La actualidad de la 'tasa Tobin'
De la misma manera que algunos conciertos musicales llevan por t¨ªtulo Variaciones sobre un tema de..., se podr¨ªa hablar de variaciones sobre el tema de la tasa Tobin. Despu¨¦s de Francia (a?o 2002), B¨¦lgica aprob¨® el pasado 1 de julio unas variaciones sobre dicha cuesti¨®n. Ahora, en el Parlamento italiano se est¨¢ discutiendo en comisi¨®n la posibilidad de aprobar otras variaciones sobre la tan mentada tasa, despu¨¦s de que un buen grupo de asociaciones (Attac entre ellas) recogieran firmas y plantearan la iniciativa popular para legislar. El caso belga tiene su inter¨¦s porque el partido democristiano estaba de acuerdo y una buena parte de los liberales -el presidente del Gobierno forma parte de esta corriente- apoyaban la tasa.
El hecho es que, hablando con importantes industriales y managers, consideran razonable este gravamen; afirman, adem¨¢s, que es un porcentaje modest¨ªsimo. Ya sabemos, un 0,001% sobre las especulaciones financieras. El ¨²nico inconveniente que otros ven es la funci¨®n de control de la econom¨ªa, que hoy por hoy parece un caballo desbocado: algo que ha puesto muy al desnudo un reciente libro de Jacques Salir, Economistas contra la democracia (Ediciones B, 2004), con una versi¨®n castellana excelente a cargo de Francisco Rodr¨ªguez de Lecea. Pues bien, ah¨ª est¨¢ el detalle: ?debe la pol¨ªtica seguir manteniendo su desresponsabilizaci¨®n, su indolencia al mirar para otro lado, su falta de control sobre las turbulencias financieras? El Gobierno belga, que no es precisamente sospechoso de extremismo, indica en cierta medida el camino. Y tal vez franceses y belgas pensaron que no necesariamente deb¨ªan esperar a que la Uni¨®n Europea se metiera en harina, as¨ª es que tiraron muy atinadamente por la calle de en medio. La construcci¨®n europea tambi¨¦n tiene esas cosas, no es preciso esperar que todo el mundo se ponga de acuerdo para proceder a medidas parciales, esto es, en cada pa¨ªs.
Pero las experiencias francesa, belga e italiana tienen una explicaci¨®n a?adida: fueron las asociaciones las que de manera transversal se pusieron manos a la obra mediante una pr¨¦dica paciente y rigurosa hacia la opini¨®n p¨²blica. De donde se infiere que una parte (y no irrelevante) de que el asunto est¨¦ funcionando se debe a los misioneros urbanos de Attac y otras entidades c¨ªvicas que, con punto de vista fundamentado, involucraron a centenares de miles de personas. As¨ª las cosas, el ejemplo es claro: surge desde la calzada la presi¨®n democr¨¢tica, influye en los parlamentos e instituciones y James Tobin, desde los firmamentos, observa que su planteamiento va calando en este mundo terrenal. ?Tobin un extremista? Nada de eso: fue todo un consejero del presidente Kennedy y premio Nobel de Econom¨ªa, lo que se dice un hombre de orden.
Pues bien, la calzada democr¨¢tica de nuestro pa¨ªs (que ha dejado o¨ªr su voz en grandes solemnidades) deber¨ªa volver a la carga con el planteamiento de la tasa. Ahora con m¨¢s posibilidades tras la decisi¨®n belga; ahora con m¨¢s entusiasmo tras conocer que el Parlamento italiano (a pesar de la intransigencia del dimisionario Tremonti contra la tasa) est¨¢ debatiendo el asunto. No se trata de poner a prueba a ninguna instituci¨®n: simplemente de ponerse otra vez a predicar por la democratizaci¨®n de importantes parcelas de la econom¨ªa, establecer un poco de orden en los torbellinos de ciertos capitales y hacer ver a la pol¨ªtica que debe ejercer plenamente como tal. Porque el asunto ser¨ªa un tanto gracioso: al lado de Berlusconi se debate la tasa Tobin (me imagino que con grandes retortijones en el est¨®mago del Cavaliere) y en nuestra casa, siguiendo el s¨ªmil cuartelario, todos en su lugar, descansen.
Sea como fuere, tampoco es aventurado pensar que, tarde o temprano, alguien (o algunos) se pondr¨¢ manos a la obra. El asunto es que no veo por qu¨¦ dejar para ma?ana las cosas que se pueden hacer hoy. Especialmente si son urgentes y necesarias, razonables y factibles.
Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla es miembro del Consejo de Trabajo Econ¨®mico y Social de Catalu?a.
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