El cerebro de Einstein
El escritor tecnocient¨ªfico Steven Levy cuenta en su web personal c¨®mo encontr¨® el cerebro de Einstein en 1978, cuando trabajaba en la revista local de Princeton New Jersey Monthly. Su redactor jefe ley¨® en una biograf¨ªa de Einstein que el cerebro del f¨ªsico hab¨ªa sido indultado antes de la cremaci¨®n de su cad¨¢ver, en 1955, as¨ª que fue y le dijo a Levy: "Steve, encuentra el cerebro de Einstein". Levy se fue a Wichita (Kansas) y se plant¨® en el despacho de Thomas Harvey, el pat¨®logo que hab¨ªa extra¨ªdo el cerebro 23 a?os antes. Harvey, en efecto, ten¨ªa el cerebro de Einstein en su despacho, cortado en lonchas y archivado en una caja de sidra marca Costa. Levy public¨® la historia en el n¨²mero de agosto del New Jersey Monthly. Ahora es el jefe de Tecnolog¨ªa de Newsweek.
El art¨ªculo de Levy estimul¨® a varios cient¨ªficos a investigar las bases neurol¨®gicas de la creatividad de Einstein, empezando por la neurobi¨®loga de la Universidad de Berkeley Marian Diamond, que public¨® en 1985 un trabajo sobre la densidad neuronal del genial f¨ªsico. Thomas Harvey, por cierto, era uno de los firmantes. Otros dos grupos publicaron m¨¢s estudios en 1996 y 1999. Este ¨²ltimo (The Lancet, 353:2149) sosten¨ªa que el cerebro de Einstein era peculiar en unas ¨¢reas del c¨®rtex relacionadas con las matem¨¢ticas y el razonamiento espacial. No dec¨ªa nada sobre el razonamiento temporal.
Las investigaciones sobre la creatividad han sido abundantes durante la segunda mitad del siglo XX, pero casi siempre, como en el caso anterior, han tratado de su relaci¨®n con la inteligencia extraordinaria, la personalidad extravagante y el genio cient¨ªfico o art¨ªstico. Los expertos han desmenuzado a conciencia no s¨®lo el cerebro de Einstein, sino tambi¨¦n las ideas de Freud, Picasso, Elliot y Piaget, por citar cuatro de sus blancos favoritos. Con semejante material de estudio, su conclusi¨®n fue que la creatividad era un adorno, o un corolario, de la inteligencia extrema de algunos raros individuos. Un salto mortal en el circo de la mente.
Pero esa idea es err¨®nea, y la ciencia de la creatividad ya no va por ah¨ª. La inteligencia extrema, por ejemplo, puede ser un requisito para ciertas facetas de la creatividad, pero en modo alguno lo es para todas. Tampoco la personalidad extravagante va necesariamente asociada a la mente creativa. Tal vez Picasso, Freud y Elliot se comportaran a menudo como ni?os maleducados, y sin duda los tres podr¨ªan haber presidido su propio club de fans sin asomo de rubor, pero los mortales del mont¨®n pueden permitirse el lujo de ser creativos sin desplegar toda esa coheter¨ªa. Mark Runco, un experto en creatividad del departamento de Psicolog¨ªa de la Universidad Estatal de California, en Fullerton, ha puesto al d¨ªa el campo en la edici¨®n de 2004 del Annual Review of Psychology.
"Ahora disponemos de un tel¨¦fono m¨®vil para mantener el contacto con la familia y sincronizar nuestras citas", escribe Runco, "pero eso nos fuerza a dominar su manejo, y a actualizar esa destreza cada vez que compramos un nuevo m¨®vil". Lo mismo se puede decir del DVD, el horno, el coche y el ordenador. La ley de Moore -la potencia de un ordenador se duplica cada 18 meses- lleva vigente desde los a?os sesenta y no lleva visos de amainar. "Todo esto implica que la creatividad es ahora m¨¢s importante que nunca", afirma Runco. "La raz¨®n es que la creatividad es una respuesta ¨²til y efectiva a la evoluci¨®n del entorno, y puede aplicarse cada d¨ªa en muchos aspectos de nuestras vidas".
La buena noticia es que los cient¨ªficos han identificado los factores familiares, sociales, educativos, econ¨®micos y empresariales capaces de estimular la creatividad de la gente com¨²n. Ma?ana aprenderemos los trucos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.