Bielsa acaba con el mito de S¨ªsifo
Si todo argentino es una promesa, probablemente el entrenador Marcelo Bielsa sea una de las pocas que puede darse ya por cumplidas. Si es verdad que en este pa¨ªs el f¨²tbol anticipa la realidad, ser¨¢n dignos de vivirse los a?os por venir. La sequ¨ªa de t¨ªtulos internacionales de Argentina llevaba 11 a?os, desde 1993 cuando gan¨® la Copa de Am¨¦rica en Ecuador. Ahora acaba de obtener por primera vez en su historia una medalla de oro en los juegos ol¨ªmpicos, la ¨²nica conquista que le faltaba. El m¨¦rito mayor es que Bielsa sigue all¨ª, en su puesto.
Los cuervos cr¨ªticos de la prensa argentina que le segu¨ªan y picoteaban, siempre a la espalda suya, dejaron de graznar desde la madrugada del s¨¢bado. Hasta entonces pod¨ªa v¨¦rselos y escucharlos all¨ª, en los programas de televisi¨®n y radio, revoloteando, sanguinarios, azuzando al p¨²blico para que le despedazara con silbidos, insultos y reprobaciones desde que Argentina fuera eliminada en la primera fase de la Copa del Mundo de 2002. Como S¨ªsifo, Marcelo Bielsa cargaba en la mochila la pesada piedra del fracaso acumulado. Hace s¨®lo un mes, a 30 segundos del final, Brasil empataba la final de la Copa de Am¨¦rica que Argentina perdi¨® luego en la tanda de penaltis.
"No fue f¨¢cil ser un chico en el seno de nuestra familia. El trabajo era agotador"
Sin rendirse a la presi¨®n ni contestar a los insultos, Bielsa respondi¨® a los comentarios miserables con autoridad y convicci¨®n. La mayor¨ªa de los aficionados, y de los ciudadanos en general, se han rendido ahora a la honestidad y convicci¨®n con que el entrenador afront¨® la adversidad. Pocas veces se escuch¨® en Argentina a un personaje p¨²blico decir lo que Marcelo Bielsa dijo cuando el equipo jug¨® bien pero no gan¨®: "S¨¦ lo que hay que dar para conseguir el reconocimiento popular. Pero para lograrlo no voy a dejar de hacer lo que pienso. Ser¨ªa demagogia. Nuestra idea es conmover a la gente dentro de nuestras posibilidades".
La obsesi¨®n por el f¨²tbol tiene que ver con el jugador que no fue y el mandato familiar de los Bielsa. La historia que sigue revela lo que sent¨ªa por el juego aquel pibe que lleg¨® a las inferiores del Newell's. En enero de 1976 el entonces entrenador de Argentina, C¨¦sar Menotti, dedicado a la selecci¨®n mayor que se preparaba para disputar la Copa del Mundo de 1978, dijo que no ten¨ªa tiempo para armar un equipo de juveniles y propuso a los directivos desistir de participar en la eliminatoria suramericana a los Juegos en Recife, Brasil. La AFA, obligada reglamentariamente a cumplir el compromiso, recurri¨® al Newell's Old Boys, de afamada cantera, para que representara al pa¨ªs. Jorge Griffa, ex jugador del Atl¨¦tico de Madrid, convoc¨® a la Tercera Divisi¨®n que estaba de vacaciones y Marcelo Bielsa, de 21 a?os, integr¨® la pareja de centrales titulares con Dardo Jara.
Esa Tercera, un equipo que ven¨ªa de ganar cuatro campeonatos, venci¨® a Chile, a Per¨² y s¨®lo perdi¨® frente a Brasil. Pero no consigui¨® clasificarse entre los dos primeros. La revista El Gr¨¢fico incluy¨® a Bielsa como titular en el equipo "ideal" del torneo. El entrenador, con aut¨¦ntica verg¨¹enza, recuerda: "En ese equipo ideal a m¨ª me pusieron compartiendo la defensa con Edinho, quien luego brillar¨ªa en la selecci¨®n de Brasil. ?Qu¨¦ falta de respeto! Yo sab¨ªa dar un pase, pero cuando estaba bajo presi¨®n lo hac¨ªa como Bielsa, no como Bochini".
Del mandato familiar habla su hermano Rafael Bielsa, actual ministro de Relaciones Exteriores del gobierno. Los Bielsa tiene una hermana que es vicegobernadora de la provincia de Santa Fe. Dice Rafael: "No fue f¨¢cil ser un chico en el seno de nuestra familia. El trabajo era agotador. Entre nuestro reconocido abuelo, que intimidaba con sus conocimientos oce¨¢nicos, y nuestra madre, que mandaba rechazar lo que se obten¨ªa sin esfuerzo, porque si no hab¨ªas luchado para conseguir algo luego no sabr¨ªas c¨®mo perseverar para conservarlo, ten¨ªas que estar todo el tiempo alerta, concentrado y en forma. Era forzoso leer continuamente, tener algo con sentido para decir, ser r¨¢pido y filoso en las respuestas, despreciar los bienes materiales, menospreciar las tentaciones, apreciar las normas del clan, y mirar el mundo desde la altura de quien tiene su camino fijado, y no hay nada ni nadie que pueda apartarlo de ¨¦l".
Hace dos a?os, antes de disputarse la Copa del Mundo de 2002, su hermano Rafael le escribi¨® una carta a Marcelo: "?Te acord¨¢s de aquel viaje Buenos Aires-Rosario, a comienzos de los 80? Yo volv¨ªa de mi obligada estad¨ªa en Barcelona, y vos hab¨ªas ido a buscarme a Ezeiza. Viaj¨¢bamos en un ¨®mnibus. En un momento me dijiste: '?Te diste cuenta? Ten¨¦s 28 a?os, yo 26, y todav¨ªa no hicimos na-da-de-na-da en la vida?". Rafael dice que Marcelo siempre andaba a la b¨²squeda de "combinaciones" que le permitieran reducir el azar para desarrollar un estilo de juego que recuperara la historia de los grandes equipos y jugadores del f¨²tbol argentino. Un grupo de propuesta generosa, noble, leal. Como entrenador, Marcelo Bielsa gan¨® campeonatos argentinos con el Newell's y el V¨¦lez, pero entonces no parec¨ªa estar completamente satisfecho.
Su ilusi¨®n era ganar la Copa del Mundo con Argentina. Si acaso, a pesar de todo, en 2002, acechaba la derrota, Rafael le anticipaba a Marcelo: "Y si perd¨¦s, si pierden, si perdemos, ?te acord¨¢s de lo que te quiero, de lo que te queremos, de lo que ser¨ªamos capaces de llegar a quererte si por obra del azar hiciese falta?".
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