Errores y credibilidad
La credibilidad es lo m¨¢s importante de un peri¨®dico y esa credibilidad se basa en el rigor informativo. Un rigor que, en ocasiones, se asienta sobre peque?os detalles que pueden parecer insignificantes incluso para los autores de las informaciones, pero a los que los lectores dan gran importancia.
?Da igual confundir reiteradamente en una carrera de relevos de unos Juegos Ol¨ªmpicos una cent¨¦sima con una d¨¦cima de segundo?, como lamenta Ricardo G¨¦nova Santos. ?Y asegurar, en un editorial, que la firma Google estimaba su oferta para salir a Bolsa en unos 35 billones de d¨®lares (35 millones de millones) en lugar de la cifra real de 35.000 millones de d¨®lares? "En castellano" -dice J?rn C. Richter- "disponemos de la palabra millardo, equivalente a la cantidad de mil millones. Le ruego que explique por qu¨¦ no se usa en su peri¨®dico el t¨¦rmino millardo". El Libro de estilo de EL PA?S se?ala que aunque se trata de un t¨¦rmino aprobado por la Real Academia, no tiene tradici¨®n en espa?ol, que s¨ª existe en franc¨¦s (milliard), en italiano (miliardo) y en el ingl¨¦s (billion), por eso prefiere el uso de "mil millones en lugar de "millardo" y miles de millones por "millardos".
?Es lo mismo poner 3,8kw/h, que 3,8kw.h? "El w y el kw son unidades de potencia, es decir, de energ¨ªa por unidad de tiempo, y el kw.h es una unidad de energ¨ªa que corresponde a la que desarrolla durante una hora un elemento con una potencia de un kw", puntualiza Albert Corominas, para quien kw/h no tiene un significado sencillo.
El Libro de estilo de EL PA?S mantiene que debe escribirse vatio y kilovatio, y se?ala que las abreviaturas internacionalmente aceptadas de nombres cient¨ªficos o t¨¦cnicos (unidades de peso y medida, elementos qu¨ªmicos, etc¨¦tera), s¨®lo deben emplearse en cuadros estad¨ªsticos, tablas y nombres de especialidades deportivas o casos similares. Por tanto, deber¨ªa haberse escrito kilovatio hora. Y en la infograf¨ªa kwh, la abreviatura internacional.
?Se puede asegurar que "hoy se consigue producir 1.000 metros c¨²bicos de agua desalada al precio de venta de un litro de agua mineral, cuando hoy el metro c¨²bico ronda el medio euro", confundiendo litros con metros c¨²bicos. "Seg¨²n esto", apunta el lector, "el precio de 1.000 metros c¨²bicos de agua desalada rondar¨ªa los 500 euros, a mucha distancia del precio de un litro de agua mineral". ?Es lo mismo afirmar, por tres veces, que el conocido libro El informe Lugano se public¨® hace una d¨¦cada, para se?alar a continuaci¨®n que la primera edici¨®n se public¨® en 1999? (la fecha real de publicaci¨®n fue 1994).
Mal hist¨®rico
Pues bien, estos errores y otros similares, en su mayor¨ªa f¨¢ciles de detectar y corregir, han sido enviados por los lectores a esta Defensora durante las vacaciones de agosto. Puede que muchos redactores sientan estas quejas como una exageraci¨®n, un exceso de meticulosidad por parte de aqu¨¦llos. Es obvio que los redactores conocen la diferencia entre una d¨¦cima y una cent¨¦sima de segundo, o la existente entre el bill¨®n y el billion americano (mil millones), por poner un ejemplo. Pero la falta de atenci¨®n, los descuidos en el mejor de los casos, hacen que numerosos errores, que luego no se rectifican, queden impresos para siempre. Los lectores los padecen como una agresi¨®n y suelen esgrimir que si en estos casos hay tal falta de rigor, qu¨¦ no pasar¨¢ con los grandes temas.
Los hist¨®ricos del peri¨®dico -y de ello pueden dar fe tambi¨¦n todos los Defensores del Lector- mantienen que en EL PA?S, como en todos los peri¨®dicos del mundo, ha habido errores desde su primer n¨²mero, aunque se?alan que quiz¨¢ los lectores estuvieran entonces m¨¢s preocupados por tener informaci¨®n de lo que realmente suced¨ªa, que por los fallos que salpicaban el peri¨®dico.
Los errores son una especie de maldici¨®n de la que parece imposible librarse. Las causas, creo haberlo dicho antes, son varias y entre ellas, las principales, los propios despistes y desconocimientos de los redactores, su falta de cuidado o el pertinaz incumplimiento del Libro de estilo, am¨¦n de la insuficiencia de correctores.
Ahora, cuando por fortuna los lectores ya no tienen que luchar para estar informados, son,como contrapartida, mucho m¨¢s exigentes a la hora de tolerar los fallos del diario. Por eso, los redactores, editores y dem¨¢s responsables deber¨ªan ser mucho m¨¢s cuidadosos y exigentes con la exactitud de los detalles, ya que la acumulaci¨®n de descuidos y errores puede acabar afectando a la fiabilidad de la informaci¨®n.
Esta Defensora entiende la irritaci¨®n de los lectores y su derecho a abrumarla con las numerosas quejas por fallos gramaticales y errores, pero suspira por una mayor diversidad de temas. ?De verdad somos tan buenos en todo lo dem¨¢s?
Piensen, y no es una justificaci¨®n, que los errores en un peri¨®dico son como las moscas en verano. Hay que luchar insistentemente contra ellas, evitarlas, intentar que no sean legi¨®n y que no molesten demasiado. Pero es inevitable, en verano hay moscas.
Titulares
?Da igual que un titular entrecomillado responda fielmente a las palabras del entrevistado o vale con una s¨ªntesis de las mismas hecha por el periodista?
Sixto Rodr¨ªguez, de Madrid, se queja del t¨ªtulo Yo no prometo goles sino que corro -p¨¢gina 59 de Deportes, 13 de agosto-, que se supon¨ªa respond¨ªa a las palabras textuales de Eto'o, el nuevo jugador del Barcelona. "Al leer la informaci¨®n se advert¨ªa de que la frase que hab¨ªa dicho el jugador era muy diferente. En realidad dijo: 'Yo no prometo 50 goles sino que digo que voy a correr como un negro para que ma?ana pueda vivir como un blanco'. As¨ª que el titular era una interpretaci¨®n, una s¨ªntesis en el mejor de los casos. La frase, que era llamativa, fue reflejada pr¨¢cticamente en toda la prensa nacional menos en EL PA?S, y espero no fuera debido al lenguaje pol¨ªticamente correcto que nos invade".
El redactor jefe de Barcelona, Ram¨®n Besa, da la raz¨®n al lector. "Admito que fue una interpretaci¨®n personal y que me equivoqu¨¦. La declaraci¨®n de Eto'o se interpret¨® como una r¨¦plica a Ronaldo, que promete goles y (supuestamente) no corre, pero no fue por utilizar un lenguaje pol¨ªticamente correcto, sino porque, en esta ocasi¨®n, fall¨¦. Mil perdones al lector".
El Libro de estilo nada dice de las citas textuales en los titulares, pero s¨ª se?ala, en t¨¦rminos generales, que las citas o reproducciones literales de un texto ir¨¢n entrecomilladas, y que hay que distinguir entre lo que es un cita textual y lo que es parafrasear un dicho.
Parece claro que un titular entrecomillado debe ser todav¨ªa m¨¢s cuidadoso con las palabras textuales del interesado. Quiz¨¢ en esta ocasi¨®n el error fue intentar "calzar" como t¨ªtulo una frase tan larga. De entrada, era imposible.
Otro lector madrile?o, Emilio Gonz¨¢lez, se queja del titular Los expertos alertan de una pandemia de gripe (p¨¢gina 34 de Sociedad, 7 septiembre). "Creo que est¨¢ totalmente extrapolado. Cuando un lector ve ese titular, piensa que tenemos encima una pandemia de gripe sobre la que alertan los expertos. Pero cuando se lee el texto se advierte que los expertos se refieren a algo muy distinto. Alertan sobre una situaci¨®n: ning¨²n pa¨ªs del mundo est¨¢ preparado para hacer frente a una nueva hipot¨¦tica pandemia de gripe, lo que puede suceder. Creo que son dos cosas muy diferentes, y que los titulares deben reflejar exactamente el contenido de la informaci¨®n".
Jan Mart¨ªnez Arhens, jefe de Sociedad, explica: "Es cierto que el titular genera confusi¨®n y que, por tanto, deber¨ªa haberse evitado. El error, que no admite paliativos y por el que pido disculpas a los lectores, se origin¨® en un cambio de primera a segunda edici¨®n. En primera edici¨®n, sobre un espacio a tres columnas, se titul¨® Los expertos alertan del riesgo de una nueva pandemia de gripe. Y el subt¨ªtulo se?alaba: Los vir¨®logos recuerdan que ning¨²n pa¨ªs est¨¢ suficientemente preparado. Ideas que coinciden plenamente con el texto. Al recortar dr¨¢sticamente el espacio para segunda edici¨®n por la aparici¨®n de otras noticias, desapareci¨® el subt¨ªtulo y el titular sali¨® mutilado y perdi¨® su sentido".
Los lectores pueden escribir a la Defensora del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensora@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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