La fundaci¨®n Balthus abre sus puertas con Cartier-Bresson
El Gran Chalet, en los Alpes, que conserva viva la memoria del pintor, re¨²ne un conjunto de im¨¢genes del fot¨®grafo que ¨¦l mismo seleccion¨® antes de morir.
Un viaje en tren lleva al visitante desde Montreux, a orillas del lago L¨¦man, hasta el Gran Chalet en la peque?a localidad alpina de Rossini¨¨re. El trayecto, de una belleza extraordinaria, conduce hasta la inmensa construcci¨®n en madera, la sede de la Fundaci¨®n Balthus. Este chalet, comenzado a construir en 1752, cumple este mes de agosto 250 a?os y es el m¨¢s grande de Suiza, con sus 113 ventanas y m¨¢s de 20 metros de altura en las fachadas. Entre otros visitantes c¨¦lebres, este monumento hist¨®rico alberg¨® a V¨ªctor Hugo. El Gran Chalet fue comprado por Balthus en 1977 y desde 2001 alberga la sede de la Fundaci¨®n Balthus, dirigida por su esposa, la condesa Klossowska de Rola, m¨¢s conocida como Setsuko. El objetivo de esta fundaci¨®n, que abre sus puertas al gran p¨²blico el 29 de agosto, es dar a conocer, mantener viva y difundir la obra del artista franc¨¦s de origen polaco-alem¨¢n.Setsuko, nacida en una familia de samur¨¢is y educada en franc¨¦s por los jesuitas de la Universidad de Kioto, es artista por m¨¦rito propio con exposiciones en Europa y Jap¨®n y desarrolla tareas en el campo de la educaci¨®n como embajadora de la Unesco.
"La fundaci¨®n nace de mi deseo de transmitir a los dem¨¢s algo de lo mucho que he recibido a lo largo de tantos a?os de relaci¨®n con Balthus", comenta la condesa Setsuko. La viuda del pintor afirma que al principio dudaba del proyecto, pero Balthus le dijo, ya gravemente enfermo a sus 91 a?os: "Si no te ocupas t¨² de la fundaci¨®n tendr¨¦ que hacerlo yo personalmente". Esa fuerza y decisi¨®n dieron a Setsuko la energ¨ªa necesaria para lanzarse a la aventura. Entre las numerosas actividades que proyecta la Fundaci¨®n Balthus se encuentra la convocatoria del Premio Balthus o la programaci¨®n de conciertos ben¨¦ficos, como el que dirigir¨¢ Riccardo Muti en Gstaad con obras de Mozart, el compositor preferido del pintor. Setsuko y Balthus se conocieron en Kioto en 1962 durante un viaje del pintor a Jap¨®n en el marco de una visita oficial encomendada por Andr¨¦ Malraux, entonces ministro de la Cultura de Francia. Balthus se interesaba en ese tiempo por "el desarrollo de cada persona de manera individualizada", comenta Setsuko. "No cre¨ªa en la educaci¨®n reglada, sino que buscaba una relaci¨®n especial entre maestro y alumno, muy habitual en Jap¨®n, en el artesanado y las artes tradicionales".
La muestra que se presenta es la ¨²ltima que seleccion¨® personalmente Henri Cartier-Bresson, que visit¨® el Gran Chalet para un ¨²ltimo t¨¦ con Setsuko semanas antes de su muerte. Las fotos dan testimonio de la intimidad de dos familias de amigos inseparables, los Balthus y los Cartier-Bresson: Henri y Martine Franck. Retratos de la vida cotidiana en el chalet, Balthus y su hija, Harumi; o Balthus con su gato Mits¨² en la serenidad de su taller entre otras. Comenta Setsuko: "Henri y Balthus eran grandes amigos unidos por un profundo respeto y admiraci¨®n mutuos. Con Alberto Giacometti eran un tr¨ªo muy ligado por intereses comunes. De hecho", contin¨²a la condesa, "yo nunca he vuelto a encontrar a otro artista con quien Balthus se entendiera tan bien como con Alberto (Giacometti)".
Un espacio especialmente relevante dentro del Gran Chalet es el taller del artista. En ese espacio, que hace pensar en un templo, se encuentran las ¨²ltimas telas inacabadas del pintor junto al camastro en el que pas¨® su ¨²ltima noche cogido de las manos de su esposa Setsuko y su hija Harumi. "No hablamos casi, pero fue un momento de gran belleza", recuerda la viuda del pintor, que visitar¨¢ Barcelona el 17 de septiembre.
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