Astilleros otra vez
Las airadas respuestas de rechazo que est¨¢ teniendo el en¨¦simo plan de reconversi¨®n del sector p¨²blico de la construcci¨®n naval que pretende aplicar el Estado o, m¨¢s bien, el Gobierno de Espa?a, como gustaba decir antes a los del PP en los gloriosos tiempos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, tienen su l¨®gica explicaci¨®n. De golpe, una actividad industrial que da empleo a miles de trabajadores tropieza con una dura realidad. Hasta aqu¨ª se ha llegado. No hay m¨¢s posibilidades de aguantar con dinero p¨²blico un negocio que resulta altamente deficitario. El globo lo ha pinchado la Uni¨®n Europea por mucho que nos queramos aferrar a la incierta suerte que pudieran correr determinados recursos ante los tribunales comunitarios.
Que la industria naval ha ido languideciendo en los ¨²ltimos a?os es de sobra conocido por todos. No es fen¨®meno de ahora, aunque de ello tienen buena culpa las mismas autoridades europeas. Ha habido un desarme unilateral por un exceso de ortodoxia a diferencia de lo que ha ocurrido con los pa¨ªses asi¨¢ticos e incluso, Estados Unidos, que han seguido protegiendo descaradamente a sus astilleros.
Aun as¨ª, es normal que vuelvan al escenario las barricadas y algaradas callejeras, movilizaciones que se radicalizar¨¢n esta semana, tanto en la Bah¨ªa de C¨¢diz como en Sevilla. Asistiremos, por tanto, a una intensificaci¨®n de la protesta que a la larga no viene mal al Gobierno espa?ol para "cargarse de razones" ante Bruselas y reclamar con contundencia algo m¨¢s que compresi¨®n ante la traum¨¢tica situaci¨®n a la que estamos abocados.
Dirigentes sindicales y empresa ya se han visto en m¨¢s de una papeleta similar. Siempre se cumple el mismo ritual. Pero lo que est¨¢ claro es que se acude a la mesa de negociaciones con una pesada mochila plena de antecedentes que pueden poner la cara colorada a m¨¢s de uno. En este sentido, ante la crudeza que adquirir¨¢n las acciones de protesta, cabe recordar un dato sobre el que debe girar toda reflexi¨®n que se haga al respecto: el grupo Izar lleva tres a?os sin nuevos contratos en los astilleros civiles. La situaci¨®n es tan adversa que la construcci¨®n de buques resultaba con un coste superior en un 15% y hasta en un 50% a los ingresos que se pudieran recibir. Ante esta realidad, cabe preguntarse qu¨¦ empresa privada hubiera soportado esta creciente adversidad en sus cuentas. Tambi¨¦n hay que pensar en lo que hayan podido hacer los anteriores gobernantes para resolver el conflicto. Tambi¨¦n habr¨ªa que dirigir la mirada hacia los sindicatos para saber si, de alguna forma, no se sienten, igualmente, responsables, en parte al menos, por omisi¨®n, de la deriva que adquiri¨® la compa?¨ªa hasta llegar al punto de no retorno en el que nos encontramos.
Treta del PP
Es por ello que si bien se puede entender como comprensible la actitud de la Junta de Andaluc¨ªa y del PSOE andaluz, al condicionar todo apoyo al plan de reconversi¨®n al visto bueno previo de los sindicatos, hay que advertir que UGT y Comisiones Obreras sab¨ªan a la perfecci¨®n que el camino que se estaba siguiendo no era el correcto. No emplearon, ni much¨ªsimo menos, la misma energ¨ªa en condenar la treta empleada por los rectores del PP inyectando dinero p¨²blico e integrando en una sola entidad a los astilleros civiles y militares, medidas que a la larga, tal y como se ha comprobado, resultaron letales. La complicidad con estas pr¨¢cticas fue tal que en su momento arremetieron contra aquellos que desvelaron la ¨²ltima maniobra que ten¨ªan preparada los anteriores directivos de la SEPI, como era la venta del suelo en donde se asentaban las factor¨ªas para as¨ª contar con m¨¢s recursos econ¨®micos.
Fueron intentos a la desesperada para resolver el problema. El informe del entonces Comisario de la Competencia, Mario Monti, no da lugar a dudas. Se trat¨® de burlar el control comunitario. En Madrid ni siquiera se molestaron en contestarle a sus reiterados requerimientos reclamando informaci¨®n. As¨ª que los sindicalistas dejar¨¢n sus c¨®modos puestos y regresar¨¢n a las barricadas. Cuentan con el acompa?amiento de los representantes municipales de las zonas afectadas y a los que se les eriza el pelo cuando se habla de entrada de capital privado en Izar. Deben tener motivos para ello dadas las experiencias que han vivido en carne propia, ya que algunos, por privatizar, privatizaron desde las empresas municipales de agua o electricidad hasta los cementerios.
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