'Dietrolog¨ªa'
Hace meses, en Valencia, alguien me obsequi¨® con un volumen. Fue un gesto de amistad. La obra se titulaba Los no musulmanes en la sociedad isl¨¢mica, firmado por Yusuf Al-Qaardawi y estaba editado por La Casa del Libro ?rabe, de Barcelona. Agradec¨ª el detalle, por supuesto, pero, conforme me fui internando en sus p¨¢ginas, conforme fui leyendo, empec¨¦ a inquietarme: me alarm¨® su contenido al descubrir que se trataba de un volumen fundamentalista. En efecto, era una obra integrista, a pesar de que pareciera predicar lo contrario, una obra en donde cansinamente se exaltaba la tolerancia (y, por tanto, la superioridad) de que har¨ªa gala el islam frente a otras religiones, el respeto paciente que mantendr¨ªan sus fieles por los creyentes de otras confesiones. ?Sorpresa? No me asombr¨® que esa obra tuviera dicho tenor cuando averig¨¹¨¦ que su autor estaba vinculado a los Hermanos Musulmanes, de Egipto. Tampoco me maravill¨® su contenido cuando, en efecto, advert¨ª que La Casa del Libro ?rabe era tambi¨¦n la editora del c¨¦lebre volumen del imam de Fuengirola, volumen que, ustedes recordar¨¢n, postulaba el uso de la violencia contra las mujeres para as¨ª hacerlas entrar en fe. Adem¨¢s, dicho sello hab¨ªa publicado otros t¨ªtulos no menos inspiradores como, por ejemplo, Batalla entre el Islam y el Capitalismo.
Un volumen no es s¨®lo su contenido, sino tambi¨¦n su envoltorio: un libro es, sobre todo, un artefacto material. Dej¨¦ de leer la pr¨¦dica y comenc¨¦ a husmear entre las p¨¢ginas de la obra con que se me hab¨ªa obsequiado y algo empez¨® a asombrarme verdaderamente. La referencia que hall¨¦ en su pie de imprenta a?ad¨ªa como autor a Alcardawy Mohammad Ali (?el mismo que figuraba en la cubierta?). Admito mi ignorancia sobre los usos y registros del nombre propio en el islam, pero algo extra?o hab¨ªa en lo que yo cre¨ªa contradicci¨®n autorial. Inmediatamente comprob¨¦ que el libro dec¨ªa haber sido revisado por Ahmad Alkuwaifi (al que cre¨ªa profesor de la escuela de idiomas de Barcelona) y traducido por Ana Gil, persona a la que no pude identificar. Aparte de estos datos el volumen ten¨ªa otra rareza: estaba editado en 2000, pero en un extremo de la cubierta y de la contracubierta con un grafismo muy chiquitito aparec¨ªa lo siguiente: 11.9.01.
Hemos de admitir que esos d¨ªgitos no son irrelevantes y que de ser cierta la fecha de la edici¨®n (insisto: 2000), entonces las tapas se habr¨ªan puesto despu¨¦s para incluir la referencia al 11.9.01. ?A qu¨¦ se deb¨ªa esa alusi¨®n, esos n¨²meros que, oh casualidad, coincid¨ªan con el 11-S? Si era para deplorar la escabechina, entonces el grafismo deber¨ªa haberse puesto en grande, pens¨¦, a?adi¨¦ndose algo m¨¢s que hiciera bien expl¨ªcito el horror ante aquellos atentados. Si era para celebrar la matanza, en ese caso parec¨ªa obvio que deb¨ªa ponerse con caracteres peque?os, admit¨ª: justamente para que pasara desapercibido el oprobio, para no ser f¨¢cilmente descubiertos los urdidores, como si se tratara de una celebraci¨®n vergonzante. No s¨¦, tal vez fueran fantas¨ªas m¨ªas. La verdad es que esa fecha figuraba y que todo lo anterior que he dicho lo hab¨ªa documentado, como es igualmente sensato pensar que coincidencias de esta ¨ªndole no eran fruto de una mirada paranoica, sino atenta. La confirmaci¨®n de mis sospechas, de que algo raro hab¨ªa, en efecto, en el volumen, me vino por otros datos que, de entrada, me pasaron desapercibidos y que, con gran olfato, mi hijo me hizo ver. En el pie editorial, debajo del dep¨®sito legal, el editor pon¨ªa lo siguiente: 04.01.2000-27.09.1420. En principio, por pereza, supuse que eran los d¨ªgitos de dicho dep¨®sito. Pero, no, esos n¨²meros, con ese orden, significaban otra cosa distinta. Busqu¨¦ en Internet ese dato, un dato que parec¨ªa esconder dos fechas, ?y qu¨¦ obtuve? Un enlace directo al Partido Isl¨¢mico de Malaisia, pr¨®ximo, seg¨²n creo, a los Hermanos Musulmanes: Parti Islam SeMalaysia 04-01-2000 / 27-09-1420 (www.fsas.upm.edu.my/~azmi/homepage/islam.html). ?Una casualidad? Lo dej¨¦ estar, derrotado por lo que cre¨ªa estar descubriendo.
En Italia llaman dietrolog¨ªa a la sospecha algo enfermiza de que todo est¨¢ regido por el secreto, a la creencia obsesiva de quienes sostienen que, detr¨¢s de la banal apariencia de las cosas, hay una conspiraci¨®n urdida con fines inconfesables. Le¨ª hace tiempo El p¨¦ndulo de Foucault. En la novela de Umberto Eco, sus protagonistas desnortados y obsesivos avanzaban de conjetura en conjetura, de manera perturbada, creyendo que hab¨ªa un arcano que revelar, sospechando que si se combinaban adecuadamente unas cosas con otras acabar¨ªa por descifrarse el misterio del mundo. "Qualsiasi dato diventa importante se ¨¨ conneso a un altro", dec¨ªa Belbo. "La connessione cambia la prospettiva. Induce a pensare che ogni parvenza del mondo, ogni voce, ogni parola scritta o detta non abbia il senso che appare, ma ci parli di un Segreto; il criterio ¨¨ semplice: sospettare, sospettare sempre", apostillaba ese paranoico personaje inventado por Umberto Eco.
?Estar¨ªa yo incurriendo en una patolog¨ªa semejante? ?Estar¨ªa yo haciendo dietrolog¨ªa? Cuando queremos hallar conexiones acabamos por encontrarlas siempre, en cualquier lado, y es entonces cuando el mundo se nos aparece como una red y como una cifra, con parentescos, reenv¨ªos, un lugar de v¨ªnculos confusos en el que todas las cosas remiten a otras, explic¨¢ndose entre s¨ª... Otra vez lo dej¨¦ estar, derrotado por lo que cre¨ªa estar descubriendo.
Justo Serna es profesor de Historia Contempor¨¢nea de la Universitat de Val¨¨ncia.
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