C¨®mo hacer un buen informe
El informe oficial de la Comisi¨®n independiente sobre el 11-S en EE UU debe servir de ejemplo para otras comisiones de investigaci¨®n. Se ha convertido en un ¨¦xito de ventas en EE UU, cosa ins¨®lita para un informe, pero no extra?a, pues, m¨¢s all¨¢ de las preocupaciones por la cuesti¨®n -que la campa?a de Bush est¨¢ explotando- y las ganas de saber, se trata de un texto excelente, que todos los integrantes de la Comisi¨®n del 11-M en Espa?a sin duda habr¨¢n le¨ªdo a estas alturas. Las comparaciones, incluidas sobre el tempo, entre ambas comisiones resultan dif¨ªciles, pero nada in¨²tiles pues ponen de manifiesto algunas carencias del sistema espa?ol.
Para empezar, est¨¢ la idea de que la Comisi¨®n fuera independiente, formada por cinco republicanos y cinco dem¨®cratas designados por los elegidos, es decir por el Congreso, y encabezados por Thomas Kean. De hecho Bush no quer¨ªa esta Comisi¨®n y en un primer momento se neg¨® a declarar ante ella. Aunque la decisi¨®n de un informe por consenso ha dejado a oscuras alg¨²n aspecto, ha cumplido su funci¨®n principal que era responder a tres preguntas: ?Por qu¨¦ ocurri¨®? ?Por qu¨¦ pill¨® a EE UU desprevenido? y ?c¨®mo evitar una tragedia as¨ª en el futuro? La espa?ola deber¨ªa responder a otras similares.
En segundo lugar, impresiona el equipo. Pues los diez comisionados no trabajaron solos, sino apoyados por profesionales, encabezados por su director ejecutivo, el profesor Philip Zelikow, que cuenta con esa amalgama tan propicia de rigor acad¨¦mico y experiencia pr¨¢ctica. Al abrir este s¨®lido y a la vez ligero libro, que tambi¨¦n est¨¢ disponible en Internet (www.9-11commission.gov), casi al principio figura la lista del staff de la Comisi¨®n: unas 85 personas, entre especialistas, profesionales, apoyo y editores. As¨ª se trabaja seriamente, en la tradici¨®n de todos los congresistas de EE UU, o de otros pa¨ªses, que no aqu¨ª, donde los parlamentarios cuentan con aut¨¦nticos gabinetes de apoyo. Probablemente por falta de pericia o exceso de instrucciones, en la Comisi¨®n del 11-M demasiadas preguntas se han quedado en el tintero.
El informe americano es todo un curso sobre el funcionamiento (y crecimiento) del poder Ejecutivo en EE UU; o sobre Al Qaeda, descrita como "organizaci¨®n dispuesta para aprovechar el momento hist¨®rico". Explica por qu¨¦ es equivocado afrontar la amenaza como una "guerra" cuando m¨¢s all¨¢ de "destruir o aislar" organizaciones como la de Bin Laden, el reto principal es ideol¨®gico y requiere una "estrategia preventiva" que debe ser tanto pol¨ªtica como militar o policial. Si no vencen o convencen en la batalla ideol¨®gica, ni EE UU ni Europa podr¨¢ ganar en esta confrontaci¨®n. Finalmente est¨¢n las conclusiones y recomendaciones, que no son s¨®lo de car¨¢cter burocr¨¢tico (como crear un Centro Nacional Antiterrorista y la figura de Director de Inteligencia Nacional), sino que proponen tambi¨¦n cambios en la pol¨ªtica exterior de EE UU e incluso un control interno para evitar una deriva que merme las libertades. Estas 567 p¨¢ginas han contribuido a conformar la campa?a de la elecci¨®n presidencial m¨¢s que cualquier otro libro, y muchos y buenos se han publicado al respecto.
El enemigo, como se?ala el informe, es "sofisticado, paciente, disciplinado y letal" y "en su l¨¦xico no figura el concepto de da?os colaterales, pues no diferencia entre objetivos militares y civiles", como hemos tr¨¢gicamente comprobado el 11-M y en diversos actos terroristas en el mundo estos d¨ªas. Es, adem¨¢s, un terrorismo relativamente barato. La Comisi¨®n estima que el planeamiento y ejecuci¨®n del 11-S requiri¨® tan s¨®lo entre 400.000 y 500.000 d¨®lares. El pago a los talibanes en Afganist¨¢n, mucho m¨¢s. El 11-M probablemente menos, y ha mostrado el v¨ªnculo entre el peque?o crimen (en este caso peque?o narcotr¨¢fico) y el nuevo terrorismo. Para esto no estaban preparados los servicios de inteligencia espa?oles. Queda mucho por hacer, y por saber.
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