Objetores de un ej¨¦rcito en guerra
Tres objetores de conciencia israel¨ªes explican en Barcelona su rechazo a la guerra en una sociedad militarista
Se llaman Misha, Ido y Shaul y en su pa¨ªs, Israel, son considerados poco menos que extraterrestres. O lo que es peor: traidores y antisemitas. Su delito es declararse objetores de conciencia y no querer enrolarse en lo que definen como "ej¨¦rcito de ocupaci¨®n y de opresi¨®n". Forman parte de una min¨²scula minor¨ªa, la de los israel¨ªes que no quieren tomar las armas y, encima, lo publicitan. El pasado martes estuvieron en Barcelona para explicar su vivencia.
Misha Hadar, Ido Khenin y Shaul Mograbi-Berger finalizaron ayer en Barcelona un periplo que les ha llevado por varias ciudades francesas denunciando lo que les viene encima: hasta tres a?os de c¨¢rcel, que en el caso de Shaul podr¨ªan comenzar pronto. El pr¨®ximo 18 de octubre este joven con vocaci¨®n de actor se declarar¨¢ objetor de conciencia ante un comit¨¦ que lo enviar¨¢ a la c¨¢rcel por 28 d¨ªas. Pasado este tiempo, le volver¨¢n a dar la oportunidad de enrolarse. Si vuelve a rechazarla pasar¨¢ otros 28 d¨ªas privado de libertad, hasta que se remita su caso a un tribunal militar para que le imponga la pena definitiva: entre dos y tres a?os de c¨¢rcel.
La dureza de la condena hace que un n¨²mero todav¨ªa irrisorio de j¨®venes israel¨ªes se declaren objetores de conciencia: actualmente s¨®lo hay cinco que hayan optado por esta v¨ªa, y todos est¨¢n encarcelados. Otras 13 personas, en este caso reservistas, tambi¨¦n cumplen condena por el mismo delito. Y es que ser objetor en un Estado en guerra como Israel es poco menos que una heroicidad. Muchos optan por una v¨ªa m¨¢s f¨¢cil y menos conflictiva. "El 30% de los j¨®venes israel¨ªes evitan servir en el ej¨¦rcito por causas m¨¦dicas o religiosas. No podemos saber cu¨¢ntas de estas personas podr¨ªan ser consideradas en realidad objetores", explica Misha.
Declararse objetor en Israel no s¨®lo es enfrentarse al Estado, sino tambi¨¦n a la familia y a los amigos, a menudo muy influidos por el continuo martilleo propagand¨ªstico de un Gobierno que insiste en que no puede considerarse ciudadano a alguien que no ha cumplido con sus obligaciones militares. Y ¨¦stas no son ninguna broma: tres a?os para los hombres, dos para las mujeres y una permanencia en la reserva que se prolonga hasta los 45 a?os.
De momento, la experiencia de declararse objetor de conciencia no ha sido dura para estos j¨®venes, procedentes de familias de izquierdas. Shaul Mograbi, hijo del cineasta Avi Mograbi, asegura que se ha sentido respaldado. "Nuestros padres nos entienden, lo que no quieren es que vayamos a la c¨¢rcel", afirma.
Al declararse objetores rompen con una instituci¨®n, el ej¨¦rcito, que la guerra y la propaganda han situado en el epicentro de la vida de Israel. "El Gobierno env¨ªa soldados a las escuelas para que los ni?os aprendan el nombre de las unidades que forman el ej¨¦rcito; a m¨ª, por ejemplo, s¨®lo me ense?aron el nombre de las de ataque", recuerda Shaul con sorna. Adem¨¢s, los ni?os son obligados a acudir al Gadna, un campamento de verano donde son adiestrados en t¨¦cnicas paramilitares. "Quieren que la guerra parezca un juego", lamenta Ido.
Sabiendo que acabar¨¢n en la c¨¢rcel, ?por qu¨¦ no se fugan ahora? Ido lo tiene claro: "Amo a mi pa¨ªs y quiero volver a ¨¦l porque quiero cambiar cosas all¨ª. Declararme objetor ser¨¢ una decisi¨®n que seguir¨¢ afect¨¢ndome dentro de 20 a?os".
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