El abogado de la soldado que tortur¨® a presos en Irak mantiene que segu¨ªa ¨®rdenes
Un investigador del Ej¨¦rcito asegura que Lynndie England actu¨® "por diversi¨®n"
Lynndie England, la soldado de 21 a?os cuya fotograf¨ªa con un iraqu¨ª de la c¨¢rcel de Abu Ghraib atado con una correa al cuello y tirado en el suelo se convirti¨® en uno de los s¨ªmbolos de las torturas en Irak, compareci¨® ayer en una vista oral en la base militar de Fort Bragg, en Carolina del Norte, para determinar si debe ser juzgada por un consejo de guerra. Un investigador militar declar¨® que la soldado England y otros acusados le dijeron que tomaron las fotos "por diversi¨®n". Su abogado mantiene que cumpl¨ªa ¨®rdenes, pero el investigador dijo que no hay pruebas que respalden esa afirmaci¨®n.
La soldado, acompa?ada de su madre y de sus abogados y visiblemente embarazada -el padre es el soldado Charles Graner, tambi¨¦n implicado en el esc¨¢ndalo- entr¨® en la sala con su uniforme de camuflaje y boina, con aire serio y la vista baja, como mostraron las decenas de c¨¢maras que flanquearon sus pasos. En el proceso se deben determinar c¨®mo se van a juzgar las 13 acusaciones de abusos contra detenidos y otras seis de posesi¨®n de material fotogr¨¢fico sexualmente expl¨ªcito que hay contra ella, y por las que la m¨¢xima sentencia que podr¨ªan tener ser¨ªa de 38 a?os de c¨¢rcel.
La soldado se limit¨® ayer a confirmar que entend¨ªa las acusaciones que se le hac¨ªan; cuando la coronel Denise Arn le pregunt¨® si ten¨ªa alguna pregunta, England dijo que no.
El primer testigo en la vista oral, Paul D. Arthur, principal investigador de las denuncias, revel¨® que Lynndie England y otros soldados implicados le dijeron que hab¨ªan tomado las fotos "cuando estaban de juerga, divirti¨¦ndose un poco, trabajando en el turno de noche". A la pregunta de por qu¨¦ lo hab¨ªan hecho, Arthur explic¨® que actuaron bajo el estr¨¦s que acompa?a a los militares en zona de guerra -aunque eran reservistas destinados a tareas de polic¨ªa militar- y que "b¨¢sicamente, lo hicieron por diversi¨®n y para dar salida a sus frustraciones".
La posici¨®n de la soldado England, expuesta previamente por su abogado defensor y repetida ayer una vez m¨¢s, es que segu¨ªa ¨®rdenes de responsables del espionaje militar, que hab¨ªan dicho que tomaran fotos de los presos en las situaciones m¨¢s humillantes posibles para que luego poder utilizarlas como elemento de presi¨®n en los interrogatorios destinados a recoger informaci¨®n sobre los grupos armados que se enfrentan al Ej¨¦rcito en Irak. Adem¨¢s de la imagen del iraqu¨ª con la correa al cuello, en otra foto se ve a England con un cigarro en la boca, en actitud burlona mientras se?ala los genitales de un preso encapuchado.
Pero Paul D. Arthur -alertado en la noche del 13 de enero de lo que estaba ocurriendo por el soldado Joseph Darby, que le entreg¨® un disco de ordenador con fotos, y que abri¨® esa misma noche la investigaci¨®n despertando a varios de los implicados- dijo ayer que no hay ning¨²n otro testimonio que avale esa explicaci¨®n. "Nadie dijo que hizo esas fotos pensando que iban a ser utilizadas por el espionaje militar". El capit¨¢n Jonathan Crisp, defensor de England, insisti¨®, y Arthur mantuvo que, independientemente de la investigaci¨®n sobre las t¨¦cnicas aplicadas en los interrogatorios, ninguno de los soldados implicados "ha declarado que los responsables del espionaje militar les pidieran hacer lo que hicieron".
En apoyo de esta tesis, otro investigador militar dijo que tampoco hab¨ªa encontrado ninguna prueba de que hubiera ¨®rdenes procedentes de los superiores, aparte de las indicaciones dadas por el soldado Graner y el sargento Ivan Frederick, otro de los acusados. La cuesti¨®n es fundamental, porque el empe?o del Pent¨¢gono y del espionaje militar es demostrar que lo ocurrido en Abu Ghraib fue algo aislado y producto de la irresponsabilidad o la crueldad de unos cuantos soldados, no un plan para quebrar la resistencia de los presos a partir de ¨®rdenes superiores.
La vista oral que empez¨® ayer y que durar¨¢ varios d¨ªas es la primera que aborda las acusaciones contra siete reservistas implicados en el caso. Otro m¨¢s, Jeremy Sivits, se declar¨® culpable el pasado mes de mayo y fue condenado a un a?o de c¨¢rcel.
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