El pulso de Nayaf
La confusi¨®n y la opacidad informativa, omnipresentes en las ¨²ltimas semanas en Irak, han alcanzado su apogeo con las versiones contradictorias sobre los acontecimientos de ayer en Nayaf. Mientras el Gobierno provisional iraqu¨ª daba cuenta por la tarde del abandono pac¨ªfico del mausoleo sagrado de Al¨ª por parte de las milicias del cl¨¦rigo chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der -extremo no confirmado por el mando estadounidense que asedia el recinto-, los rebeldes s¨®lo conced¨ªan anoche que se preparaba la entrega de la mezquita a representantes del gran ayatol¨¢ Al¨ª al Sistani. Unos y otros parecen coincidir en que Al S¨¢der ha abandonado el lugar.
Desde que el incendiario predicador y sus huestes se hicieran fuertes hace 15 d¨ªas en la venerada mezquita, que de hecho controlaban tras su primera insurrecci¨®n en abril, la crisis iraqu¨ª se ha hecho m¨¢s profunda e impredecible. El asalto por etapas a la ciudad de Nayaf de las tropas estadounidenses ha dejado hasta ayer centenares o quiz¨¢ miles de muertos. Y como da?o colateral directamente relacionado con la batalla, una imparable subida del petr¨®leo.
Muy pronto se ver¨¢ si con la aparente desescalada en marcha Al S¨¢der se est¨¢ limitando a buscar escape a una situaci¨®n militarmente insoportable -ultimatos y acciones armadas iban subiendo de tono por horas- o, por el contrario, se aviene a negociar una salida pol¨ªtica a su rebeli¨®n, ampar¨¢ndose en la amnist¨ªa ofrecida por la Conferencia nacional, reunida en Bagdad para designar un embri¨®n de Parlamento. De las confusas informaciones procedentes de Nayaf se deduce, en cualquier caso, que su ej¨¦rcito de iluminados mantiene el control de sus armas y que no hay un compromiso formal del violento cl¨¦rigo para desmantelarlo, como le exige Bagdad.
La actitud irreductible de Al S¨¢der le ha ido convirtiendo de hecho en el m¨¢s serio adversario de EE UU en Irak, y, lamentablemente, en campe¨®n de muchos iraqu¨ªes aun cuando no compartan sus expeditivos m¨¦todos. El joven Al S¨¢der, un disidente en el generalmente m¨¢s templado panorama del clero chi¨ª, ha demostrado en los ¨²ltimos meses estar decidido a postularse como jefe de la comunidad religiosa mayoritaria en el pais ¨¢rabe ocupado.
Tanto la supervivencia del Gobierno provisional iraqu¨ª como la viabilidad del proceso electoral previsto dependen del desenlace de Nayaf. El primer ministro, Iyad Alaui, entend¨ªa muy bien su propia debilidad al desautorizar p¨²blicamente a otros miembros de su Gabinete y afirmar que Al S¨¢der no ser¨ªa atacado en la mezquita de Al¨ª, una profanaci¨®n que no soportar¨ªa el militante universo chi¨ª.
En su indefinici¨®n actual, el pulso que parece amainar en Nayaf no soluciona ninguno de los formidables problemas a que se enfrenta el antiguo feudo de Sadam Husein. Pero su ambig¨¹edad permite salvar la cara a Al S¨¢der y ahorra a Washington llegar hasta el final en un enfrentramiento que pod¨ªa significar la precipitada desintegraci¨®n de Irak. Si el desenlace pac¨ªfico se confirma, Alaui, en particular, habr¨¢ sido salvado por la campana de tener que decidir entre dos opciones igualmente suicidas: o plegarse al desaf¨ªo del predicador ultramontano o enfrentarse a ¨¦l por ej¨¦rcito interpuesto, enajen¨¢ndose sin remedio a la mayor¨ªa de su pa¨ªs.
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