Menos es m¨¢s
En 1995 los miembros de la secta Verdad Suprema atacaron el metro de Tokio con gas sar¨ªn. El atentado produjo doce muertos y miles de heridos, y provoc¨® una ola de rechazo social hacia esta secta y hacia otras cortadas por el mismo patr¨®n. Salto mortal, la primera novela publicada por Kenzaburo O¨¦ desde que recibiera el Premio Nobel de Literatura en 1994, es en gran medida la respuesta de un escritor al trauma colectivo que produjo aquel atentado, una reflexi¨®n sobre la necesidad humana de pertenecer a un grupo y participar de un ideal. En este caso, de un ideal religioso que procure alivio a la conciencia de la muerte.
La novela arranca con un suceso acaecido quince a?os antes de la acci¨®n principal. Kizu, un pintor y profesor de bellas artes, presencia por casualidad el accidente en el que chocan una joven bailarina y un estudiante de dise?o durante una entrega de premios. En el accidente la joven pierde la virginidad con la maqueta que lleva el estudiante, y ¨¦ste, furioso, la tira al suelo y la hace pedazos, con lo que se esfuman sus opciones en el concurso. La escena, tan simb¨®lica e inveros¨ªmil como suena, queda grabada en la memoria de Kizu.
SALTO MORTAL
Kenzaburo O¨¦
Traducci¨®n de
Fernando Rodr¨ªguez-Izquierdo
Seix Barral. Barcelona, 2004
824 p¨¢ginas. 27,88 euros
Despu¨¦s de una larga estancia en Estados Unidos, el pintor regresa a Jap¨®n y busca a los dos j¨®venes que protagonizaron aquel accidente. Primero encuentra a Ik¨²o, el estudiante, y m¨¢s tarde los dos dan con Bailarina, que as¨ª se llama la muchacha. ?sta se ha convertido en ac¨®lita de la secta liderada por Guiador y Patr¨®n, quienes diez a?os antes dieron el "salto mortal" del t¨ªtulo. Este salto de los l¨ªderes consisti¨® en desmentir p¨²blicamente todas las ense?anzas en las que se fundaba la fe que hab¨ªan predicado. Con ello evitaron que una facci¨®n radical de su propia secta secuestrase varias centrales nucleares y las transformara en bombas at¨®micas.
Kizu e Ik¨²o no tardan en unirse al dogma de Guiador y Patr¨®n, y en participar en el proceso de refundaci¨®n de la secta.
A partir de entonces O¨¦ repite compulsivamente las conversaciones entre los l¨ªderes y los miembros de la refundada Iglesia del Hombre Nuevo: las causas del "salto mortal"; la necesidad o la hipocres¨ªa de quienes lo dieron; el rumbo que ha de seguir la secta renovada. Al final la nueva congregaci¨®n, tan milenarista y apocal¨ªptica como la original, termina en manos de nuevos radicales que aparentemente la conducir¨¢n a la misma locura de la que se salv¨® gracias al salto mortal.
Los ret¨®ricos de la antig¨¹edad recomendaban a los abogados que, llegado el momento de narrar los hechos ante el tribunal, se limitaran a contar lo justo y necesario para entender la causa. La tradici¨®n ret¨®rica de ser comedido pas¨® a la literatura, como demuestra la advertencia de Voltaire: "Ser un pelmazo es f¨¢cil, basta con contarlo todo". En la estela de Los demonios, de Dostoievski, O¨¦ se ha embarcado en una historia apasionante que quiz¨¢ hubiera ganado peso soltando un poco de lastre.
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