La ciencia-ficci¨®n espa?ola reivindica su libertad y su capacidad de llegar al lector
Los escritores del g¨¦nero reclaman m¨¢s atenci¨®n de los promotores culturales
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El encuentro literario Kosmopolis reuni¨® ayer a un conjunto de personajes digno del puente de la nave espacial Enterprise: tres de los mejores escritores espa?oles de ciencia-ficci¨®n -Elia Barcel¨®, Javier Negrete y Juan Miguel Aguilera- y dos editores del g¨¦nero -Miquel Barcel¨® y Marcel Souto-. Ante un p¨²blico numeroso y apasionado (una venerable se?ora declar¨® su amor por Flash Gordon), los cinco debatieron sobre la importancia de la ciencia-ficci¨®n en el mundo cultural y reivindicaron la libertad del g¨¦nero y su capacidad de llegar al lector, a cualquier lector.
Los cinco participantes en el debate, que fue seguido en primera fila por un gran autor cl¨¢sico estadounidense, Joe Haldeman, el autor de La guerra interminable (que ofrece una conferencia ma?ana), evidenciaron una disparidad de criterios que contrast¨® vivamente con la imagen homog¨¦nea -y reductora- que mucha gente tiene de la ciencia-ficci¨®n. En ese sentido, la reuni¨®n tuvo m¨¢s de bar de La guerra de las galaxias (ese elogio de la diversidad y el mestizaje, incluso intergal¨¢cticos) que de los monocromos ej¨¦rcitos de Metr¨®polis, para entendernos.
Sorprendi¨® de entrada que los tres autores presentes marcaran distancias con el g¨¦nero del que est¨¢n considerados magn¨ªficos representantes. Lo hicieron para subrayar que uno de los rasgos de la madurez de ese g¨¦nero en Espa?a es precisamente que los escritores son ya libres de entrar y salir de ¨¦l a su antojo y de utilizar sus elementos para crear ficci¨®n sin sujetarse a cortapisa, etiqueta ni fandom algunos. Al cabo, se adujo, H. G. Wells no escrib¨ªa bajo ninguna denominaci¨®n de origen.
Elia Barcel¨® lleg¨® a proponer la nueva categor¨ªa de "literatura extrapolativa" para sus obras, y Negrete se?al¨® que su ¨²ltima novela es nada menos que hist¨®rico-er¨®tico-fant¨¢stica -"y adivinen en qu¨¦ secci¨®n me la han colocado en las librer¨ªas", a?adi¨® entre risas-.
Sentido de la maravilla
Ante esa feliz escapada en tromba del redil de la ciencia-ficci¨®n, Miquel Barcel¨®, uno de los editores y te¨®ricos m¨¢s influyentes del g¨¦nero, trat¨® de poner un cierto orden. El editor apunt¨® la especulaci¨®n, o sea, la capacidad de imaginar, y el sentido de la maravilla como los dos elementos b¨¢sicos del g¨¦nero, y advirti¨® que ya es hora de que cambie la imagen popular que identifica la ciencia-ficci¨®n como "material infecto para adolescentes descerebrados". Algo que, reflexion¨®, se debe en buena parte al cine de Hollywood -cit¨® Matrix- y a los muchos malos libros que el g¨¦nero ha producido en su historia -"pero, ?acaso el 90% de todo lo que hace el ser humano no es basura?", a?adi¨® recordando el c¨¦lebre teorema de Sturgeon (enunciado por el escritor de ciencia-ficci¨®n Theodore Sturgeon)-. En realidad, recalc¨®, "no es f¨¢cil leer la buena ciencia-ficci¨®n, es una literatura exigente con el lector". Negrete terci¨® que escribir bien "es m¨¢s que hacerlo como Azor¨ªn", y que la ciencia-ficci¨®n puede aportar mucho al lenguaje literario. "?Y cu¨¢ntos lectores potenciales no ha matado Azor¨ªn!", exclam¨® Elia Barcel¨® enviando un rayo letal al pobre escritor.
De la socorrida consideraci¨®n que hace de la ciencia-ficci¨®n un g¨¦nero de valor esencialmente prospectivo, Miquel Barcel¨® apunt¨® que "Julio Verne no invent¨® el submarino, ya exist¨ªa; la ciencia-ficci¨®n es como el tarot, de 10.000 predicciones acierta una". Y recalc¨® que su valor real es que "ense?a a pensar que puede haber sociedades distintas".
Para el editor, el principal problema es que la mayor¨ªa de los promotores culturales espa?oles "pasan de la ciencia-ficci¨®n. No creen en ella. Igual que con el c¨®mic". Tambi¨¦n hay problemas internos. "El lector espa?ol de ciencia-ficci¨®n es muy suyo", dijo Miquel Barcel¨®. "Hay pocas mujeres lectoras del g¨¦nero", apunt¨® Elia Barcel¨® -que no guarda ning¨²n parentesco con Miquel-. "Y de escritoras s¨®lo est¨¢s t¨²", le record¨® Aguilera.
"No me importan los conflictos gal¨¢cticos", manifest¨® en otro momento Elia Barcel¨® -que parad¨®jicamente, dado el g¨¦nero que cultiva, no supo c¨®mo apagar su m¨®vil cuando empez¨® a sonar desaforadamente-, "sino la gente, las personas; el ¨²nico inter¨¦s de la literatura, de cualquier tipo de literatura, es el ser humano". La experiencia de la escritora con su descontrolado tel¨¦fono hizo brotar al autor de ciencia-ficci¨®n en Negrete: "?Imaginan c¨®mo hubiera sido un 23-F con m¨®viles?".
Aguilera consider¨® que, pese a la disparidad de temas y estilos, "en Espa?a tenemos un punto de vista propio en el g¨¦nero". El escritor reclam¨® que se publiquen m¨¢s autores europeos en nuestro pa¨ªs, y se?al¨® la pujanza y tradici¨®n de la ciencia-ficci¨®n francesa, tan desconocida aqu¨ª. Elia Barcel¨® dej¨® caer la idea de que la ciencia-ficci¨®n "puede tener un papel en la construcci¨®n de la identidad europea". La escritora anot¨® luego que uno de los triunfos de la ciencia-ficci¨®n espa?ola es que se haya conseguido que los ovnis no hayan de aterrizar forzosamente en Iowa y ya puedan hacerlo -en las novelas al menos- en Elda.

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