Amor se escribe sin hache
Si es cierto, como quer¨ªa Jardiel, que amor se escribe sin hache, es posible acaso que el humor siempre sea de derechas, y el de Aquilino Duque, en esta ins¨®lita novela, divertida la mayor parte del tiempo, irritante tambi¨¦n (seg¨²n donde cada uno tenga su palco, se entiende), que ten¨ªa que haber salido -se insiste en ello, varias veces- en 1993 (yo dir¨ªa que en 1983, o tal vez en 1973), lo es, de derechas, el humor de Aquilino Duque; un extraordinario narrador, que tiene el sarcasmo, la iron¨ªa (casi siempre inteligente) y el humor (a veces) de sal gorda (o sea un tanto estridente) algo escorados hacia la derecha (cada lector en su palco y Dios en el de todos, que esto no es cr¨ªtica sino "posicionamiento"). Duque es un estupendo novelista, traductor, poeta y ensayista (en este terreno se muestra como un h¨¢bil artillero de la Gran Guerra, por lo menos), que empez¨® a publicar en los a?os sesenta, con desigual ¨¦xito, y que pertenece a esa tan denostada generaci¨®n -a estas alturas, y sin embargo habr¨ªa que revisar algunos t¨ªtulos y llevarnos, como lectores ignorantes u olvidadizos, algunas sorpresas- del realismo-social o por mal nombre "generaci¨®n de la berza", que estaba, toda ella (ya lo dijo aquel que con buenas intenciones no siempre se hacen buenas novelas), infectada por ese piojo rojo, que fue, en el siglo pasado, El Partido (como el Movimiento, s¨®lo hab¨ªa uno, y tanto uno como otro, inamovibles) y su alegre panda de compa?eros de viaje. El piojo rojo es una novela nunca editada y que, ahora, un tanto anacr¨®nicamente (est¨¢ salida de cuadro, a todas luces), rescata Pre-Textos, una editorial que, ideolog¨ªas aparte, ha apostado por un gran y solvente escritor. Y esto, fundamentalmente, es lo que hace recomendable este libro tan par¨®dicamente anti-izquierda, anti-progresismo (todo en t¨¦rminos perfectamente criticables y alanceados por el rej¨®n del sarcasmo), que carga las tintas un tanto groseramente sobre un tiempo, los a?os sesenta y setenta, en los que la necesidad de acabar con el gallego y su cuadrilla gener¨® toda una serie de tics, modos y comportamientos que, recordados hoy d¨ªa, ya en este siglo, producen, sin duda, desde los palcos de la izquierda, verg¨¹enza, y un cierto inc¨®modo pudor. Duque no deja t¨ªtere con cabeza, juega al pimpampum con todos los t¨®picos de la cultura de izquierdas, de la lucha de clases, de la vocaci¨®n antifranquista, de El Partido como T¨®tem cultural y pol¨ªtico de una ¨¦poca, y todo ello con un brillante sarcasmo, con un inteligente humor, con una acertada iron¨ªa, que recuerdan, muchas veces, la pel¨ªcula Ninotchka, de Ernst Lubitsch, pero otras, las menos, aunque se da el caso, a pel¨ªculas tan grotescamente anticomunistas como la inefable Suspenso en comunismo, de Eduardo Manzano. Pero Duque es un grand¨ªsimo narrador y tiene algo, en ese pasar a los hunos (a los hotros, ni los nombra: ser¨ªa interesante, como ejercicio estival, leer esta novela junto a la rescatada Se?orita B, de Ram¨®n Nieto, que es de otro palco, y de la que se ocupaba, hace unas semanas, en estas p¨¢ginas, Rafael Conte) por el espejo deformado de su particular Callej¨®n del Gato, de Valle-Incl¨¢n. Duque ha hecho (aparte de algunas bromas sobre la estupidez de la izquierda ebria de consignas y de deseos totalmente irrealizables y huecos, y que son atacados sin piedad) una novela anti-social, se ha burlado de sus compa?eros de generaci¨®n, de aquellos "narrandaluces" de la ¨¦poca, aquellas novelas sociales y pro-reforma agraria de gente como Antonio Burgos (hoy ciertamente en otro palco) y nombres as¨ª. A m¨ª me ha divertido en ocasiones esta parodia de novela rural y social, pero no tanto cuando se cachondea, por ejemplo, de una "brutal carga policial" o de un supuesto "torturado" porque la Benem¨¦rita le ha haya dado dos h***: las palabras entrecomilladas son lo que son (lo que fueron), lo diga Agamen¨®n o su porquero.
EL PIOJO ROJO
Aquilino Duque
Pre-Textos. Valencia, 2004
302 p¨¢ginas. 18 euros
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