Manolo, en Olimpia
El lanzador de peso Mart¨ªnez, sexto en Sidney, est¨¢ en deuda consigo mismo por sus actuaciones frustrantes en las ¨²ltimas grandes citas
Cuando los lanzadores de peso entren al antiguo estadio de Olimpia, hoy por la ma?ana, dar¨¢ comienzo en un punto simb¨®lico la competici¨®n de atletismo. Tras su prohibici¨®n en 393 por Teodosio, emperador cristiano que los consider¨® peligrosamente pagana, los Juegos vuelven a este paraje rec¨®ndito del Peloponeso occidental, lugar de culto en tiempos prehist¨®ricos y santuario de Zeus en la ¨¦poca cl¨¢sica. Entre los participantes estar¨¢ Manolo Mart¨ªnez, el leon¨¦s de 140 kilos que tiene ante s¨ª un gran reto. Pocos rinden un culto a su oficio como ¨¦l. Deber¨¢ lanzar la bola, de 7,26 kilos, con unos movimientos perfectos para hacer frente con ¨¦xito a sus emociones y a un pasado de actuaciones que atormentan su naturaleza perfeccionista.
Mart¨ªnez, de 29 a?os, nunca consigui¨® una medalla en un campeonato importante. Su mejor hora la vivi¨® en Sidney 2000, donde, a pesar de haber salido de una lesi¨®n muy grave, fue sexto con 20,55 metros. Las grandes citas le han frustrado luego. Fue quinto en los Europeos de 2002 y no se clasific¨® para la final de los Mundiales de 2003. Sus buenas actuaciones en el invierno, en pruebas a cubierto, contrastan con su rendimiento en el verano. ?l dice que se le da mejor el fr¨ªo.
Lo que sea capaz de hacer Mart¨ªnez lo saben su entrenador, Carlos Bur¨®n, y ¨¦l. Hasta el domingo permaneci¨® entren¨¢ndose en Le¨®n y su paso por Atenas fue fugaz. Prefiere recogerse en s¨ª mismo y ha evitado hacer declaraciones. Son se?ales de inseguridad o de preocupaci¨®n. El rumor sobre una nueve t¨¦cnica de masaje que le ha perjudicado sigue en el aire. "Llega en muy buenas condiciones f¨ªsicas, t¨¦cnicas y mentales", comenta Bur¨®n; "hemos hecho entrenamientos de alta intensidad, espec¨ªficos, lanzando bolas de pesos reglamentarios, m¨¢s ligeras o m¨¢s pesadas. Su nivel de fuerza m¨¢xima es superior al de Sidney, su t¨¦cnica es m¨¢s depurada y supongo que su control de la competici¨®n ser¨¢ mejor. Tendr¨¢ un mejor dominio de la ansiedad porque en Sidney estaba en proceso de aprendizaje".
Si la instrucci¨®n de Mart¨ªnez es perfecta se las ver¨¢ con los mejores. Sin ser tan alto como mandan los c¨¢nones (1,85 metros) ni tan veloz como otros, su fuerza residir¨¢ en ejecutar los movimientos de la forma m¨¢s efectiva. "Seg¨²n nuestra t¨¦cnica, llamada de desplazamiento en l¨ªnea", explica Bur¨®n, "el lanzamiento se disecciona en cuatro partes: la preparatoria; el desplazamiento, en el que se toma impulso; la aceleraci¨®n sobre la bola, y el final. En total, 20 movimientos. Deben hacerse en ocho d¨¦cimas de segundo. Se necesita una coordinaci¨®n automatizada. No hay que reflexionar sobre lo que se hace porque es tan r¨¢pido que si se piensa no saldr¨ªa nada".
De los 39 lanzadores pasar¨¢n a la final quienes hagan una m¨ªnima de 20,40 metros. Nueve han superado los 21 esta temporada, una marca que desde los Juegos de Barcelona 92 es la antesala de la medalla. Los estadounidenses John Godina (21,71) y Adam Nelson (21,68), el dan¨¦s Joachim Olsen (21,63) y el ruso Jarnus Robberts (21,24) se cuentan entre los aspirantes m¨¢s claros al podio. Pero ¨¦sta es una prueba caprichosa. M¨¢s de una vez el plusmarquista mundial fue eliminado antes de la final. El precedente es claro. El actual campe¨®n es el finland¨¦s Arsi Harju, que se impuso sorpresivamente en Sidney con 21,29. El mejor tiro de Mart¨ªnez este curso es de 21,06.
La competici¨®n incluye clasificaciones y finales, femeninas y masculinas. Todo, en un d¨ªa dedicado exclusivamente al peso, un deporte de origen celta que los antiguos griegos no practicaron. El recinto no ha sido alterado. La organizaci¨®n no ha querido colocar gradas sobre las legendarias laderas de hierba que rodean la pista del estadio original, de 212 metros de per¨ªmetro. S¨®lo se han dispensado entradas para 15.000 espectadores, menos de la mitad del aforo en los tiempos cl¨¢sicos. Ser¨¢ la primera vez que las mujeres compitan en el lugar, pues los Juegos primitivos s¨®lo conceb¨ªan la participaci¨®n de los hombres, generalmente desnudos y untados en aceite de oliva.
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