Un problema de peso
La obesidad se ha convertido en Espa?a en un problema inquietante que exige no s¨®lo campa?as de informaci¨®n oficiales, sino estrategias radicales desde la escuela para cambiar los malos h¨¢bitos de alimentaci¨®n que se han incrustado en nuestros hogares en un lapso de apenas dos d¨¦cadas. Es en la poblaci¨®n infantil donde el panorama resulta m¨¢s preocupante, a juzgar por los ¨²ltimos datos de Sanidad, que revelan que nuestro pa¨ªs es el segundo de la UE con m¨¢s ni?os obesos, s¨®lo por debajo del Reino Unido y no muy lejos de la grave estad¨ªstica de Estados Unidos. El 16% de los ni?os espa?oles con edades entre 6 y 12 a?os padecen hoy de obesidad frente a un 4,9% hace veinte a?os, y se estima que el 30% de los menores sufre de sobrepeso. El cuadro no es mejor en la poblaci¨®n adulta: el 14,5% son obesos y el 39,5% tienen varios kilos de m¨¢s.
La ministra de Sanidad, Elena Salgado, ha calificado esta tendencia como una epidemia y anuncia para antes de fin de a?o campa?as destinadas a fomentar la buena alimentaci¨®n. Vigilar los men¨²s de los colegios puede ser un punto de partida. Su antecesora en el cargo prometi¨® medidas pero no lleg¨® a concretarlas. No es un problema menor ni mucho menos est¨¦tico, porque, adem¨¢s de los efectos nocivos para la salud de quienes lo padecen, puede tener un impacto social y econ¨®mico notable y acortar la esperanza de vida.
La obesidad no es reflejo de opulencia. Suele afectar a las capas con menor nivel econ¨®mico y cultural. La primera potencia mundial, EE UU, se ha visto tan seriamente azotada por el mal que ha decidido emprender una pol¨ªtica reeducativa para mitigarlo. Sin duda, la mezcla de una alimentaci¨®n escasa en cereales, legumbres y frutas, el incremento de la comida basura y el sedentarismo afectan a todos los segmentos de edad. El consumo excesivo de televisi¨®n en la infancia y la adolescencia (m¨¢s de tres horas diarias) pasa factura y aboca a trastornos de salud en la vida adulta como son la gordura o los problemas cardiovasculares.
Algunos pa¨ªses de la UE han decidido emprender soluciones expeditivas. Francia, por ejemplo, decidi¨® este verano prohibir las m¨¢quinas de venta de golosinas en los colegios y gravar m¨¢s las mezclas de bebidas de alcohol y cola. Son remedios que ayudan, pero no bastan para resolver un serio problema social. Dicho esto, resulta sangrante que, entretanto, una sexta parte del planeta malviva y pase hambre.
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