La verbena
Estamos de verbena, fiestas del pueblo, esa situaci¨®n en que a uno le entran ganas de cantar, y cuando ella dice: "Un rayo de sol, oh-oh-oh", yo le respondo con eso otro de "Me gustas mucho, me gustas mucho t¨²", y, total, que no nos hemos entendido, y a ver si con aquello de "El orangut¨¢n y la orangutana" llegamos a una conclusi¨®n que no sea "Y ese toro enamorado de la luna", pero, seg¨²n ella "Cuando calienta el sol, all¨¢ en la playa", y entonces yo, que quiero ir por partes, contraataco con eso de "Bomba, para bailar esto es una bomba", y concluyo con un inevitable "?Bailarrr!"
En esos momentos siento una picadura de bestezuela nocturna que me hace exclamar: "Y vino una abejita y me pic¨®, ay, ay", a lo que ella replica: "Una l¨¢grima cay¨® en la arena", y yo, sin dejarme achantar por ese ansia playera, insisto: "Yo quiero bailar, toda la noche", y entonces ella se pone cachonda y dice: "Levantando las manos, moviendo la cintura, un movimiento sexy", y yo le animo: "Cachete con cachete, pechito con pechito y ombligo con ombligo". Por desgracia, la cosa no llega m¨¢s lejos, ella desaparece entre la multitud, y a una "Camarera, camarera, t¨² eres la camarera de mi amor", le pido: "Saca el whisky cheli pa poder bailar", porque, "En la fiesta de Blas", me he quedado m¨¢s s¨®lo que la una.
"Muevo la pierna, muevo el pie", me digo, mientras otros festejantes me animan: "Bailemos el Bimb¨®", aunque yo a?oro ese ideal de "Qu¨¦ felices seremos los dos, viviendo en mi casita de papel", y, no obstante, aqu¨ª parece que no se va a casa ni Dios, porque todos creen que "Cuando t¨² vas, yo vuelvo de all¨ª", y c¨®mo mantenerme sobrio cuando esto parece una "Buler¨ªa, buler¨ªa", pero en el sentido m¨¢s chungo del t¨¦rmino, que me hace entonar un "Sobrevivir¨¦", no demasiado convencido. Heme aqu¨ª, abandonado, porque "Hay que ver c¨®mo es el amor, que convierte a quien lo toma en gavil¨¢n o paloma", mientras otros ya est¨¢n "Brinca, brinca parriba, brinca, brinca pabajo", y entre tanto yo ofrezco el triste espect¨¢culo de "Rodar y rodar".
Cuando ya todo parece perdido, vuelve ella con un "Vaya, vaya: aqu¨ª no hay playa", y a m¨ª me da por pensar que el porvenir tal vez est¨¦ nublado, y por qu¨¦ ese empe?o si la arena es incomod¨ªsima, y adem¨¢s "Dale a tu cuerpo alegr¨ªa, Macarena", pero ella venga a insistir con la orilla del mar, y entonces es mi turno de perderme entre el gent¨ªo, porque ella se ha merecido un "Lucas, Lucas, d¨®nde te has metido", pero, en definitiva, mi consuelo es que ma?ana hemos quedado para broncearnos, y despu¨¦s rayaremos el disco, que es como suelen acabar -o empezar- estas sarandongas del verano.
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