Se busca due?o para capote de seda y oro
Almer¨ªa es especialmente cari?osa con los toreros, a los que diariamente obliga a saludar una vez roto el pase¨ªllo. El Ayuntamiento regala cada a?o un capote de lujo al triunfador de la feria y f¨ªjense si seran buenos que el a?o anterior se lo concedieron a C¨¦sar Jim¨¦nez. La entrega del trofeo estaba prevista ayer a mediod¨ªa, en el Ayuntamiento, pero lo curioso es que se frustr¨®, ya que el torero, que hab¨ªa llegado de madrugada, se qued¨® descansando. Un bonito gesto que lo retrata, a pesar de arg¨¹ir que se trataba de una manipulaci¨®n. Es la primera vez que se oye silbar a un torero antes de empezar la corrida pero, como este p¨²blico es especial, a la hora de brindis del segundo hab¨ªan hecho las paces.
Alcurruc¨¦n / Finito, Jim¨¦nez, Manzanares
Cinco toros de Alcurruc¨¦n, mansos 2? y 3?, desiguales los dem¨¢s. El 1? de Hermanos Lozano, bravo. Finito de C¨®rdoba: estocada trasera (oreja); estocada ca¨ªda (oreja). C¨¦sar Jim¨¦nez: dos pinchazos, estocada ca¨ªda (silencio); dos pinchazos, bajonazo (ovaci¨®n). Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: pinchazo, estocada (ovaci¨®n); estocada desprendida (ovaci¨®n). Plaza de Almer¨ªa, 23 de agosto, 2? de feria. Dos tercios de entrada.
El primer toro ten¨ªa casi seis a?os, casi tan mayor como Finito que, en todo momento, cumpli¨® a rajatabla la ordenanzade seguridad e higiene: s¨®lo le falt¨® tocarse con casco y guantes. En cuanto a la distancia de seguridad la mantuvo siempre religiosamente, empe?ando al toro en una visita turistica por los alrededores.
La faena del cuarto tuvo un deje de emoci¨®n por la embestida ¨¢spera y violenta, ya que el toro se qued¨® algo crudo en varas; el problema s¨®lo se pod¨ªa solucionar con la mano muy baja, como hizo Finito, en una actuaci¨®n suficiente y suficientemente alejada, recurriendo al zapatillazo como cite y retirada.
El vituperado C¨¦sar Jim¨¦nez se las vio con un manso que empiton¨® feamente en banderillas a Luis Manuel Valverde, percance que, por fortuna, no pas¨® de un puntazo leve. Lo grave fue que la muleta se convirti¨® en el rompeolas de las topadas, vi¨¦ndose zarandeada a cada viaje. Con t¨¦cnica tan prodigiosa fue una suerte que saliera por su propio pie. El quinto marcaba en la arena la huella de su cojera. Jim¨¦nez demostr¨® en un quite por chicuelinas que tambi¨¦n puede ser violento con el capote. La bondad del toro le permiti¨® entregarse a una sinfon¨ªa de vulgaridad con soliloquios de pico envarados y artificiosos.
Aunque para t¨¦cnica curiosa, tenemos la de Manzanares, que conoce tanto el oficio que puede interpretarlo libremente y al rev¨¦s. Se coloca fuera de cacho, de tal manera que el toro lo tiene tan presente que amaga la embestida hacia ¨¦l que se ve obligado a desviarla con un toque seco hacia fuera, que puede surtir efecto o no.
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