Un intelectual fuera de su tiempo
ALGUNA VEZ se ha calificado a Mario Praz como el ensayista italiano m¨¢s relevante del siglo XX. Dejando a un lado las hip¨¦rboles, la suya es sin duda una figura casi legendaria en la cultura italiana contempor¨¢nea. Nacido en 1896 y muerto en 1982, su vida recorre la parte m¨¢s significativa del ¨²ltimo siglo pese a que por sus aficiones intelectuales, su prosa elaborada y pr¨®diga, su asombrosa erudici¨®n y, sobre todo, por sus gustos, es un escritor decimon¨®nico. Ocurre con ¨¦l algo parecido a lo que sucede con J¨¹nger -otro escritor cuya vida acompa?a el siglo- o incluso con George Steiner, si no fuera que el amaneramiento de las ¨²ltimas obras de Steiner casi lo han convertido (muy a su pesar) en un posmoderno m¨¢s. Todos ellos comparten la fascinaci¨®n con el siglo que les precede, un sentimiento que no sabemos si expresa el reconocimiento de una deuda espiritual o que m¨¢s bien ha servido para mitificar la cultura del XIX.
Aunque hab¨ªa nacido en una familia de clase media, a Mario Praz le gustaba reivindicar una vaga ascendencia aristocr¨¢tica de su madre, tal como se deja ver en La casa de la vida. Estudi¨® primero derecho en Florencia y casi enseguida descubri¨® la literatura inglesa, de la que se convirti¨® en un especialista. Con la ayuda del cr¨ªtico ingl¨¦s Vernon Lee obtuvo una beca para profundizar sus estudios en Inglaterra en 1923 y un a?o despu¨¦s se incorpor¨® como profesor en la Universidad de Liverpool. Tras fracasar en su tentativa de ocupar una plaza en Cambridge, regres¨® a la Universidad de Roma como profesor de lengua y literatura inglesas, posici¨®n que conserv¨® hasta 1966, en que se hizo em¨¦rito. Algunos de los libros principales de su vasta obra han aparecido en diferentes ediciones espa?olas: Gusto neocl¨¢sico (Gustavo Gili, 1982); Im¨¢genes del barroco (Siruela, 1989); Mnemosyne (Taurus, 1981), y La carne, la muerte y el diablo en la literatura rom¨¢ntica (Acantilado, 1999).
En Mario Praz encarna el modelo del esteta asociado al rigor del erudito, que cultiva un refinamiento dannunziano. Era italiano en su amor a la belleza, de gustos afrancesados y aficiones inglesas. Durante toda su vida, y con el solo recurso de sus ingresos como profesor, se convirti¨® en un apasionado coleccionista de muebles imperio y regency, pinturas con escenas de conversaci¨®n y ceras. Vivi¨® solo y rodeado de sus objetos, ajeno a las circunstancias de su tiempo, en inconsolable nostalgia de un tiempo perdido, como el viejo profesor de Confidencias, la ¨²ltima pel¨ªcula de Lucchino Visconti, quien reconoc¨ªa haberse inspirado en Mario Praz para el personaje protagonizado por Burt Lancaster.
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