El apag¨®n
El individuo K24rj755 se despert¨® aquella ma?ana empapado en un ins¨®lito sudor. Hac¨ªa a?os que no le ocurr¨ªa tal cosa. Se incorpor¨®, se enjug¨® someramente con las s¨¢banas. Comprob¨® que el aire acondicionado no funcionaba. Qu¨¦ raro, pens¨®. A duras penas, se encamin¨® hacia la cocina, en busca de algo que lo refrescara urgentemente. Nada m¨¢s entrar, vio que un reguero de hormigas negras se afanaba por uno de los lados del frigor¨ªfico, transportando la rica y variada materia que se desprend¨ªa del interior del congelador. El individuo K24rj755 se qued¨® at¨®nito. Incluso le cost¨® reconocer que se trataba de verdaderas hormigas, pues ¨¦stas no se ve¨ªan ya, como no fuera en los documentales de naturaleza referidos a siglos pasados. Cuando abri¨® el frigor¨ªfico, fue a¨²n peor: el agua estaba a la temperatura ambiente, es decir, c¨¢lida y repulsiva, y de los tres cajones principales -pizzas, hamburguesas y pur¨¦s sint¨¦ticos- emerg¨ªa un inquietante hedor. El individuo sali¨® al rellano y all¨ª se top¨® con otros vecinos, igualmente estupefactos. De todas las puertas sal¨ªan regueros de hormigas transportadoras, que iban a perderse escaleras abajo.
-?Qu¨¦ pasa? -pregunt¨® K24rj755. Ante una cuesti¨®n tan elemental, los convecinos parecieron quedar todav¨ªa m¨¢s aturdidos. Se miraron unos a otros, y uno tras otro fueron regresando a sus estancias, sin dejar de contemplar las hormigas, cuyo ajetreo en nada se vio afectado por el cierre compulsivo de las puertas.
K24rj755 volvi¨® tambi¨¦n al interior de su c¨¦lula. Intent¨® averiguar algo por la televisi¨®n, pero ¨¦sta permaneci¨® inerte. Tampoco la radio emit¨ªa sonido alguno, salvo por un aparato de pilas que el individuo encontr¨® tras mucho rebuscar, y del que surg¨ªa un chirrido met¨¢lico y rasposo, como de un gran insecto. Entonces K24rj755 acudi¨® a una enciclopedia de comienzos del tercer milenio, que ¨¦l guardaba clandestinamente y en la que recordaba haber le¨ªdo algo. En un cap¨ªtulo dedicado a energ¨ªas, lo encontr¨®: el Estado Global se aprestaba a dar soluci¨®n definitiva al PROBLEMA. Un comit¨¦ de expertos hab¨ªa dise?ado un Central ?nica Universal, a la que, por misteriosos conductos, conflu¨ªan todas las fuentes de combustibles org¨¢nicos y nucleares, y desde ella se irradiaba la energ¨ªa necesaria para todo. Su emplazamiento nunca fue comunicado, por obvias razones de seguridad, incluido el miedo a reacciones levantiscas, como las que ya se hab¨ªan producido en Vandalia (antigua Andaluc¨ªa), precisamente cuando la primera oleada de apagones. Tampoco se supo que todas las hormigas, por alg¨²n motivo inexplicable, iniciaron una fuga colectiva hacia el interior del planeta. As¨ª se fue perdiendo hasta la memoria de aquello. Los individuos se limitaban, sin saberlo, a pagar el coste, integrado como impuesto indirecto en todas las compras. Ninguna otra noticia sobre tan cr¨ªtico sistema. Hasta los ejemplares del tomo de la enciclopedia donde aparec¨ªan aquellos datos elementales hab¨ªan sido requisados, excepto uno, el que ahora el individuo K24rj755 cerraba, tr¨¦mulo, para prestar atenci¨®n al reguero de hormigas que ya le iban subiendo por las piernas.
CUENTOS DE VERANO
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