Jonathan
A mediados de agosto se presiente ya, hasta en estas latitudes sure?as, la transici¨®n al oto?o. El cielo ha recobrado su intensidad azul despu¨¦s de los d¨ªas blancos de calor asfixiante (d¨ªas tan blancos que fueron la desesperaci¨®n de Juan Antonio Bardem cuando rodaba en Granada -parece que hace un siglo- su serie televisiva sobre Lorca). La luz vuelve a resplandecer. Aletean entre las ramas, silbando, los primeros pajarillos del norte (cada a?o hay menos, se conoce que los insecticidas siguen haciendo estragos). Las bignonias rosa se preparan para lanzar en septiembre sus efluvios, tan dulces que casi emborrachan. Por las noches refresca. Y, sobre todo, han sido fieles a la cita las nubes algodonosas e indolentes sin las cuales la festividad de la Virgen de Agosto ya no ser¨ªa la misma. Dentro de nada los turistas de la costa empezar¨¢n a ponerse inquietos. Quedan pocos d¨ªas, el trabajo llama otra vez imperioso, hay que aprovechar a fondo el poco tiempo que queda...
Este a?o las nubes anunciadoras han sido acompa?adas, en nuestra comarca, por otra m¨¢s siniestra que anteayer se elev¨® repentinamente detr¨¢s de la larga loma que se extiende al otro lado del valle y nos separa de D¨²rcal. No cab¨ªa duda, ard¨ªa el matorral. Pronto llegaron las avionetas y dos helic¨®pteros que, con agua recogida en el cercano embalse de B¨¦znar, combatir¨ªan sin parar, durante varias horas, la conflagraci¨®n. Para las cinco de la tarde la nube hab¨ªa desaparecido. Por una vez se hab¨ªa logrado evitar un desastre ecol¨®gico.
Pero el incendio hab¨ªa cobrado una vida humana. Ayer la prensa local tra¨ªa la noticia de la muerte de un vecino de Armilla que, en circunstancias no explicadas, hab¨ªa ca¨ªdo a un barranco con su coche cerca del lugar del fuego. Hoy hemos sabido m¨¢s detalles. Resulta que el fallecido, Jonathan Garc¨ªa Mart¨ªn, psic¨®logo y profesor de 28 a?os, trabajaba con un grupo de ni?os marginados de la zona norte de la capital granadina, y estaba con cuarenta de ellos en un campamento de verano, en Ba?os de Urqu¨ªjar, cuando aparecieron las llamas. Temiendo que cambiara el viento y que el fuego les imposibilitara ponerse a salvo, los monitores, seg¨²n la prensa, ordenaron que los ni?os subiesen al autob¨²s mientras Garc¨ªa Mart¨ªn verificaba si el camino quedaba libre. No le volvieron a ver. Despu¨¦s de una frenada violenta, todav¨ªa no explicada, el Suzuki Vitara hab¨ªa ido a parar al fondo del barranco, una ca¨ªda de unos doscientos metros, y Jonathan estaba muerto. Poco tiempo despu¨¦s el autob¨²s sali¨® del campamento sin que nadie se diera cuenta de lo ocurrido.
Cabe la posibilidad de que el incendio fuera provocado. No es el primero que se registra en la zona. Veremos si la investigaci¨®n consigue aclarar lo ocurrido. Sea como sea, Jonathan Garc¨ªa Mart¨ªn ha sido una v¨ªctima m¨¢s de la terrible plaga que asola Andaluc¨ªa cada verano, y de la cual, en much¨ªsimos casos, el factor humano, en una de sus vertientes, es la causa de los siniestros. Esperemos que la tr¨¢gica muerte del desafortunado profesor de Armilla, tan entregado al servicio de "sus ni?os", sirva para animar a otros en la lucha por el medio ambiente
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