Sabor genuino en los 'diners'
Nueva York, a trav¨¦s de 10 de sus restaurantes m¨¢s aut¨¦nticos
Parte de los rituales que te hacen neoyorquino es elegir entre los cientos de diners de la ciudad tu preferido. No es tarea simple. Los diners hacen lo posible por no distinguirse demasiado los unos de los otros. Todos tratan de pare
cerse a un vag¨®n de tren-restaurante que por azar se estacion¨® en la ciudad (el Cheyenne de la Novena Avenida con la calle 33 es un ejemplo de diner cl¨¢sico). Suelo de flexit, mesas largas, mullidos bancos, ventanales hacia la calle...; como en el cuadro de Hopper o como en cientos de secuencias de tantas pel¨ªculas norteamericanas, desde El bosque petrificado, con Humphrey Bogart, o Frankie y Johnny, con Al Pacino y Michelle Pfeiffer, hasta la escena que Jack Nicholson hizo legendaria en Five easy pieces.
Nadie va a un diner a buscar exotismo, pero s¨ª que se encuentra cierta variedad culinaria, dado que la carta puede constar a veces de m¨¢s de cinco o seis p¨¢ginas indicando los platos del d¨ªa, las omelettes, los s¨¢ndwiches y los postres gigantesca y dolorosamente dulces. En el diner no se trata de satisfacer el paladar, sino otro sentido m¨¢s oculto, pero igualmente esencial: la libertad. Los diners, abiertos 24 horas, son una forma de seguir, sentado y comiendo, ese ritmo constante de viaje sin destino ni descanso que ba?a de urgencias las calles de Nueva York.
En un diner, ning¨²n camarero te va a decir que no tienen lo que pides, o ponerte mala cara si pides espaguetis con patatas fritas al lado, o el postre antes de la comida, o huevos revueltos a las dos de la madrugada. Se mezclan en sus bancos ejecutivos, pordioseros, taxistas y amas de casas. Los diners son el pedazo del sue?o americano que les queda a los insomnes. Y es una tradici¨®n que los camareros alimentan generosamente, pues lo primero que te preguntan es: "?Te sirvo caf¨¦?".
De colecci¨®n
Sin embargo, no todos los diners son tan an¨®nimos y banales. Algunos se han vuelto visita obligada. El m¨¢s c¨¦lebre de todos sigue siendo el Tom's Diner, en Broodway con la calle 112, cerca de la Universidad de Columbia. Ni por fuera ni por dentro es diferente a sus vecinos el Metro Diner, o el Manhattan Diner, o varios otros en Broadway m¨¢s arriba de la calle 79. S¨®lo que su fachada, completamente anodina, sal¨ªa en Seinfield, y su ambiente an¨®nimo y al mismo tiempo familiar ha sido homenajeado en la canci¨®n ep¨®nima por Suzanne Vega.
Otro diner que visitan los turistas habitualmente es el Empire Diner, en la D¨¦cima Avenida entre las calles 20 y 21. Ayer iluminaba un barrio m¨¢s bien olvidado y de mala reputaci¨®n: Chelsea. El barrio cambi¨®, y el Empire, con su silueta del Empire State Building de pararrayos, brilla como un resto de profunda Am¨¦rica con un toque kitsch sofisticado, en medio de las galer¨ªas de arte de la zona. Diner mod¨¦lico, exterior de lata, estrecho y comida sure?a (a precios bastante exorbitantes), con camareros en camisetas sin manga esperando un casting que los haga famosos.
Al otro extremo de la ciudad, y en otro universo mental, se sit¨²a el Skyline Diner (en Lexington con la 75). Su interior es de madera; sus camareros, ancianos que lo saben todo. Decorado con viejos carteles de Coca-Cola y fotos de famosos de los a?os treinta, es una parada ideal entre los museos del barrio (Metropolitan, Guggenheim, Whitney). Comida muy tradicional americana en un ambiente de calma y familiaridad.
El Tiffany, en cambio, se caracteriza justamente por su falta de tranquilidad. En pleno West Village, en la S¨¦ptima Avenida con West 4th, hay que visitarlo de madrugada, cuando travestidos y borrachos se miran con desconfianza. Si uno se cansa de sordidez puede desembarcar en el Hudson Diner, en la calle de Hudson, donde los camareros mexicanos te sirven caf¨¦ cada dos minutos. Cerca, en Tribeca, el Square Diner figura como un verdadero resistente ante la invasi¨®n de restaurantes de lujo. El due?o asegura que es el "¨²nico restaurante del barrio sin velas en la mesa". Es adem¨¢s el ¨²nico sitio de la zona donde se puede comer por menos de 10 d¨®lares.
El tour puede seguir hasta el infinito, pero buscar un diner propio es ir contra la m¨ªstica profunda de estos lugares. Los diners no se buscan, se encuentran. Hay que elegir su diner como quien elige su trampa. El m¨ªo se llama Malibu Diner y queda en la calle 23 muy cerca de la S¨¦ptima Avenida. Cubierto por el andamio de una obra, le llega poca luz. En el Malibu, como en la gran parte de los diners de Nueva York, uno acaba teniendo una experiencia profundamente americana y al mismo tiempo internacional. Los camareros del Malibu son rumanos; los cocineros, mexicanos; los due?os, ¨ªtalo-americanos, y todos intentan entenderse usando lo menos posible el ingl¨¦s: la ¨²nica lengua que tienen en com¨²n.
Un televisor en medio de las botellas del bar cuenta las noticias. La tarde transcurre sin importancia. El desayuno continental es reemplazado por los almuerzos vegetarianos y la sopa, y la noche. Sentado en el banco, mirando la calle, uno no puede evitar meditar sobre todo y sobre nada. Joseph Roth amaba en el Imperio Austroh¨²ngaro "lo permanente dentro de la constante transformaci¨®n, lo usual dentro del cambio y lo conocido dentro de lo inusual". Los diners son un poco eso, lo permanentemente igual en una ciudad de perpetuo cambio, la unidad dentro de la diversidad. Un lugar donde sabes qu¨¦ encontrar y donde puedes reencontrarte, an¨®nimo trasnochador esperando en la barra a una actriz desvencijada, a un borracho o a un ni?o que te suelte dos o tres verdades.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir
- Iberia
(www.iberia.com; 902 40 05 00) ofrece en su web vuelos directos, ida y vuelta, desde Madrid, salidas hasta el 30 de septiembre, a partir
de 401 euros, m¨¢s tasas. Entre
el 1 de octubre y el 10 de diciembre, billetes a partir de 311 euros.
- KLM (902 22 27 47; www.klm.com) oferta vuelos ida y vuelta desde Madrid y Barcelona, v¨ªa Amsterdam, a partir de 275 euros, m¨¢s tasas.
- British Airways (902 11 13 33; www.britishairways.com) ofrece en su web vuelos de ida y vuelta con salidas desde Madrid, Barcelona y Bilbao, v¨ªa Londres, hasta el 20 de noviembre, a partir de 277 m¨¢s tasas.
Informaci¨®n
- Oficina de turismo de Nueva York (00 12 124 84 12 22; www.nycvisit.com).
- www.dinercity.com.
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