Es el momento de la memoria
El inesperado triunfo del partido socialista, el 14-M, gener¨® una serie de expectativas l¨®gicas en torno al desarrollo de pol¨ªticas progresistas. Estas expectativas tambi¨¦n contemplaban la "recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica" en nuestro pa¨ªs a partir de la proclamaci¨®n de la II Rep¨²blica e incluye lo acontecido con el levantamiento militar y la represi¨®n franquista.
Eso es lo que puede explicar por qu¨¦ en los ¨²ltimos meses han tenido una gran proyecci¨®n medi¨¢tica las reivindicaciones de las asociaciones de v¨ªctimas del franquismo, el debate sobre los "papeles" del Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca y las resoluciones aprobadas recientemente en el Parlamento, en el congreso del PSOE y en reuni¨®n del Consejo de Ministros. Esta reacci¨®n, adem¨¢s, se produce en primer lugar porque resulta manifiestamente mejorable el reconocimiento de los que sufrieron la represi¨®n franquista. Es hora de reconocer que el primer gobierno socialista no abord¨® este problema en profundidad, al considerar que se trataba de un asunto delicado y que resultaba inconveniente el abordarlo pol¨ªticamente y contraproducente desde el punto de vista de la convivencia ciudadana. Paralelamente es justo reconocer que no se produjo en la d¨¦cada de los ochenta la demanda, sobre la recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica, que se produce actualmente y que lo que se hizo en esa etapa no tuvo el alcance esperado en la opini¨®n p¨²blica y en los medios de comunicaci¨®n.
En segundo lugar est¨¢ influyendo considerablemente la constataci¨®n de que la derecha pol¨ªtica ha intentado en los ¨²ltimos a?os, y sigue intentando, recuperar su "memoria hist¨®rica" en funci¨®n de sus intereses partidistas con el prop¨®sito de condicionar el voto de los "nietos de los abuelos" que sufrieron la represi¨®n franquista. Todo ello sin ning¨²n escr¨²pulo y rigor hist¨®rico con lo que aconteci¨® en aquel entonces.
Como ejemplo nos debemos remitir al libro del apologista de la justificaci¨®n de la guerra civil, P¨ªo Moa, que culpa a la izquierda, a la Rep¨²blica, y particularmente a Francisco Largo Caballero de todos los males que "justificaron" el levantamiento militar.
De la etapa anterior a la II Rep¨²blica resulta significativo el esfuerzo por recuperar la imagen de pol¨ªticos conservadores como C¨¢novas del Castillo y Eduardo Dato. Este ¨²ltimo incluso ya cuenta con un monumento en la entrada del Ministerio de Trabajo inaugurado en la etapa del ministro Zaplana.
Por eso la democracia debe cerrar definitivamente este cap¨ªtulo en positivo y de una manera justa y razonable, de lo contrario lo har¨¢n en negativo los enemigos de la democracia.
En este sentido la educaci¨®n resulta fundamental. Los j¨®venes no saben lo que ocurri¨® realmente en ese periodo de la historia de nuestro pa¨ªs. No conocen a Franco porque no se ha ense?ado en las escuelas lo que aconteci¨® en esa etapa, y si no se conoce la historia es dif¨ªcil construir el futuro y evitar los horrores de la guerra que cada vez afecta a m¨¢s civiles y, particularmente, a las mujeres y los ni?os.
Parad¨®jicamente en un Estado laico se debate m¨¢s sobre la ense?anza de la religi¨®n que sobre la ense?anza de lo que ocurri¨® en nuestro pa¨ªs hace m¨¢s de 60 a?os. Incluso los j¨®venes, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, han conocido m¨¢s las semblanzas de Don Pelayo, el Cid Campeador, Isabel la Cat¨®lica, a los reyes de la Casa de los Austrias y de los Borbones... que la historia de los movimientos sociales y particularmente del movimiento obrero en el siglo XX, y desde luego no conocen los logros de la II Rep¨²blica, ni el drama de la represi¨®n que vivieron miles y miles de familias, en el interior y en el exilio, bajo la bota franquista. Por eso tenemos que aplaudir, entre otras reivindicaciones, "la revisi¨®n y preparaci¨®n de los libros de texto no actualizados, a todos los niveles de la ense?anza, con el relato de la realidad de la II Rep¨²blica, Guerra Civil, imposici¨®n de la dictadura tras el golpe de estado y la represi¨®n ejercida durante d¨¦cadas, estableciendo los tiempos lectivos o de difusi¨®n necesarios", propuesto por la asociaci¨®n AFAR II Rep¨²blica.
Tambi¨¦n se debe establecer un marco legal para que act¨²e la justicia dejando sin efecto los consejos de guerra sumar¨ªsimos celebrados durante la Guerra Civil, y una vez terminada ¨¦sta, como plantea el magistrado del Tribunal Supremo Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn Pall¨ªn.
Hemos asistido en estos ¨²ltimos a?os, con esperanza, a un gran protagonismo de la justicia espa?ola en la persecuci¨®n de la violencia y la represi¨®n llevada a cabo en pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, concretamente y sobre todo en Chile -caso Pinochet- y en Argentina. Parad¨®jicamente no se han levantado las mismas voces en la persecuci¨®n de la depuraci¨®n de los violentos y de los cr¨ªmenes de guerra cometidos en nuestro pa¨ªs. Todav¨ªa, incluso en las plazas de los pueblos y en las fachadas de algunas iglesias, encontramos monumentos anacr¨®nicos y homenajes a los ca¨ªdos por Dios y por Espa?a del bando mal llamado nacional, lo que resulta verdaderamente incomprensible que pueda ocurrir en un pa¨ªs democr¨¢tico integrado plenamente en la Uni¨®n Europea, como lamentable resulta la decisi¨®n que tom¨® en su d¨ªa el Ayuntamiento de A Coru?a, presidido por el socialista Francisco V¨¢zquez, de rechazar una moci¨®n del BNG en la que se propon¨ªa la retirada de las im¨¢genes y los nombres de los sublevados en 1936.
En este sentido nos sentimos solidarios con el informe NIZKOR, firmado por 17 asociaciones, cuando piden "declarar por Ley la nulidad de todas las acciones legales del r¨¦gimen franquista, haciendo menci¨®n expresa a las Resoluciones de las Naciones Unidas adoptadas por unanimidad por la Asamblea General de la ONU, el 9 de febrero de 1946 (Res. 21(I)) y el 12 de diciembre de 1946 (Res. 39(I)), y a su car¨¢cter criminal seg¨²n las normas de derecho internacional. As¨ª como declarar la nulidad de todos los juicios penales y militares por arbitrarios e ilegales, adoptando las medidas adecuadas para el resarcimiento proporcional y actualizado de las v¨ªctimas, as¨ª como la reconstrucci¨®n de los archivos penales y judiciales afectados".
En el plano econ¨®mico y social todav¨ªa comprobamos con sonrojo que algunas personas que sufrieron la separaci¨®n de sus familias y el exilio -los llamados "ni?os de la guerra"- se encuentran con pensiones de miseria que no podemos aceptar sin escandalizarnos.
Tampoco la jerarqu¨ªa de la iglesia ha cerrado esta etapa, desde la autocr¨ªtica y la responsabilidad hist¨®rica, donde intervino activamente a favor de los vencedores. Por lo tanto ya es hora de que respete la verdad y reconozca que los perdedores cumplieron escrupulosamente la legalidad de la Segunda Rep¨²blica. Sin ning¨²n tipo de "vendeta", pero con una decisi¨®n clara y terminante que ayude a la reconciliaci¨®n definitiva. Para ello lo primero que tiene que hacer es pedir perd¨®n al pueblo espa?ol por su apoyo nacional e internacional al r¨¦gimen franquista.
Por otra parte, y a pesar de lo dicho, es justo reconocer la responsabilidad puesta de manifiesto en los ¨²ltimos 30 a?os por el mundo progresista: las gentes de la universidad en general, de la cultura, de los partidos de izquierda, de los sindicatos, de algunos medios de comunicaci¨®n y de asociaciones de todo tipo que han abordado esta etapa de nuestra historia con rigor y con seriedad, sin pretender abrir heridas. Precisamente se trata de todo lo contrario, de cerrar esta etapa en positivo para no seguir hablando m¨¢s de las dos Espa?as. Ahora, es el momento de resolver este problema. Una nueva demora no tendr¨ªa ninguna justificaci¨®n. Desde luego el Gobierno y los partidos de centro-izquierda no lo pueden hacer todo, por eso deben ayudar en lo posible a las asociaciones, fundaciones y organizaciones que tienen como misi¨®n fundamental recuperar la verdad de lo que ocurri¨® en aquel entonces, impulsando y animando el desarrollo de pol¨ªticas tendentes a recuperar la memoria hist¨®rica en sus ¨¢mbitos correspondientes.
Para ello hay que impulsar las medidas necesarias que pongan remedio a la actual situaci¨®n en el marco pol¨ªtico, jur¨ªdico, educativo y asociativo. Ello dar¨ªa paso a un gran homenaje de la sociedad civil a las v¨ªctimas del franquismo, con la participaci¨®n directa de todos los implicados en esta parte de nuestra historia, aprovechando que en este a?o 2004 conmemoramos el 65? aniversario de la terminaci¨®n de la Guerra Civil.
Jos¨¦ Antonio Sarac¨ªbar Sa¨²tua es presidente de la Fundaci¨®n Francisco Largo Caballero.
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