Pacto m¨¢s sensato

La reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), propuesta por el comisario europeo de Asuntos Econ¨®micos y Monetarios, Joaqu¨ªn Almunia, es una de las m¨¢s ¨²tiles y sensatas iniciativas que ha podido adoptar la Comisi¨®n. Pone fin a ese bloqueo que se inici¨® tras la suspensi¨®n del procedimiento sancionador previsto en dicho pacto tras su violaci¨®n, entre otros pa¨ªses, por Francia y Alemania.

Asumiendo la necesidad, incuestionable, de disponer de un marco de disciplina fiscal en el seno de la UE, ha tratado de aprovechar la experiencia de estos cinco primeros a?os de unificaci¨®n monetaria para hacer compatible esas reglas con un m¨¢s amplio y racional sistema de gobernaci¨®n econ¨®mica y con la m¨¢s perentoria necesidad de crecimiento. Las limitaciones en la proporci¨®n que puede alcanzar el d¨¦ficit p¨²blico sobre el PIB, en el 3%, o la correspondiente al montante de deuda p¨²blica, del 60%, siguen siendo las piezas esenciales. La novedad radica en la mayor flexibilidad en su aplicaci¨®n, admiti¨¦ndose la conveniencia de su particularizaci¨®n en funci¨®n de las condiciones, fundamentalmente c¨ªclicas, por las que atraviesa cada econom¨ªa. Esta particularizaci¨®n tendr¨¢ en cuenta, en mucha mayor medida que hasta ahora, la evoluci¨®n del stock de deuda, que es la referencia m¨¢s relevante para la estabilidad de los mercados financieros. La viabilidad de los sistemas p¨²blicos de pensiones ser¨¢ otra de las referencias importantes.

Mayor flexibilidad puede suponer mayor complejidad para su seguimiento y mayores riesgos de incumplimiento. Por eso, la Comisi¨®n debe ejercer una vigilancia m¨¢s firme y amplia, menos autom¨¢tica que hasta ahora. Tambi¨¦n es razonable que se refuercen otros instrumentos de coordinaci¨®n econ¨®mica, particularmente las Orientaciones Generales de Pol¨ªtica Econ¨®mica, que la UE dirige peri¨®dicamente a sus Estados miembros con el fin de impulsar el cumplimiento de la Agenda de Lisboa.

Ahora queda un proceso de aprobaci¨®n que no ser¨¢ precisamente r¨¢pido. Confiemos en que permita debatir sobre la estrategia de crecimiento de Europa. Y tambi¨¦n para que en Espa?a se haga lo propio con la relaci¨®n entre la necesidad de una r¨¢pida transici¨®n a una econom¨ªa moderna y competitiva y el sistema de restricciones presupuestarias vigente, particularmente las que han limitado el crecimiento de la inversi¨®n p¨²blica en capital tecnol¨®gico y humano, fundamentos de cualquier patr¨®n de crecimiento menos vulnerable e inflacionista que el actual.