Toni El¨ªas vuelve a volar
El catal¨¢n vence en el cuarto de litro mientras Dani Pedrosa termina cuarto con un tornillo clavado en una rueda
Ocurri¨® de repente, cuando en uno de los pasos por la recta de meta Sebasti¨¢n Porto se puso a la altura de Toni El¨ªas, el l¨ªder de la prueba. En paralelo viajaban las dos motos a unos 250 kil¨®metros por hora. En ese momento, el argentino se incorpor¨® sobre la m¨¢quina, lade¨® la cabeza y, mirando a su rival, se llev¨® el dedo ¨ªndice de su mano izquierda al casco, a la altura de la sien m¨¢s o menos, signo inequ¨ªvoco de que pon¨ªa en duda alg¨²n aspecto relacionado con las cualidades mentales de El¨ªas.
Cierto es que no parece que la cordura tenga mucho hueco en un deporte como el motociclismo, en el que se alcanzan velocidades de v¨¦rtigo y, sobre todo, en el que, si te equivocas, te caes. Y te haces da?o. Mucho da?o. Pero ayer el resucitado El¨ªas ten¨ªa la elecci¨®n clara: podio u hospital. No parec¨ªa haber t¨¦rmino medio. Por eso mantuvo una lucha feroz con Porto, el ¨²nico que logr¨® hacerle frente. Y se vivieron secuencias escalofriantes, magn¨ªficas todas ellas, con el espa?ol y el argentino entrando codo con codo en cada curva, bendito duelo, a ver qui¨¦n tarda m¨¢s en frenar, a ver qui¨¦n acelera m¨¢s r¨¢pido, a ver qui¨¦n puede m¨¢s.
Porto se llev¨® el dedo ¨ªndice a la sien poniendo en duda las cualidades mentales de El¨ªas
Pero el resucitado catal¨¢n ten¨ªa la elecci¨®n clara: podio u hospital. No hab¨ªa t¨¦rmino medio
Pudo m¨¢s El¨ªas, que se sac¨® de encima todos los fantasmas que ven¨ªan acos¨¢ndole en una temporada tormentosa. El secretismo, casi de Estado, que rodea a la competici¨®n impide dar explicaciones l¨®gicas a hechos como el sucedido a El¨ªas: hasta el Gran Premio de Portugal ha conducido una moto con un chasis nuevo. Los resultados no han sido los esperados, m¨¢s que nada porque cuatro terceros puestos en diez carreras no son para presumir cuando uno est¨¢ llamado a empresas mayores. As¨ª que El¨ªas se pele¨® con su equipo, Honda, para recuperar el chasis anterior, con el que hizo la pretemporada. Lo consigui¨® en Estoril. Y a la primera, bingo.
"No creo que hayamos tirado cinco meses a la basura", declar¨® El¨ªas cuando fue preguntado al respecto. "De todo se aprende, reflexion¨® con una media sonrisa pensando, quiz¨¢, que alg¨²n componente del ej¨¦rcito de ingenieros que los equipos de la ¨¦lite tienen en n¨®mina pod¨ªa haber tardado menos tiempo en inventar la p¨®lvora.
El caso es que ayer, en uno de sus circuitos talismanes, donde ya gan¨® hace un a?o, El¨ªas volvi¨® a volar. "Me veo fuerte, muy fuerte", dec¨ªa antes de la prueba y no le faltaba raz¨®n. Bati¨® el r¨¦cord de velocidad del circuito una, dos y hasta tres veces. Y, sin embargo, tard¨® en cazar el liderato. No le result¨® f¨¢cil rebasar a Porto y mucho menos f¨¢cil le result¨® alejarse de ¨¦l. Ambos lucharon en un tuya-m¨ªa al que eran ajenos el resto de los corredores. Incluido el l¨ªder, Dani Pedrosa, que vivi¨® una situaci¨®n surrealista. Desde el primer instante, la rueda trasera de su moto comenz¨® a perder aire sin motivo aparente. Pese a semejante limitaci¨®n, logr¨® mantenerse en pie y finaliz¨® en una dign¨ªsima cuarta posici¨®n, a un suspiro del tercer puesto, el que ocup¨® el franc¨¦s Randy de Puniet, al que no alcanz¨® por 17 mil¨¦simas de segundo. Al revisar la moto en el box, los mec¨¢nicos descubrieron que un tornillo se hab¨ªa clavado en el neum¨¢tico. Un tornillo, seg¨²n todos los indicios, procedente de una de las vallas de publicidad que adornan la recta del pit lane.
El que ni siquiera pudo llegar a la meta con los dem¨¢s fue Fonsi Nieto, que se retir¨® cuando viajaba el und¨¦cimo en otra l¨²gubre jornada para un corredor cuya ¨²ltima queja ha sido lapidaria: "Desde que empez¨® la temporada, en mi equipo no me han dado ni una buj¨ªa nueva".
Pero la carrera siempre fue un mano a mano entre El¨ªas y Porto. Convirtieron cada curva en una monta?a rusa, con el p¨²blico, en buena parte espa?ol, rugiendo ante lo que contemplaba, ante alguna que otra derrapada de El¨ªas con pinta de suicida. A cinco vueltas del final, Porto pareci¨® hartarse y le hizo a su adversario aquel gesto con el dedo, poco convencido de que el catal¨¢n estuviera en sus cabales. "Ni me he enterado", reconoc¨ªa despu¨¦s El¨ªas. "Yo estaba concentrado en lo m¨ªo y puede ser que en alg¨²n momento le haya puesto en peligro. Pero he intentado dominar la moto y todo ha salido bien. He vuelto y espero estar aqu¨ª mucho tiempo", dijo en lo que parec¨ªa el aviso a navegantes de un tipo que, loco o no, asegura no haberse olvidado "de ir en moto". Porto, entre otros, puede dar fe de ello.
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