en ingl¨¦s.
Lo que no s¨¦ es si a Nicole Kidman le gustar¨¢n todas las pel¨ªculas que hace.
Mucho m¨¢s que un bello rostro
Nicole Kidman abandon¨® el instituto para dedicarse a su sue?o, ser actriz, y pronto se convirti¨® en un rostro conocido de la televisi¨®n australiana gracias a la serie de Five Mile Creek y a la pel¨ªcula BMX Bandits (1983). Kidman entra en la meca del cine hollywoodiense de la mano de Sam Neil, su compa?ero de reparto en Calma total (1989), aunque el definitivo impulso a su carrera lo recibe del actor Tom Cruise, con quien protagoniza D¨ªas de trueno (1990), Un horizonte muy lejano (1992) y la ¨²ltima pel¨ªcula del director Stanley Kubrick, Eyes Wide Shut (1999). Kidman no le ha hecho ascos a participar en grandes producciones como Batman forever (1995) o El pacificador (1997), con George Clooney, o Moulin Rouge (2001). Su consagraci¨®n como actriz de gran talento, m¨¢s all¨¢ de su bello rostro, llega a partir de 2000, con pel¨ªculas como Los otros (2000), Las horas (2002), Dogville (2003) y Las mujeres perfectas (2004), que se estrena en Espa?a el pr¨®ximo viernes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.