Venezuela

Es grato dirigirme a usted para saludarle y referirme al editorial de EL PA?S del jueves 12 de agosto, al considerar necesario abordar algunas de las afirmaciones en ¨¦l plasmadas, en resguardo de la imagen del Gobierno venezolano y del respeto a los hechos objetivos.

Primeramente, el presidente Ch¨¢vez no ha tenido nunca injerencia ni potestad jur¨ªdica alguna sobre el Poder Electoral venezolano, como lo demuestra la decisi¨®n del Consejo Nacional Electoral de convocar el refer¨¦ndum del domingo 15 de agosto, del mismo modo que no controla el Poder Judicial, seg¨²n afirma el editorial, como lo atestigua la libertad de la que disfrutan hoy los culpables flagrantes del golpe de Estado de 2002, absueltos por una cuestionada decisi¨®n del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela. Tampoco puede calificarse tan desenfadadamente a las misiones sociales como "populistas", cuando han favorecido a millones de compatriotas hist¨®ricamente despose¨ªdos y excluidos, ofreci¨¦ndoles dignidad y acceso a oportunidades de estudio y trabajo, pero siempre bajo el contrato formal y moral del cumplimiento de una serie de deberes y responsabilidades sociales como la participaci¨®n en la ejecuci¨®n de los proyectos, el buen desempe?o acad¨¦mico, la productividad comprobada o la cancelaci¨®n de los pasivos adquiridos; o de "costes astron¨®micos", cuando es sabido que la deuda social acumulada durante d¨¦cadas en Venezuela es ingente y de imperiosa cancelaci¨®n, lo que invalida el argumento de que se trata de "un sistema social paralelo", cuando es comprobable que todo el Estado venezolano trabaja para lograr el ¨¦xito de estas gigantescas iniciativas sociales que buscan erradicar la exclusi¨®n padecida por las mayor¨ªas.

En cuanto a las cifras de desempleo que se mencionan, le adelanto que han disminuido durante 2004, luego de repuntar en 2003 tras el gigantesco sabotaje petrolero que supuso para el pa¨ªs p¨¦rdidas del orden de 15.000 millones de d¨®lares: pas¨® del 22% en enero de este a?o al 15% en la actualidad. Finalmente, resulta sumamente contradictorio e incoherente que en el texto se afirme que 25 millones de venezolanos est¨¢n hoy d¨ªa peor que en 1998, a la vez que se admite el ¨¦xito de las misiones. En todo caso, la existencia en el texto de estos criterios de por s¨ª contradictorios servir¨¢ a los lectores para formarse una idea del desconocimiento con el que se fijan posiciones con respecto a la realidad sociopol¨ªtica venezolana.