El autob¨²s argentino, una fiesta
La selecci¨®n de Bielsa anhela un t¨ªtulo que se le niega desde la Copa de Am¨¦rica de 1993
Los italianos y los argentinos, que el martes se enfrentar¨¢n en una de las semifinales del torneo de f¨²tbol, viven en la misma casa de la Villa Ol¨ªmpica. En el primer piso se alojan los suramericanos y en el segundo los europeos. Muchos comparten ancestros. Entre los argentinos hay quien se llama Coloccini, D'Alessandro o Mascherano. Pero son completamente distintos. Los italianos est¨¢n inc¨®modos porque tienen que coger un autob¨²s de l¨ªnea interna, de servicio para todos los deportistas, para ir al comedor. Adem¨¢s, creen que la pasta no es buena. Los argentinos se suben al autob¨²s con el fervor de unos colegiales. Kily Gonz¨¢lez parece, a sus 30 a?os, m¨¢s entusiasmado que los debutantes. Es el primero en ordenar que todos se sumen al viaje que da la vuelta a la Villa para, entre los 18, entonar aquella canci¨®n que oyeron bajar de las tribunas del gallinero golpeando las paredes del coche como si fuera un bombo: "?Vamos los pibes! / Nosotros cantamos / Ustedes pongan huevos. / Cada vez falta menos...".
"Desde hace a?os, nuestro pa¨ªs no pasa un buen momento. Ese sentimiento nos empuja", explica Ayala
Una canci¨®n golpea las paredes del veh¨ªculo como si fuera un bombo: "?Vamos los pibes! (...) Cada vez falta menos"
A Osleydis Men¨¦ndez, la rigurosa lanzadora cubana de jabalina, no le alcanza su gigantesco rostro para expresar toda la sorpresa que siente. Otros, como Ian Thorpe y el equipo de nataci¨®n australiano, tampoco comprenden la extra?a demostraci¨®n de aquellos atletas que utilizan el autob¨²s de la Villa para celebrar un rito de baile y canto. La cabina suena como una caja r¨ªtmica. El entusiasmo del Kily es contagioso. Se siente como si hubiese vuelto a la villa. No a la Villa Ol¨ªmpica, sino a la villa de Rosario donde naci¨® y vivi¨® una infancia feliz y alborotadora.
Como Kily Gonz¨¢lez, todos los futbolistas de la selecci¨®n ol¨ªmpica argentina son profesionales. Ninguno de los equipos que han acudido a los Juegos acumula m¨¢s jugadores con vida profesional que la argentina. Sin embargo, se han presentado con un esp¨ªritu amateur. Si ganan la medalla de oro, cobrar¨¢n una prima, pero piensan donarla para fines ben¨¦ficos. Muchos llevan m¨¢s de un mes y medio concentrados, entre la Copa de Am¨¦rica y la clasificaci¨®n mundialista. Pero se sienten los representantes privilegiados de un pa¨ªs desolado an¨ªmicamente y reprimen cualquier lamento. "Esta es una posibilidad de aprender de gente amateur", explica el capit¨¢n, Ayala; "de convivir con los n¨²mero uno del mundo, de ver que Phelps y Thorpe son tipos comunes, de hacerte fotos con Gasol, Navarro y Moy¨¤...".
"En lo que hacemos hay un poquito de patriotismo", contin¨²a Ayala, que parece confesarse: "Pensamos que hay una persona que no conocemos y que se siente identificada con nosotros. Que cuando jugamos se paraliza para vernos. Ese sentimiento nos empuja desde hace unos a?os. Desde que nuestro pa¨ªs no pasa por un buen momento".
Ayala, Kily y Heinze, los tres mayores de 23 a?os que permite el reglamento ol¨ªmpico, son los l¨ªderes. En la concentraci¨®n de Patras, junto al mar, los tres comandantes prefer¨ªan emplear los tiempos de descanso en despachar, tomando caf¨¦ mientras la chiquiller¨ªa se distra¨ªa al sol en la playa, arrastrando un gran equipo de m¨²sica en el que ponen cumbias (T¨¦vez) y tocando la guitarra (Coloccini y Burdisso).
Encerrado en su cuarto, analizando todos los minutos de todos los partidos de todos sus jugadores y de todos los rivales, frente a un DVD, se retrae la enigm¨¢tica figura del seleccionador, Marcelo Bielsa. La singularidad con que habla no es menos llamativa que su m¨¦todo detallista. El viernes pasado, un periodista le propuso que participase en la encuesta auspiciada por su peri¨®dico para que los aficionados bautizaran a la selecci¨®n con un ep¨ªteto, "as¨ª como las jugadoras de hockey son Las Leonas o los de rugby Los Pumas". Bielsa fij¨® la mirada en un punto indefinido y dijo: "No tengo ninguna sugerencia. Propiciar est¨ªmulos artificiales a la imaginaci¨®n popular sustituye algo que tiene que surgir espont¨¢neamente".
En la respuesta se advierte que los futbolistas, aunque disfruten, no est¨¢n en los Juegos sino para labores de mucho dramatismo. Ayala da ejemplo. No ha tenido vacaciones desde que termin¨® la Liga con el Valencia y esconde algo parecido a la desesperaci¨®n. La clase de sentimiento que ahoga a muchos argentinos, y al propio Bielsa, conscientes de que el equipo no gana un t¨ªtulo desde la Copa de Am¨¦rica de Ecuador 93. "Me falta ganar", confirma Ayala; "este equipo necesita un t¨ªtulo. Para un futbolista la plata es una frustraci¨®n. Otros atletas trabajan a?os para ganar una plata y se sienten satisfechos. Yo, no".
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