Hans Vonk, el distante director de orquesta
Fallecido a los 62 a?os de edad v¨ªctima de una enfermedad neurol¨®gica que le dej¨® paralizado, Hans Vonk, uno de los directores de orquesta m¨¢s famosos de Holanda, deja un legado algo turbador. Considerado uno de los mejores exponentes de su oficio en la generaci¨®n posterior a Bernard Haintik, fue un m¨²sico brillante a la vez que atormentado. Prisionero de su orgullo y celoso de una independencia que no hubiera desde?ado un mayor reconocimiento p¨²blico, Vonk no pod¨ªa evitar que su temperamento hura?o empa?ase su trabajo.
Bajo su batuta "la orquesta florec¨ªa", como han se?alado ahora los cr¨ªticos de su pa¨ªs. El patio de butacas, por el contrario, percib¨ªa a un hombre que no parec¨ªa divertirse y sin la personalidad que ha encumbrado a colegas de su quinta como Edo de Waart. "Tr¨¢gico, pero orgulloso para seguir adelante sin cambiar", es como le han definido tambi¨¦n los expertos, que han puesto luego mucho empe?o en aclarar que no era soberbia, sino testarudez lo que le alejaba de la gente.
Hijo de un violinista de la orquesta del Concertgebouw, Vonk naci¨® en Amsterdam y estudi¨® Derecho y Piano antes de optar por la direcci¨®n. "Por favor, que Hans no se dedique a la m¨²sica", hab¨ªa dicho su progenitor antes de morir. Una petici¨®n que su hijo interpret¨® como el reflejo de un profesional solvente que no lleg¨® a la cima por no ser lo bastante duro en un entorno hostil.
Tal vez sin propon¨¦rselo, Vonk junior, que entre 1966 y 1979 dirigi¨® sucesivamente la orquesta del Ballet Nacional holand¨¦s, fue asistente de Haitink en el Concertgebouw, y estuvo al frente de la Royal Philarmonic Orchestra y de la Residentie Orkest, se presentaba como un m¨²sico poco convencional. Quiz¨¢ fuera una forma de evitar desilusiones, como cuando evaluaba su carrera y aseguraba haber sido "tolerado y constantemente puesto a prueba, mientras otros colegas arrasaban". O simplemente que le gustaba la fama como a los dem¨¢s, pero al no conseguirla del todo convirti¨® la derrota en una victoria en nombre de la independencia.
"Sospecho que he consumido toda mi ira. Habr¨ªa hecho las cosas de otro modo, es cierto. Pero no pienso lamentarme el resto de mi vida", asegur¨® a finales del a?o pasado cuando la enfermedad se hab¨ªa apoderan casi por completo de su cuerpo.
Con todo, la carrera de Vonk es m¨¢s que estimable. Y ¨¦l lo sab¨ªa. Aunque nunca super¨® no haber sucedido a Haitink en el Concertgebouw (en 1988 nombraron director a Ricardo Chailly), en 1980 debut¨® en la Scala de Mil¨¢n. En 1985 comand¨® la Dresdner Staatkapelle y la Dresdner Staatsopera, algo que tambi¨¦n hizo Richard Wagner. Particip¨® en los festivales de Salzburgo y Lucerna y dirigi¨® las orquestas de Cleveland, Filadelfia, Los ?ngeles, Nueva York y Tokio. Entre 1991 y 1997 estuvo al frente de Keulse Radio Orkest germana y, hasta el a?o 2002, de la orquesta estadounidense de Saint Louis.
All¨ª pareci¨® encontrar una paz interior que la enfermedad nerviosa acab¨® rob¨¢ndole al no permitirle ni ponerse en pie para "conducir a sus m¨²sicos". Al final no le deb¨ªa nada a nadie, y su estela, menos fulgurante que la de algunos colegas, no por ello pierde valor.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.