Gran noticia
Nunca debe celebrarse el mal ajeno, pero el desastre estadounidense frente a Puerto Rico no deja de ser una magn¨ªfica noticia por diferentes motivos. El primero y m¨¢s importante, porque reivindica la concepci¨®n primaria del baloncesto como un juego de equipo, en el que tienen cabida las individualidades, pero sobran los individualismos.
Desde que en Barcelona, en 1992, la NBA decidi¨® poner orden, escocido su orgullo por la derrota cuatro a?os antes frente a la URSS, el deterioro de sus selecciones ha sido imparable hasta llegar a la banda que ha viajado a la cuna del olimpismo. Una de las razones b¨¢sicas de esta progresiva descomposici¨®n la encontramos en que aquel m¨ªtico equipo, el ¨²nico que merece la marca Dream Team, pose¨ªa no s¨®lo infinito mayor talento, sino que, siendo realmente estrellas, no estrellitas, entend¨ªan el juego como algo m¨¢s que dar saltos estratosf¨¦ricos, meterlas para abajo y, eso s¨ª, ir de perdonavidas y adoptar una postura chulesca y desafiante. Afortunadamente, el baloncesto atiende otras cuestiones: el esfuerzo, la solidaridad, la motivaci¨®n colectiva, la buena lectura de las situaciones, el conocimiento de compa?eros y rivales y otros muchos asuntos que no aparecen ni mirando con lupa en este grupo de supuestas figuras de la NBA. Ya adolecieron de ello los anteriores conjuntos de Atlanta, Sidney o Indian¨¢polis, donde fueron recibiendo noticias cada vez m¨¢s alarmantes.
Se podr¨¢ aducir que la raz¨®n de tal descalabro est¨¢ en la renuncia de gente como O'Neal, Bryant, McGrady, Carter y otros mentirosos que se inventaron excusas de todo tipo para no ir a Atenas. Cuesta creer que ellos hubiesen perdido por 19 puntos ante los portorrique?os, pero existen dudas razonables del supuesto paseo que se habr¨ªan pegado. ?O se ha olvidado ya que los Pistons, con un picapedrero como Ben Wallace como uno de sus ases, destrozaron a los Lakers y todo su star-system? Fue la fuerza de un equipo ante un grupo de estrellas y ya sabemos el resultado. ?Acaso cualquiera de los anteriormente citados y que ahora tendr¨¢n el ego a¨²n m¨¢s crecido despu¨¦s del descalabro de sus sustitutos sabe algo de jugar en equipo? Casi todos ellos se saltaron la universidad, lugar donde los Jordan, Bird o Johnson aprendieron conceptos fundamentales para ser algo m¨¢s que carne de video-clip. Encima, ya no asustan.
Es volar muy alto, pero para Espa?a o cualquiera de los aspirantes se ha abierto un cielo hasta ahora cerrado a cal y canto. La ocasi¨®n la pintan calva.
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