Prosa y convicci¨®n
Para William Hazlitt (1778-1830), la cr¨ªtica deb¨ªa actuar como principio regulador del esp¨ªritu plebiscitario que empezaba a cundir en su tiempo. A comienzos del siglo XIX, la ampliaci¨®n creciente de la masa social que ten¨ªa acceso a la cultura revelaba como consecuencia una preocupante rebaja del marco com¨²n de referencias y de conocimientos que anta?o aseguraban el nivel en el que un determinado texto era le¨ªdo. A un autor ya no lo juzgaban sus semejantes, observaba Hazlitt con indisimulada aprensi¨®n. Y de ello parec¨ªa derivar el surgimiento en las letras de "una especie de sufragio universal" que para Hazlitt s¨®lo resultaba v¨¢lido en pol¨ªtica.
En Inglaterra, revistas tan influyentes como The Tattler y The Spectator hab¨ªan sido agentes decisivos del proceso de democratizaci¨®n cultural comenzado en el siglo XVIII. Ellas, sin embargo, abrieron el camino por el que el esp¨ªritu de divulgaci¨®n de las luces deriv¨® muy pronto en un cortejamiento cada vez m¨¢s descarado del favor del p¨²blico, entretanto convertido en instancia suprema. Los ensayos que se publicaron en esas revistas se cuentan, seg¨²n Hazlitt, entre los primeros ejemplos de un nuevo estilo que, deseoso de seducir al lector, "sacrificaba el conocimiento por la gracia". Hazlitt cita a Burke para se?alar c¨®mo este nuevo estilo "oblig¨® a que la sabidur¨ªa se sometiese al suave yugo del inter¨¦s social". Que "la ambici¨®n m¨¢s alta del escritor" consistiera en "satisfacer a sus lectores", y que, a su vez, "el mayor orgullo del lector" consistiese en "entender al autor", condujo, entre otras cosas, a que, cada vez m¨¢s, "la ciudad de las letras" se pareciese a un club en el que "cada individuo espera el aplauso con un manuscrito en las manos". Una situaci¨®n que a Hazlitt se le hubiera antojado inaguantable "si los cr¨ªticos profesionales no acudiesen como alguaciles para contener a la muchedumbre, alivi¨¢ndonos de la inoportunidad de todos esos candidatos a la fama al se?alar sus fallos y pasar por alto sus bellezas".
ENSAYOS SOBRE EL ARTE Y LA LITERATURA
William Hazlitt
Selecci¨®n, introducci¨®n y traducci¨®n de R. Miguel Alfonso
Espasa. Madrid, 2004
200 p¨¢ginas. 12 euros
Como cr¨ªtico y como ensayis-
ta, Hazlitt trata de abrirse paso entre las perplejidades y contradicciones a que lo enfrentan su educaci¨®n dieciochesca y una sensibilidad abierta a los nuevos rumbos de la ¨¦poca, sensibilidad por virtud de la cual Hazlitt hab¨ªa de convertirse en uno de los m¨¢s destacados adalides del movimiento rom¨¢ntico en Inglaterra. Su espont¨¢nea reacci¨®n contra la vieja cultura neocl¨¢sica no le priva de una afilada suspicacia respecto a los peligros que apuntan en la nueva cultura democr¨¢tica. ?l, que celebr¨® como nadie la "musa niveladora" de Wordsworth, intuye muy tempranamente de qu¨¦ modo el aristocratismo de tiempos pasados iba a reencarnarse en la excentricidad y el exhibicionismo de que empezaba a hacer gala el artista moderno, soberbiamente prefigurado por Byron. E invoca, para remediarlo, un moralismo cr¨ªtico que sin embargo se muestra impotente, por cuanto ha quedado, entretanto, despojado de los fundamentos de su autoridad.
Reflejo, en cualquier caso, de la actitud siempre vigilante de Hazlitt son las sutiles distinciones que suele prodigar en sus trabajos y que se?alan las diferencias entre conceptos enga?osamente cercanos, como el humor y el ingenio, la sabidur¨ªa y la elocuencia, el sentido com¨²n y la opini¨®n vulgar. En la oposici¨®n entre estos dos ¨²ltimos conceptos se percibe mejor que en ninguna otra de qu¨¦ modo intuye Hazlitt la creciente divergencia entre los ideales de la Ilustraci¨®n y los derroteros por los que se encaminaba una sociedad convulsionada por los efectos de la incipiente revoluci¨®n industrial y el poder emergente de la prensa. En tanto que el sentido com¨²n es, a juicio de Hazlitt, "el resultado imparcial e instintivo de la verdad y la naturaleza", la opini¨®n vulgar constituye el residuo, sobre el individuo particular, de opiniones y prejuicios "que se han depositado en su entendimiento mediante el fraude o la fuerza", y que all¨ª se mantienen a contrapelo a menudo de toda raz¨®n. Pese a lo cual, es la opini¨®n vulgar -que tantas veces coincide con lo que se entiende por opini¨®n p¨²blica- la que, en detrimento del sentido com¨²n, prospera en una sociedad en la que las conquistas democr¨¢ticas son proporcionales al desarrollo de los instrumentos de manipulaci¨®n y alienamiento de los ciudadanos.
Frente a este estado de cosas, Hazlitt conf¨ªa en los efectos compensadores de la cr¨ªtica entendida como una suerte de instrucci¨®n p¨²blica, capaz de ense?ar a los ciudadanos "a pensar correctamente all¨ª donde est¨¢n dispuestos a escuchar con paciencia para entretenerse, all¨ª donde una definici¨®n o un silogismo no les parezca la mayor ofensa que se les pueda hacer". Con este objeto, Hazlitt -y en ello radica uno de los aspectos m¨¢s sugerentes de su precoz modernidad- depura su prosa de todo artificio hasta convertirla en un eficaz instrumento de contraste y de persuasi¨®n. Para Hazlitt, "objetivo declarado de la prosa es impartir convicci¨®n, y por ello no puede admitir nada que sirva de ornamento ni alivio si no a?ade m¨¢s vigor o claridad a la concepci¨®n original".
Esta selecci¨®n de ensayos viene a complementar la que hace cerca de cinco a?os puso en circulaci¨®n la editorial Alba, titulada El esp¨ªritu de las obligaciones y otros ensayos. Ricardo Miguel Alfonso, autor de la servicial y esclarecedora introducci¨®n, ha tenido cuidado de no incurrir en repeticiones y ha escogido 13 ensayos de variado fuste que cubren el largo periodo que media entre 1814, cuando Hazlitt apenas hab¨ªa empezado su carrera como publicista, y 1830, a?o de su muerte. Aunque no se explicita el criterio empleado, da la impresi¨®n de que se han privilegiado los ensayos breves publicados en revistas y dedicados sobre todo a aspectos de teor¨ªa est¨¦tica y literaria. Debido quiz¨¢ a esto ¨²ltimo, el resultado general es algo insaboro, pues quedan aqu¨ª atenuados los filos m¨¢s pol¨¦micos y personales de la prosa de Hazlitt, y apenas comparece la cordialidad que emanan los art¨ªculos dedicados a lo que en la antolog¨ªa de Alba se etiquetaba como "cr¨ªtica de la vida". Pese a lo cual, contiene este volumen algunas piezas altamente recomendables, como los ensayos 'Sobre la pedanter¨ªa', 'Sobre el estilo familiar', 'Sobre el genio y el sentido com¨²n' y, muy en particular, 'Sobre el estilo en prosa de los poetas'. En este ¨²ltimo declara Hazlitt su convicci¨®n de que "un autor deber¨ªa probar el efecto de sus frases antes sobre su est¨®mago que sobre su o¨ªdo". Una recomendaci¨®n que, si fuera m¨¢s atendida, ahorrar¨ªa por cierto a todos -autores y lectores- muchas indigestiones.
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