Amores imposibles

Dos elementos se recordar¨¢n tal vez en el futuro de una pel¨ªcula tan endeble como Escuela de seducci¨®n. Uno es la abrumadora lista de cameos, actuaciones de breves segundos, y la singular procedencia de todos los invitados: Maruja Torres, Sergi L¨®pez, Carmen Alborch, Boris Izaguirre, Fernando Romay, Manolo Lamas, I?aki Gabilondo, Luis del Olmo, Las Veneno, Kiko Narv¨¢ez, Fernando Schwartz, Nieves Herrero y un Alejandro Sanz que se marca dos de sus temas m¨¢s conocidos... y seguramente se queda alg¨²n nombre m¨¢s en el tintero.

Otro, el saber qu¨¦ hubiera podido ser, con un gui¨®n m¨¢s competente, del deb¨² en la pantalla del singular Javier Veiga, un hombre a quien tenemos visto en la televisi¨®n y que aqu¨ª, en los momentos en que no tiene que lanzarse, como todo el resto de sus pares, por el arriesgado tobog¨¢n del exceso, deja m¨¢s que ostensibles muestras de su oficio.

Todo lo dem¨¢s, desde el atolondrado asunto de la Escuela de Seducci¨®n Mon Amour del t¨ªtulo, hasta la (imposible) irrupci¨®n de un pelmazo oyente nocturno de un programa de confesiones a medianoche que conduce la ambiciosa Sandra (una Victoria Abril que, en la l¨®gica de su talento, saca el mejor partido posible de un personaje muy poco construido), termina cayendo en el olvido.

Ritmo equivocado

Tiene la culpa un ritmo por completo equivocado (el que le impone la direcci¨®n de Javier Balaguer, un hombre que dio muestras de mejores maneras en su filme de exordio, S¨®lo m¨ªa), as¨ª como la acumulaci¨®n de situaciones que se pretenden c¨®micas, pero que resultan s¨®lo moderadamente tolerables.

Y es que intentar actualizar el viejo tema del enfrentamiento de sexos a partir de ingredientes tan sobados y arquetipos tan inconsistentes tiene tales riesgos, que ni el m¨¢s capacitado de los cultores de la comedia hispana habr¨ªa salido bien parado de tal empresa.