"Hay que hacer este trabajo con el coraz¨®n"
Zaheeruddin Abdullah (Parwan, Afganist¨¢n, 1963) estudi¨® Geograf¨ªa y Geolog¨ªa en la Universidad de Kabul, pero el futuro le esperaba con una c¨¢mara debajo del brazo. "Cuando los rusos salieron de mi pa¨ªs en 1989 tras a?os de guerra, empez¨® a llegar mucha prensa internacional. Yo trabaj¨¦ para fot¨®grafos como int¨¦rprete y conductor y, poco a poco, estando con ellos, fui aprendiendo fotograf¨ªa y periodismo", recuerda.
A principios de los noventa se lanz¨® como free-lance y se convirti¨® en colaborador de la agencia Associated Press, que ha distribuido sus fotograf¨ªas durante una d¨¦cada. En este tiempo, ha capturado miles de im¨¢genes en conflictos en lugares como Afganist¨¢n, Cachemira, Tayikist¨¢n, Uzbekist¨¢n e Irak. "Todas las guerras son iguales. En todas mueren personas inocentes y hay tristeza, pobreza, refugiados. Donde hay guerra no existe democracia, ni educaci¨®n, ni derechos humanos. S¨®lo cambian los nombres", subraya Abdullah sentado en un caf¨¦ de San Sebasti¨¢n.
El fot¨®grafo afgano cerr¨® el viernes en la capital guipuzcoana las segundas Jornadas de Fotoperiodismo organizadas por la Asociaci¨®n de Informadores Gr¨¢ficos del Pa¨ªs Vasco. En ellas coment¨® algunos de sus trabajos y present¨® el documental de la BBC The line of fire (La l¨ªnea de fuego) sobre su experiencia en Irak. All¨ª result¨® herido el 6 de abril de 2003, cuando un misil estadounidense atac¨® el convoy de milicianos kurdos y de periodistas en el que viajaba. A su alrededor murieron 18 personas.
Tras salvar la vida, Abdullah logr¨® salir de Irak y llegar hasta Madrid, donde a¨²n se recupera de las heridas f¨ªsicas y ps¨ªquicas del fuego amigo y donde vivi¨® el brutal atentado del 11-M sin poder coger sus c¨¢maras. "Me pidieron que hiciera fotograf¨ªas, pero no pude. Aunque es mi profesi¨®n, no me apetece tomar im¨¢genes de sangre. Todav¨ªa me afecta mucho", admite.
Abdullah se confiesa "idealista". "Este trabajo no se hace por dinero, sino por sentimiento y con el coraz¨®n", sostiene. "Los fot¨®grafos y periodistas de guerra se juegan la vida para que la gente del resto del mundo sepa lo que ocurre, pero es un trabajo muy peligroso, no tenemos seguridad, nos matan por un lado y por otro", apunta.
No sabe si volver¨¢ a cubrir otro conflicto b¨¦lico. "A ver c¨®mo me recupero..." De momento, recoge en un libro sus vivencias. Lo que s¨ª tiene claro es que cuando capta los efectos de la guerra persigue que la gente "se pare a ver la imagen, piense sobre lo que ocurre y reaccione". Por eso, "por encima de la c¨¢mara, lo importante es el ojo del fot¨®grafo. La fotograf¨ªa es el instante, si pasa, nunca vuelve".
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