Un ayudante de c¨¢mara muy bien pagado
El ex gerente del club Fernando Ochoa tiene contrato blindado y sueldo vitalicio
"Eso es cosa de Richelieu", dec¨ªa Jos¨¦ Juli¨¢n Lertuxndi, presidente del Athletic entre 1990 y 1994. "Si quer¨¦is saber eso, preguntadle a Ochoa", dec¨ªa Jos¨¦ Mar¨ªa Arrate, presidente entre 1994 y 2001. Y Ochoa no estaba, no sab¨ªa, no contestaba. Fernando Ochoa era el secretario del Athletic desde 1982, un ingeniero industrial de 38 a?os que llegaba a un club "familiar", sin estructuras profesionales, con las cuentas claras, y sin demasiados maremotos en su oc¨¦ano familiar. Veinte a?os despu¨¦s, Fernando Ochoa era destituido en el Athletic por Javier Uria, que tuvo que asumir un contrato blindado firmado por Jos¨¦ Maria Arrate. El documento establec¨ªa una indemnizaci¨®n de 1,8 millones de euros, y un sueldo vitalicio de casi 6.000 euros para compensar las posibles p¨¦rdidas que pudiera sufrir en su jubilaci¨®n o desempleo -caso actual-. De cuando lleg¨® hasta entonces su sueldo hab¨ªa pasado de no m¨¢s de 1.200 euros al mes a unos 120.000 oficiales al a?o (hay dudas sobre otras posibles percepciones). ?Por qu¨¦? No consta. Pero s¨ª se sabe que Fernando Ochoa, convirti¨® su posici¨®n de buen ayudante de c¨¢mara en un factor de poder en el club. La t¨¦cnica era siempre la misma. Anular a los directivos favoreciendo sus veleidades, manejar sus influencias espa?olas e internacionales para saciar ambiciones de protagonismo personal (no tanto embajadas del club, como tales) y tratar directamente con el presidente para cortocircuitar los engranajes directivos. As¨ª, uno tras otro fue evitando los obst¨¢culos. Jos¨¦ Juli¨¢n Lertxundi, quien le apod¨® Richelieu, tuvo que desistir de su intento de prescindir de sus servicios, a pesar de que desde dentro fue preparando su camino a Jos¨¦ Mar¨ªa Arrate, vencedor en las siguientes elecciones. Entonces aquilat¨® su poder en el club. Con Arrate sancion¨® su contrato blindado (indemnizaci¨®n de 1,8 millones y sueldo vitalicio) y mantuvo las riendas de la entidad hasta el punto de confundir sus funciones.
Consigui¨® 1,8 millones de indemnizaci¨®n y una paga perpetua de 6.000 euros al mes
Fichado por Lamikiz, si ¨¦ste gana tendr¨¢ en su equipo a un posible demandante del Athletic
Su dominio del ingl¨¦s le facult¨® la representaci¨®n del club, pero su trabajo era realmente interno. Se trataba de conseguir que el club se rigiera por dos destinos: el presidente y el gerente.
La llegada de Javier Uria supuso el primer y ¨²ltimo intento de prescindir de sus servicios. Entonces, la presidencia del Athletic conoci¨® el contrato blindado firmado por Jos¨¦ Mar¨ªa Arrate que le garantizaba esa indemnizaci¨®n de 1,8 millones de pesetas netos m¨¢s otros 240.000 euros a pagar en cinco a?os junto a una pensi¨®n vitalicia para garantizar su sueldo en caso de jubilaci¨®n menor o seguro de desempleo.
Para desgracia de Javier Uria, la negociaci¨®n de la destituci¨®n del gerente eterno del Athletic coincidi¨® con el descubrimiento de su grav¨ªsima enfermedad. En momentos de m¨¢xima debilidad psicol¨®gica y f¨ªsica de Ur¨ªa, el ex presidente consigui¨® acordar un finiquito de 1,8 millones brutos al que Ochoa a?adi¨® otros 240.000 euros y posteriormente, ya con Uria fallecido, amenaz¨® con una demanda (tiene un a?o para llevarla a cabo) para reclamar los haberes del sueldo vitalicio acordado.
Las compensaciones por jubilaci¨®n se hab¨ªan instaurado en el Athletic con algunos empleados en fechas lejanas, con cuant¨ªas menores. Fernando Ochoa propuso que se limitaran a las contrataciones efectuadas hasta 1983, un a?o despu¨¦s de la suya, de forma tal que el fondo de pensiones afectaba casi exclusivamente a su caso y al de su secretaria. A partir de ah¨ª, el tema deca¨ªa.
Posteriormente, en las negociaciones para la rescisi¨®n, Ochoa solicit¨® a la junta directiva un asiento permanente en el palco de San Mam¨¦s y un despacho en el Palacio de Ibaigane, la sede del club, a pesar de que ya quedaba fuera del organigrama de la entidad bilba¨ªna.
Uria zanj¨® el asunto liquidando favorablemente, a ra¨ªz del contrato firmado con Arrate, y destin¨¢ndole a la representaci¨®n externa del Athletic en la Liga de F¨²tbol Profesional (LFP), organismo internacionales y foros similares. Era un modo de liquidar el asunto de la forma m¨¢s decorosa posible frente a un contrato dif¨ªcilmente declarable nulo de derecho (el presidente de un club tiene atribuciones para firmar ese tipo de contratos).
M¨¢s que el dinero, el problema hist¨®rico del gerente del club ascend¨ªa al hecho del control sobre el mismo. Ochoa, por ejemplo se opuso al anuncio de la marca Athletic, basado en el famoso striker brit¨¢nico Mark Roberts, intentando evitar su difusi¨®n. Su contrato blindado no s¨®lo afectaba a su posible destituci¨®n sino a la minusvaloraci¨®n de sus responsabilidades internas o al menosprecio de sus cualidades. Es decir, todo aquello que alterase su estatus en la entidad pod¨ªa ser ejecutable a efectos de indemnizaci¨®n. Todo estaba en su mano. Su d¨ªa a d¨ªa y su futuro.
Quienes han trabajado con ¨¦l no le reconocen una val¨ªa profesional singular, en alg¨²n apartado de la vida del club, m¨¢s all¨¢ del grado de influencia en instancias generales. A¨²n as¨ª, Fernando Ochoa no tuvo problemas en ejercer la representaci¨®n del Athletic en la LFP cuando amenazaba con una demanda (a¨²n latente) contra su club por el sueldo vitalicio impagado por la entidad rojiblanca. Algunos miembros de la asociaci¨®n profesional de los clubes espa?oles vieron su mano en la crisis que acab¨® con el mandato de Pedro Tom¨¢s, uno de sus maestros cuando ejerc¨ªa de gerente del Espanyol.
Ahora vuelve, del paro, con el candidato Fernando Lamikiz, sin sueldo fijo. Resulta que el posible nuevo presidente puede tener como director corporativo (figura a definir) un posible demandante del club por un sueldo vitalicio.
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