Civilidad y esp¨ªritu deportivo
Han finalizado los Juegos. Las interpretaciones de los resultados de la delegaci¨®n de Espa?a salen en la prensa con una banda de an¨¢lisis que va desde la euforia contenida hasta un an¨¢lisis cr¨ªtico. El deporte, una vez superada la etapa elitista deci-mon¨®nica, es hoy un fiel reflejo del estado de civilidad y de condici¨®n social de las sociedades actuales. Se comprende la insatisfacci¨®n del actual secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky. Dos hechos auguran resultados que no nos pueden dejar satisfechos: el estrepitoso fracaso en los deportes de equipo (se diga lo que se diga, tenemos las ligas m¨¢s poderosas de algunos deportes de equipo, y tendr¨ªamos que estar en la ¨¦lite) y en los deportes b¨¢sicos, como el atletismo y la nataci¨®n.
Las medallas obtenidas son el resultado de las aptitudes individuales, algunas de ellas a pesar de las actitudes de desacuerdo o enfrentamiento con sus federaciones. Rep¨¢sese d¨®nde est¨¢n los pa¨ªses de nuestro entorno. V¨¦ase d¨®nde est¨¢ la denostada Cuba. Nunca seremos una "potencia deportiva" si no se instalan entre nuestra sociedad la civilidad y el esp¨ªritu deportivo. Una sociedad que asume y basa las principales actividades de ocio de su juventud en el botell¨®n y el ruido multitudinario, no es una sociedad ni deportiva ni civilizada. No existen recursos suficientes para la actividad del deporte de base. Es un hecho que el acceso a los deportes b¨¢sicos en los pabellones municipales o de las comunidades es, para la poblaci¨®n con pocos recursos, una tarea de titanes. El deporte universitario y escolar no existen. La actividad profesional de los licenciados de INEF o t¨¦cnicos deportivos de las diferentes disciplinas sigue sin estar regulada. Dominan el intrusismo y el caos.
Eso no ocurre en otros Estados. Para entenderlo, s¨®lo hay que darse una vuelta por Europa. La actividad de los titulados deportivos est¨¢ regulada. All¨ª veremos c¨®mo en muchos pa¨ªses la actitud c¨ªvica y deportiva se instala en todas las edades de la poblaci¨®n. Familias enteras, gente de edad, incluso muy mayores y grupos de j¨®venes, realizan una pr¨¢ctica deportiva. Se puede ir a los centros comerciales o al centro de la ciudad a comprar en bicicleta. En sus ordenanzas municipales se advierte de que la fiesta es bienvenida, pero el ruido ser¨¢ completamente controlado. Se puede dormir y descansar con horarios razonables en los que se tiene tiempo para la relaci¨®n social, la formaci¨®n personal y la pr¨¢ctica deportiva. Es un todo. No veo en ninguna autonom¨ªa del Estado espa?ol esa situaci¨®n.
Los ¨¦xitos s¨®lo est¨¢n en relaci¨®n con las oportunidades, las capacidades y una real y efectiva actitud c¨ªvica y deportiva del conjunto de la sociedad. El f¨²tbol no lo es todo. Su ejemplo, tampoco.
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