Las personas de Jaime

Placer, pena, pasado. La verg¨¹enza de las noches de amor sin deseo, los amigos que se fueron, la exaltaci¨®n y el miedo de estar solo cuando va a atardecer, los tiempos lejanos de la p¨¦rgola y el tenis, las ruinas de la inteligencia. El mundo ¨¢spero, tierno, refinado, atroz, bello y sabio, definitivamente imprescindible, de la poes¨ªa de Jaime Gil de Biedma (Barcelona, 1929-1990) fue evocado anoche en el Teatre Lliure de una manera conmovedora por una docena de personajes de la vida cultural y pol¨ªtica que se prestaron -con una entrega acorde con la del propio poeta- al juego de escoger, presentar y recitar a su manera uno de los poemas del autor. ?ste tambi¨¦n estuvo presente mediante unas grabaciones en las que se le escuch¨® leer sus propios poemas y que sirvieron de contrapunto a las lecturas ajenas.

Se recit¨® mejor o peor pero entre todos, Paco Ib¨¢?ez apoy¨¢ndose en su guitarra y cantando Triste historia, S¨ªlvia Comes cantando tambi¨¦n Canci¨®n de aniversario, Jaume Sisa, Anna Maria Moix, Carme Riera, Serana Vergano, etc¨¦tera, crearon una atm¨®sfera de espeso sentimiento que catapult¨® los versos de Gil de Biedma directamente al coraz¨®n del p¨²blico.

Hubo momentos de enorme emoci¨®n: cuando Juan Mars¨¦ dijo los versos de Despu¨¦s de la muerte de Jaime Gil de Biedma en los que aparece su propio nombre y aquel "¨²ltimo verano de nuestra juventud"; cuando Enric Maj¨® record¨® los divertidos viajes en coche con el poeta y Pep Madern -"ten¨ªan una buena relaci¨®n", anot¨® esbozando una sonrisa dulce- y recit¨® luego, espl¨¦ndidamente, las desgarradoras l¨ªneas de Contra Jaime Gil de Biedma, y cuando Mario Gas -que sigui¨® el recital desde su silla acodado en un pasamanos y con un vaso largo en la mano como si estuviera en Bocaccio o en una de aquellas barras de los bares preludio de "los ascensores de luz amarilla / cuando llegas, borracho, / y te paras a verte en el espejo / la cara destruida"- tuvo un recuerdo para la reci¨¦n fallecida Christa Lem y le dedic¨® su lectura de Pand¨¦mica y celeste: "?Si yo no puedo desnudarme nunca / si jam¨¢s he entrado en unos brazos / sin sentir -aunque sea nada m¨¢s que un momento- / igual deslumbramiento que a los veinte a?os!". Uno de los reclamos de la velada era escuchar a Josep Llu¨ªs Carod Rovira recitar a Gil de Biedma. Eligi¨® En el nombre de hoy y le puso ganas venciendo incluso el acento y la cantarella caracter¨ªstica que les impuso a los versos. El otro pol¨ªtico de la noche, Alfonso Guerra, record¨® que "en una vida anterior" fue poeta, "mal poeta", y que Gil de Biedma colabor¨® con 300 pesetas y un poema in¨¦dito en un proyecto de revista que hizo ¨¦l con unos amigos. Ley¨®, tras destacar la concienciaci¨®n social de que hace gala el poeta y su "canto al mestizaje", Barcelona ja no es bona o mi paseo solitario en primavera -?hay que ver c¨®mo pronunci¨® "Sitges"!- y aunque estuvo algo mitinero, gust¨®.

La noche se cerr¨® con un af¨¢n de seguir leyendo y escuchando a Gil de Biedma y hubo quien record¨® aquellos versos de De ahora en adelante: "Todav¨ªa / hay quien cuenta conmigo. Amigos m¨ªos, / o mejor: compa?eros, necesitan, / quieren lo mismo que yo quiero / y me quieren a m¨ª, igual / que yo me quiero".