Edimburgo se vuelca en el romanticismo al dedicar dos ciclos a Schubert y Weber
El Festival de Edimburgo ha apostado este a?o por el romanticismo musical con dos ciclos muy interesantes dedicados a Schubert y a Weber. La pianista Elisabeth Leonskaia aborda en el Queen's Hall las ¨²ltimas obras para piano de Schubert y, a juzgar por la primera de las tres sesiones a su cargo, el ¨¦xito est¨¢ asegurado. La georgiana es un caso muy especial de crecimiento art¨ªstico sin prisa pero sin pausa. Cada d¨ªa toca mejor, m¨¢s hondo, m¨¢s serio. Ha madurado su concepto schubertiano desde una suerte de l¨®gica de la emoci¨®n que hace que la t¨¦cnica -espl¨¦ndida en ella- pase a un segundo plano. Su Fantas¨ªa Wanderer y su Sonata D960 resultaron mod¨¦licas y personales, el ideal para cualquiera y el retrato acabado de su momento como artista.
De Weber se dan en Edimburgo tres ¨®peras en versi¨®n de concierto: El cazador furtivo, Oberon y Euryanthe, dirigidas, respectivamente, por sir Charles Mackerras, sir Richard Armstrong y David Robertson. El pasado martes, Mackerras volvi¨® a dictar lecci¨®n de musicalidad sin afectaciones, de esa honradez profesional que en ¨¦l es la base para un trabajo que puede alcanzar niveles de excelencia. Este m¨²sico para m¨²sicos, querido por el p¨²blico escoc¨¦s de una manera muy especial -es director laureado de la magn¨ªfica Orquesta de C¨¢mara Escocesa, que demostr¨® una clase evidente, como el coro de la Philharmonia londinense- lleg¨® a la entra?a de la obra maestra weberiana desde un concepto decididamente rom¨¢ntico, es decir, desde el convencimiento de lo que El cazador furtivo tiene de clave de b¨®veda del g¨¦nero en el siglo XIX. Recurri¨®, como es habitual en ¨¦l, a las trompetas naturales y a los timbales de tripa -no se atrevi¨® con las trompas, muy exigidas por la partitura- y acompa?¨® a los cantantes con atenci¨®n m¨¢xima. De entre ellos destacaron la Agata de Hillevi Martinpelto y -una estupenda sorpresa- la Annchen de la joven brit¨¢nica Ailish Tynan. De los hombres, Jonas Kaufmann fue un valiente Max y John Relyea le ech¨® facultades a su Kaspar. Christopher Maltman y Siegfried Vogel se pisaron en un recitativo y protagonizaron el ¨²nico sobresalto de un concierto en el que s¨ª se ech¨® de menos una mejor resoluci¨®n sonora de la voz de Samiel y el eco de Max en la escena de la Garganta del lobo, un poco chapucera.
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