Los hinchas de Bush
Los republicanos salen euf¨®ricos de Nueva York y se lanzan a la campa?a electoral
Lo que m¨¢s se parece al entusiasmo de un delegado republicano en Nueva York es el entusiasmo de un delegado dem¨®crata en Boston. Las convenciones no son lugares a los que se va a discutir; eso ya se hizo en las primarias. A las convenciones se va a olvidar aquellas discusiones, a cerrar filas, a aplaudir y a divertirse. Son acontecimientos pol¨ªticos serios por el papel que cumplen, pero han evolucionado -por influencia de la televisi¨®n- hacia el espect¨¢culo, marginando por completo el debate y la negociaci¨®n.
Los republicanos salieron ayer de Nueva York como salieron los dem¨®cratas de Boston hace un mes: euf¨®ricos. Y sin dudar por un instante de la victoria de Bush el pr¨®ximo 2 de noviembre. "Creo que lo merece, porque ha hecho un trabajo excelente, no s¨®lo con el refuerzo de la seguridad, sino con la guerra contra el terrorismo y la persecuci¨®n de terroristas, en lugar de dejarles que vuelvan a atentar aqu¨ª", seg¨²n Jeanne Coork, de Florida. A su lado, Bonnie Manos, de Ohio, coincid¨ªa: "A m¨ª me gusta lo que est¨¢ haciendo contra el terrorismo y por la recuperaci¨®n econ¨®mica y la educaci¨®n". ?Nada que criticar? "No, que yo vea", se carcajea Bonnie.Entre los casi 5.000 delegados y suplentes de Nueva York hab¨ªa mucha menos diversidad que en Boston -menos negros, menos hispanos, muchos blancos de clases medias altas, y aun as¨ª, un 70% m¨¢s de minor¨ªas que en la convenci¨®n de hace cuatro a?os- y la disciplina era mayor. A ninguno le importaban los pesados controles de seguridad en el Madison Square Garden, el mismo escenario que hace 12 a?os, en la convenci¨®n dem¨®crata, fue el trampol¨ªn que empuj¨® a Clinton hacia su primera victoria.
En la convenci¨®n, las emociones de los himnos se alternaron con la marcha de los grupos de rock y pop; hubo discursos de carnaza y otros de empalago, y alguna pieza notable, como tambi¨¦n ocurri¨® en la convenci¨®n dem¨®crata. Y hubo tambi¨¦n la tecnolog¨ªa, las im¨¢genes, los colores, la m¨²sica y todo lo necesario para organizar un gran espect¨¢culo. Cada delegado -armado de tel¨¦fono m¨®vil y de c¨¢mara digital de fotos- arrim¨® el hombro. Los habituales se cubrieron de chapas y se calzaron sus gorros en forma de elefante, s¨ªmbolo del partido, y posaron encantados. Otros prefirieron algo m¨¢s compacto: los 136 miembros de la delegaci¨®n de Tejas iban vestidos igual, con sombrero blanco y camisa vaquera. Uniformado as¨ª y con un acento profundo, David King no ten¨ªa ninguna preocupaci¨®n por el 2 de noviembre: "No creo que haya ning¨²n problema en el resultado, quiz¨¢ sea un poco apretado, pero definitivamente el presidente saldr¨¢ elegido. ?Kerry? Bueno, creo que Kerry no tiene lo que hay que tener para ser presidente. El presidente, s¨ª; usted pensar¨ªa lo mismo si le saludara y le mirara a los ojos. Se dar¨ªa cuenta de que es un gran tipo".
"Kerry es muy maleable, en su historia, en lo que dice", coincidi¨® Gladys Esquibel, de Idaho. No hay demasiados hispanos, un 7% escaso de los delegados: la mitad de lo que representan en EE UU. H¨¦ctor Ramos, de Puerto Rico, no est¨¢ de acuerdo en que se tache al presidente de divisivo: "Bush dijo que quer¨ªa ser un unificador, pero cuando ocurren eventos como el 11-S y pasan cosas que son bien conflictivas, es imposible pensar que haya unanimidad. Es un poquito demag¨®gica esa cr¨ªtica". Y, como el ciento por ciento de los delegados, poca estima hacia el candidato dem¨®crata: "De Kerry no me gusta su ambivalencia, su falta de definici¨®n. Bush es muy determinado. Eso algunos lo pueden ver como obstinaci¨®n, pero la gente tiene que saber d¨®nde sus l¨ªderes est¨¢n parados".
Rein¨® la unanimidad sobre Bush, sobre la guerra de Irak, sobre el terrorismo: "Dudo de que usted encuentre aqu¨ª alg¨²n desacuerdo mayor en cuanto a Irak. Hay que recordar que casi todos los congresistas y los l¨ªderes pol¨ªticos, incluidos los dem¨®cratas, votaron a favor de la guerra", seg¨²n el abogado de Misuri Anthony B. Ram¨ªrez, que matiz¨® que eso no es uniformidad: "Naturalmente que no, siempre hay gente que tiene una opini¨®n diferente. Un partido no es un bloque monol¨ªtico, ni ¨¦ste ni el Dem¨®crata. Es imposible que cada persona est¨¦ de acuerdo con cada punto".
Quiz¨¢ en cada punto no, pero en uno s¨ª: todos creen que su candidato va a ganar. Para Irene Halligan est¨¢ claro: "Oh, yes", dice, como si la duda ofendiera. ?Por qu¨¦ est¨¢ tan segura? "Porque creo que cuando la gente que ahora mismo no sabe qu¨¦ hacer se meta en la cabina de votaci¨®n va a reflexionar y va a pensar que debe apoyar a Bush porque es un l¨ªder fuerte, apropiado para una situaci¨®n como la que tenemos". As¨ª, con esa certeza y con la autoestima a cien por hora, los exhaustos republicanos que durante cinco d¨ªas no durmieron abandonaron ayer la ciudad que nunca duerme.
Pol¨ªtica y diversi¨®n
Muchos de los delegados republicanos peregrinaron a la zona cero del 11-S -a siete kil¨®metros del Garden-, mientras que otros fueron de compras e inundaron restaurantes y espect¨¢culos: los californianos, m¨¢s exquisitos, fueron en bloque a ver Aida, mientras que la delegaci¨®n de Georgia prefiri¨® La bella y la bestia. Las grandes empresas patrocinaron desayunos y fiestas. Con tanto movimiento, hubo unos cuantos incidentes en los que peque?os grupos de activistas les insultaron. "Es una verg¨¹enza", lament¨® Irene Halligan, delegada por Nueva York, para la que muchos de los manifestantes "han venido de todo el pa¨ªs". "Ha habido comportamientos groseros" de gente que "no distingue entre la libertad de expresi¨®n y manifestaci¨®n, que es una cosa, y lo que algunos han hecho, que ha sido realmente descort¨¦s".
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