Pedro Calvo
La primera vez que vi a Pedro Calvo me pareci¨® un pijo y un relamido. Ven¨ªa de las Nuevas Generaciones del PP con su pelo atusado y el traje azul. Se me antojaba un ni?o que jugaba a ser mayor. Reconozco que de no haber mediado posteriormente el obligado trato profesional, jam¨¢s hubiera dado por el personaje un solo duro. Me equivoqu¨¦. Le vi trabajar como diputado en la Asamblea de Madrid y como consejero de Medioambiente, le trat¨¦ y comprob¨¦ hasta qu¨¦ punto se cre¨ªa lo que hac¨ªa y desterr¨¦ aquella opini¨®n fundamentada s¨®lo en la apariencia y, en consecuencia, err¨®nea. Ahora creo conocerle lo suficiente para afirmar que es un tipo inteligente, eficaz y, sobre todo, abierto y normal. Nada que ver con la derechona casposa y prepotente que tanto detesto. A¨²n tengo fresco c¨®mo el hoy concejal de Seguridad se gan¨® el respeto de todo el que le vio gestionar el 11-M con absoluta entrega y huyendo de todo protagonismo. Pues bien, como sabr¨¢n, al bueno de Pedro Calvo le pill¨® el otro d¨ªa un polic¨ªa municipal sin el carn¨¦ de conducir, un documento que encima ten¨ªa caducado desde hace un a?o. No cabe la menor duda de que un concejal de Tr¨¢fico conduciendo su moto sin el permiso en regla es un desprop¨®sito notable. Se supone que el responsable de la circulaci¨®n en Madrid debe dar ejemplo y llevar esa tarjeta en condiciones, como nos exigen a todos los ciudadanos. En t¨¦rminos prosaicos, es lo que vulgarmente se llama "una cagada". Hay, sin embargo, en el episodio algunos matices que ser¨ªa injusto ignorar. Aquel d¨ªa el se?or Calvo estaba de vacaciones y aprovechaba una gesti¨®n particular para echar un vistazo al funcionamiento de los nuevos separadores del carril-bus y al operativo de Montera. Roz¨® a un veh¨ªculo con su moto y al acercarse el agente municipal no sucumbi¨® a la tentaci¨®n de identificarse como concejal de Tr¨¢fico. Tampoco lo hizo cuando el polic¨ªa le reclam¨® el carn¨¦ de conducir y cay¨® probablemente en la cuenta de que estaba en precario. D¨¦jenme que les diga que en este pa¨ªs no estamos acostumbrados a que los que mandan algo aguanten el tipo con esa flema. Podr¨ªa mencionar unos cuantos ejemplos de pol¨ªticos y mandamases que han recurrido al "usted no sabe con qui¨¦n est¨¢ hablando" en situaciones peores que la descrita. Citar¨ªa, incluso, hasta el caso de un periodista de renombre, ya desaparecido, al que la Polic¨ªa Municipal de Madrid le perdon¨® el conducir su todoterreno en direcci¨®n contraria para evitarse posibles represalias.
Ninguno en cualquier caso tan notable como el de aquel diputado centrista a cuya esposa pillaron mangando un pijamita infantil en los Harrod's de Londres y no se le ocurri¨® otra cosa que esgrimir su condici¨®n de parlamentario espa?ol para librarla de las garras policiales. A¨²n est¨¢n ri¨¦ndose en Scotland Yard. Pedro Calvo no s¨®lo evit¨® identificarse como responsable pol¨ªtico de la Polic¨ªa Municipal, sino que, cuando el agente advirti¨® que ten¨ªa delante al concejal de Tr¨¢fico y manifest¨® a media voz que lo correcto era multarle, ¨¦ste le respondi¨®: "Claro que tienes que multarme, como que es tu obligaci¨®n". Personalmente, me deja bastante tranquilo el que el se?or Calvo haya procedido de esta manera y pague su multa in situ y sin rechistar. Es m¨¢s, cuando el asunto ha trascendido a los medios, lejos de intentar justificaciones rocambolescas se ha limitado a reconocer que su error "no ha sido nada ejemplar" y aprovech¨® para decir que espera que el resto de los ciudadanos aprendan de lo que le ha ocurrido.
?l es consciente de que el peor de los castigos no va a ser ni la multa ni los reproches de la oposici¨®n, sino el aguantar los comentarios y el cachondeo general. Y lo m¨¢s curioso es que muchos de los que le reprochen el despiste o le vacilen habr¨¢n mirado en la cartera para comprobar si sus documentos est¨¢n en regla. El mismo director general de Tr¨¢fico, Pere Navarro, interrogado sobre el asunto por un periodista de la cadena SER, no se atrev¨ªa a asegurar que su propio permiso de conducir estuviera vigente y tuvo la prudencia de no descalificar al concejal madrile?o. Es evidente que Pedro Calvo, con su carn¨¦ caducado, no dio precisamente un buen ejemplo como responsable de Circulaci¨®n, pero compens¨® ofreciendo a cambio un recital de ciudadan¨ªa del que muchos deber¨ªan aprender. Y el que est¨¦ libre de pecado, que tire la primera piedra.
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