Del Bosque habla turco
Cuatro encuentros sin catar la victoria no arredran al t¨¦cnico del Besiktas
Vicente del Bosque empez¨® por cruzar el Tormes y ha terminado cruzando el B¨®sforo, como dice ¨¦l, "con total naturalidad". Bastar¨ªa con verle a sus 53 a?os en la moderna Ciudad Deportiva del Besiktas, en la boscosa pen¨ªnsula de Kocaeli, de pie al costado del campo, vestido de corto y grit¨¢ndole a Ahmed Hassan: "Shakin, shakin". En perfecto turco.
Desde la ca¨ªda de Constantinopla no se asentaba en Turqu¨ªa un espa?ol m¨¢s popular y admirado. La gente le saluda por la calle como en Madrid. Le desean "bonne chance!", con el pulgar hacia arriba, aunque en las cuatro primeras jornadas de la Liga el Besiktas ha encadenado dos empates y dos derrotas. La situaci¨®n es "un poco inc¨®moda", dice el propio Del Bosque, que conversa con este peri¨®dico por tel¨¦fono desde su coche. Est¨¢ atascado "en uno de los puentes que unen Europa con Asia". Suspendido sobre el Cuerno de Oro, en medio de "una ciudad interminable, con veinte millones de habitantes".
"Hablo palabras del argot, como 'ikad', que significa atento, o 'shakin', tranquilo"
"Aqu¨ª los jugadores son tan sibaritas y tan famosos como los espa?oles o m¨¢s"
"Ha sido una adaptaci¨®n muy r¨¢pida", asegura Del Bosque; "parec¨ªa que nos ¨ªbamos a encontrar muy extra?os, pero el f¨²tbol es igual en todas partes".
Tan r¨¢pida ha sido la adaptaci¨®n que el entrenador, ayudado por un int¨¦rprete, domina un turco elemental, orientado a expresiones ¨²tiles en su profesi¨®n. Aparte de saber designar los "colores" o saber referir posiciones, "izquierda", "derecha", "atr¨¢s", "adelante", "banda", "centro" y "otras palabras comunes del argot futbol¨ªstico", a Del Bosque le vienen dos a la mente. Son ikad, que significa "atento", y shakin, que significa "tranquilo".
Dejando a un lado a jugadores como C¨®rdoba, Ronaldo Guiaro, Zago, Carew o Juanfran, que vienen de otras Ligas, la tranquilidad y la atenci¨®n son estados mentales que Del Bosque percibe de manera muy difusa en sus nuevos pupilos. "Les digo ikad porque a veces son un poco despistados", explica. El shakin sirve para contrarrestar el otro lado de la naturaleza turca. "Son impulsivos", comenta, a su vez, Javier Mi?ano, el preparador f¨ªsico, que le acompa?a desde 1999, cuando se hizo cargo del Madrid; "impulsivos para defenderse y para atacar, en la grada y en la prensa".
Los t¨¦cnicos observan que en el campo los jugadores se mueven a golpe de coraz¨®n. Predomina el gen n¨®mada. Si tienen que presionar, lo hacen en momentos ins¨®litos, a veces derrochando una energ¨ªa valiosa. Si tienen que atacar, se suelen dejar llevar por arrebatos colectivos de un arrojo tan admirable como arriesgado desde el punto de vista t¨¢ctico.
Ese esp¨ªritu asi¨¢tico, desbordante, se traslada a los entrenamientos. "Aqu¨ª se entrenan con un gran entusiasmo, como si compitiesen", prosigue Del Bosque, quiz¨¢ recordando algo que en Espa?a no ocurre mucho: "Antes [en el Madrid] est¨¢bamos: '?Vamos! ?Un poquito m¨¢s!'. Eran los jugadores los que se pon¨ªan el freno por el calendario tan duro que ten¨ªamos. Ahora es al rev¨¦s: les tenemos que pedir que bajen el ritmo".
"Encuentro m¨¢s similitudes que diferencias", dice Del Bosque, puesto a comparar Turqu¨ªa con Espa?a. Si en algo se parece el futbolista turco al espa?ol es en el estilo de vida. Esto sorprendi¨® al t¨¦cnico, que, cuando pis¨® el Asia Menor, crey¨® haber dejado definitivamente atr¨¢s la est¨¦tica gal¨¢ctica que se gasta en Chamart¨ªn: "Los turcos son tan sibaritas y tan famosos como los espa?oles o m¨¢s".
"Este f¨²tbol ha sido tercero en el ¨²ltimo Mundial", puntualiza Del Bosque; "y los clubes tienen la informaci¨®n que tiene cualquier club italiano o espa?ol".En los medios de comunicaci¨®n turcos, seg¨²n ¨¦l, los comentaristas "parece que se van a pegar". Sospecha que, despu¨¦s de los malos resultados, los peri¨®dicos no deben de estar diciendo cosas muy agradables. Dos empates (1-1) con el Malatyaspor y el Glen?erbirligi y dos derrotas con el Denizlispor (3-1) y el Glaziantespor (3-4) no deben de haber inspirado mucha serenidad en el apasionado gremio. "Creo que no hablar¨¢n muy bien", piensa Del Bosque; "pero la gente que me traduce los peri¨®dicos en el club parece muy discreta y a lo mejor no me lo traduce todo".
"Hemos tenido mala suerte", lamenta el t¨¦cnico, "porque Juanfran y Tayfun se han lesionado. Con 14 jugadores nuevos, ha sido dif¨ªcil acoplar el equipo. Esta profesi¨®n es as¨ª: en estos d¨ªas he visto sufrir a Ferguson en el Manchester, a Trappattoni en el Benfica, a Del Neri en el Oporto...".
De momento, si sufre, Del Bosque lo hace solo en un hotel de la parte europea de Estambul, a la espera de que su familia se le una. "Las tardes son muy largas sin ellos", dice. Para paliarlas habla con sus hijos por tel¨¦fono. Ellos le cuentan lo que ven desde la ventana del piso del barrio del Pilar, junto a la vieja Ciudad Deportiva del Madrid. "El otro d¨ªa me dijeron que hab¨ªan tirado el pabell¨®n Raimundo Saporta", dice el t¨¦cnico con cierta nostalgia; "creo que tambi¨¦n han demolido el vestuario. Debe de estar como un solar".
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