Poemas del mundo bajo

Charles Bukowski (1920- 1994) -nacido en Alemania pero emigrado con sus padres a Estados Unidos cuando ten¨ªa dos a?os- escribi¨® una poes¨ªa ajena por completo a las convenciones acad¨¦micas o gremiales de los poetas al uso, a los que describi¨® de la siguiente guisa en el poema T¨², mira esto (incluido en el volumen que comentamos): "no hab¨¦is probado / nunca / el verdadero sabor del / Infierno / no os hab¨¦is asomado / nunca / al Borde de vosotros / mismos /no hab¨¦is estado / nunca solos / entre / paredes afilad¨ªsimas". Por tanto, fuera tropos y olimpismos, academias y vanidades y vayamos a la realidad sucia, a la calle y sus detritus donde un tal Hank (la voz de estos poemas) no hace otra cosa que narrar su inconmensurable misantrop¨ªa y sus m¨²ltiples desdichas, su alcoholismo, su promiscuidad, su nihilismo y su ¨¢spero, ¨¢cido y siempre nihilista humor.

Historias de toda laya, disparatadas, siniestras, crueles, desesperadas, protagonizadas por ese Hank errante, aspirante a escritor, maltratado por los editores, incomprendido por sus padres -clavado el poema (Ellos y nosotros) en el que convoca a la flor y nata de la literatura norteamericana del siglo XX para ridiculizar el desprecio de sus padres por la vocaci¨®n de su hijo-, inteligente y c¨ªnico, despiadado y humorista, mel¨®mano y mucho m¨¢s culto de lo que parece. En general, los poemas de este volumen son historias del pasado pero el presente de quien las cuenta nos permite ver que, desde entonces, su vida ha cambiado mucho para bien (aunque ese cambio se esconda y agazape, tal vez para ser fiel hasta el final al limpio fracaso que nunca se corrompe). En ese presente Hank (Bukowski) ya es un escritor que publica (un mecenas le mima), tiene un considerable n¨²mero de fieles lectores y, m¨¢s acomodado y mucho m¨¢s viejo, puede declarar con orgullo su amor a su mujer (lo que contrasta aparatosamente con el salvaje cinismo de la edad podrida).

?ste es el ¨²ltimo libro de poemas de Bukowski, grueso donde los haya, uniforme en su tono y en sus referencias, en sus bronquedades y en su abrumadora sinceridad, pero tambi¨¦n rico en inteligencia cr¨ªtica y, sobre todo, en una poderosa emotividad comprometida a fondo con los hechos que revelan esas confesiones. Y adem¨¢s, de vez en cuando, fulguran inesperadas r¨¢fagas l¨ªricas que recuerdan que tambi¨¦n en los estercoleros crecen las flores.