M¨¢s historia, pero sin encanto
Elena G¨®mez, 8?, logra la mejor clasificaci¨®n espa?ola en el concurso individual, ganado por Patterson
Atenas
Elena G¨®mez logr¨® la mejor clasificaci¨®n espa?ola femenina en la gimnasia ol¨ªmpica, como Rafael Mart¨ªnez la mejor masculina el d¨ªa anterior, pero sin el mismo encanto. No acab¨® de salir del pozo en el que se meti¨® el primer d¨ªa de la competici¨®n por equipos y del que se escap¨® algo en la final posterior, en la que Espa?a repiti¨® su quinto puesto de Sidney 2000. La menorquina, quinta en los Mundiales de Anaheim 2003 y los recientes Europeos de ?msterdam, fue octava. Mejor¨® as¨ª los novenos puestos de Sonia Fraguas en Barcelona 92 y Esther Moya en Sidney, donde ¨¦sta tambi¨¦n roz¨® el bronce en el suelo y el salto con dos magn¨ªficos cuartos puestos. El oro volvi¨® a ser estadounidense: para Carly Patterson, que se recuper¨® de una mala nota inicial en el salto, y venci¨® en un mano a mano a la rusa Svetlana Jorkina en su despedida, con la china Zhang de espectadora de bronce.
Elena, avalada por los magn¨ªficos puestos conseguidos en la ¨¦lite desde hace dos a?os, qued¨® marcada el jueves al no entrar en la final del suelo, aparato en el que fue campeona mundial en 2002, su salto a la fama, y tercera en 2003. Por ello no fue una sorpresa que ayer salvara a duras penas el primer aparato, el que le va peor, la barra de equilibrios. Sufri¨® tres desajustes, dos al quedarse en la posici¨®n de cara al lateral y en uno a punto estuvo de caerse. Al menos, sac¨® un 9,162, no tan malo como el que la lastr¨® en los Europeos. Pero una puntuaci¨®n as¨ª en unos Juegos, con estadounidenses y chinas en liza, equival¨ªa a una nota peor. Ya lo era porque supon¨ªa tambi¨¦n el peaje de empezar 18?. Los jueces, la eterna canci¨®n, siempre tiran para abajo si no est¨¢s en las rotaciones de las mejores.
Al menos, subi¨® al puesto 16? y pas¨® el trago. Pero siempre faltaba el encanto. En el suelo, en Atenas maldito, se comprob¨®. Otro fallo, al salirse del tapiz en la segunda de las tres diagonales, volvi¨® a empa?ar el ejercicio con m¨²sica flamenca que ha preparado dur¨ªsimamente. El lastre la dej¨® en un 9,462, que, eso s¨ª, le permit¨ªa subir muchos puestos, hasta el noveno, igualando as¨ª la mejor clasificaci¨®n femenina espa?ola de la historia y meti¨¦ndose ya entre las diez primeras, aunque acercarse al quinto o el sexto, su objetivo, parec¨ªa complicado. El salto lo confirm¨®. Con uno mucho m¨¢s simple que el de sus rivales, aun sin fallarlo, se qued¨® en 9,150. Quedaban las paralelas asim¨¦tricas para mejorar, pero ten¨ªan que fallar demasiado las mejores. Y apenas fallaron. S¨®lo la otra estadounidense, Kupets. Elena, sin embargo, estuvo muy segura en su ¨²ltimo aparato, algo que le falt¨® quiz¨¢ demasiado en los d¨ªas previos y con su 9,525 pudo auparse al octavo lugar.
La competici¨®n empez¨® marcada por la ausencia de una de las peque?as rumanas, Oana Ban, tercera en la calificaci¨®n. Ya ten¨ªa entonces el tobillo derecho vendado y el t¨¦cnico Octavian Bellu decidi¨® reservarla para la final del suelo, el domingo, si es que se recupera. "Tenemos esperanzas de que est¨¦ mejor y que haga en ese aparato una mejor competici¨®n", dijo. Lo curioso es que, si no lo hiciera, entrar¨ªa la primera reserva, la estadounidense Carly Patterson, la m¨¢s completa el jueves y que ayer tambi¨¦n fue de menos a m¨¢s, como su compatriota y l¨ªder masculino, Paul Hamm. Pero lo interesante es que la siguiente reserva es Elena. Si hubiera alguna otra baja, ser¨ªa una carambola de regalo para la desafortunada espa?ola, tambi¨¦n maltratada por los jueces.
Patterson se sali¨® de las l¨ªneas del salto y se qued¨® en 9,373. Jorkina le sac¨® ya casi una d¨¦cima, 9,462. En las asim¨¦tricas, el aparato en el que Jorkina es imbatible, la estadounidense no pudo acortar distancias, pero mejor¨®, con 9,575 frente a los tremendos 9,725 de la rusa. Pero se puso ya por delante en la barra, en la que impuso ya su modernidad con tres d¨¦cimas de mejor nota: 9,725 frente a 9,462. Todo se decid¨ªa en el suelo, pero ya parec¨ªa claro el triunfo de Patterson, mucho m¨¢s potente que la delgad¨ªsima y alta Jorkina y capaz de clavar las diagonales a pies juntos. Con 9,712 por 9,562, se llev¨® el oro por m¨¢s de una d¨¦cima.
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