Exploraci¨®n de fronteras
Pello Irazu (Andoain, 1963) es sin duda uno de los escultores m¨¢s interesantes de nuestro pa¨ªs, y cuya trayectoria p¨²blica, iniciada a comienzos de la d¨¦cada de 1980, no ha tenido, por decirlo de alguna manera, un "desmayo". Lograr mantener la tensi¨®n art¨ªstica durante casi un cuarto de siglo no es poca cosa en ning¨²n caso, pero m¨¢s si se trata de un escultor, cuyo el¨¢stico campo de acci¨®n es tan indefinido que produce desconcierto, cuando no una sensaci¨®n de zozobra. Haciendo de la necesidad virtud, la obra de Pello Irazu se ha mantenido siempre en la m¨¢s apurada zona fronteriza, tanteando toda clase de l¨ªmites, pero sin perder jam¨¢s la identidad personal del g¨¦nero. En este sentido, no s¨®lo se mueve entre la escultura propiamente dicha, la pintura y el dibujo, sino entre la imagen, la figura, la estructura, la forma y el color, aunque toda esta dilataci¨®n sint¨¢ctica y simb¨®lica no tenga otro lecho germinativo que la del espacio, que es donde verdaderamente se sostiene y habita Irazu, el cual as¨ª se despliega y se repliega, busca las vueltas a la realidad art¨ªstica que construye.
PELLO IRAZU
Galer¨ªa Soledad Lorenzo
Orfila, 5. Madrid
Hasta el 9 de octubre
Las tres grandes esculturas
que exhibe en esta exposici¨®n, realizadas en el presente a?o y significativamente tituladas Pliegue 01, 02 y 03, est¨¢n realizadas con materiales tan variopintos como el hierro, la madera, el hexacomb, la cinta adhesiva y la pintura. Forman de esta manera una estructura de barras rectas y planos recortados que se entrecruzan en una mara?a de diagonales, que refulgen luminosamente con azules, rojos, blancos, negros y trozos de madera a la vista, una escala crom¨¢tica que no es simple enlucido, sino otra manera de definir o recortar los pliegues del espacio. Son esculturas que tiene algo del esp¨ªritu de una danza o lo Bauhaus, de la desbastada carpinter¨ªa cubista de Picasso y del organismo maquinal del constructivismo, por citar la ra¨ªz libertaria de este despliegue entre mec¨¢nico y org¨¢nico, entre escuadrado y musical. Esta complejidad estructural de estas esculturas produce asimismo la impresi¨®n simult¨¢nea de indeterminaci¨®n entre lo elegiaco de una ruina y lo euf¨®rico de un dise?o futurista en pleno desarrollo. Pero, junto a estas piezas tridimensionales que se expanden, Irazu se repliega en el dibujo, donde no s¨®lo se superponen la imagen y la pintura, sino, asombrosamente, las profundidades de la planitud, o, si se quiere, el denso y prolijo relieve de la superficie. Es as¨ª como logra dibujando ser m¨¢s escultor que nunca. Por ¨²ltimo, c¨®mo silenciar la refinida limpieza del dise?o de Irazu, l¨ªrico e intenso a la vez, tan valiente y esmerado, tan coherente y bien armado en su constante deambulaci¨®n fronteriza... ?Qu¨¦ admirable satisfacci¨®n produce esta emocionante y hermosa exploraci¨®n de su obra actual!
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